La mía es horrible, sencillamente espantosa, vergonzosa. Cuando hablo "natural", lo hago de un modo por demás lento, con un timbre como de ganso, o muy gangoso.
Pero también varía con respecto a qué tan mal o en qué situación me halle. Por ejemplo, con familiares que no viven conmigo, como si fuera un acto de sumisión involuntaria, retrocediendo a los tiempos en que vivía con ellos, de niño, y hostigaban horriblemente, mi voz se vuelve como de niño miedoso, muy quejumbrosa. Tengo un tío soberbio como él solo y al que evito a como dé lugar, que las últimas veces nada más estaba esperando la oportunidad para sermonearme diciendo "habla bien", "por qué no puedes hablar bien?", como si fuera a propósito hablar así.
A veces hago la voz más grave (no me sale con mis familiares), pero me resulta difícil controlarla por mucho tiempo, y a veces se me pasa y se escucha totalmente forzada.
Una razón más para no hablar, ni en público ni por teléfono.
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