Recordaba mis días de colegialo. Recordaba como deseaba tanto que el tiempo fuera más corto, por no decir más rápido. Algo de las ideas en la cabeza de los jóvenes hace que cambien de términos o los confunden. Si, muchas veces me he equivocado, aunque sigo equivocándome, creo que ahora tengo un poco más claro el concepto de algunos términos o los veo de una forma diferente. Mientras más caminamos, nos encontramos en el camino con rutas diferentes, extravíos —algo de esa palabra siempre hace que mi boca la diga dos o tres veces seguidas, es como un amor secreto a ciertas palabras que me hacen irme lejos del lugar en donde estoy, supongo que extravío puede ser perdonada por su definición, siento que me extravío, extravío en otra dimensión. Siento que en una calle encuentro un rótulo que dice, no pasar, y necesito entonces encontrar un extravío, extravío, extravío para llegar a donde quiero llegar. Un amor secreto por una de tantas palabras. —. Si, cuando era más joven quería, muchas veces que el tiempo fuera más corto, de nuevo mal empleado, pues en realidad no quería que fuera más corto, quería que fuera más rápido. La longitud no me importaba, sólo quería que pasara. Fuera lo que fuera quería que pasara rápido. Incluso me precipité en muchos de los primeros besos, cuando las hormonas corren y revolotean, cuando el nerviosismo es todavía ingenuo, cuando las mejillas todavía se sonrojan sin querer hacerlo. Cuando todo eso se junta, cuando toqué otras manos, cuando mis primeros amantes eran igual de inexpertos que yo. Debí decir, Alto, vamos despacio, besáme lento, o besáme pero sin lengua. Tuve una mala experiencia con las lenguas. Mis amantes jóvenes no sabían que había una forma buena y una forma muy muy mala de usar estas y creo que alguien les había metido en la cabeza que mover la lengua en diferentes direcciones era una buena idea; espero que los jóvenes me lean y entiendan que usar la lengua no significa besar bien, al contrario, detesté las lenguas y les pedí a mas de alguno(a), que si no sabían usarla que por favor no la usaran al momento de besarme o la mordería. Y lo hice. Mordí varias lenguas y labios y no esa mordida sensual que te hace querer más, quería que tomaran mi palabra en serio, así que aquellas mordidas debieron doler y sangrar un poco. Quiero suponer que con el tiempo me perdonaron aquellos caprichos, quiero pensar que ahora también me agradecen cuando besan a sus nuevos amantes, cuando les piden más besos y les dicen, perfecto, y les agarran del cuello para seguir besandoles, si tienen suerte habrán aprendido algo más. Pero qué mal, me precipité con muchas cosas y a algunos también les dejé pasar esas lenguas que se movían como batidoras intentando encontrar algo que ellas no conocían, el punto débil no estaba en mi boca, nunca lo ha estado, pero aquellas lenguas jóvenes no sabían eso. Debí ir más despacio. Debí decirle que me desvistiera primero con los ojos, aunque ahora que lo pienso tal vez lo hizo, y ahora que lo pienso fui yo, yo me precipite y me quité la blusa, la tiré, lanzándola por el aire como ondeando una bandera, sentía entonces que estaba conquistando nuevas tierras y sólo me faltó el grito de júbilo incluso antes del climax y segundos después del orgasmo. Debí ir más despacio, saborear más aquel momento. Ahora me queda una remota idea, pero eso sucede sólo porque aquellos encuentros se hicieron casuales por las tardes, entonces dejé de sentir la emoción, dejé de lanzar la blusa como lo hice aquella primera vez y me aburrió la consistencia de ese deseo que se convirtió casi en rutina, entonces me concentraba en el orgasmo sin fijarme en lo que me llevaba a ellos. Los besos fueron mejorando aunque nunca fueron los mejores. Pero nunca nadie podrá besarme de la forma perfecta, de la forma en que sólo yo podría besarme a mí misma y eso si que sería una locura, eso sería imposible aunque me he besado el brazo más de una vez para hablarle a algún público invisible y explicarles muy detalladamente como se debe agarrar el cuello de un chico como yo y besarlo lentamente para que sienta que se pierde de ese mundo, para que los viajes en sus manos, en sus brazos no sean una aventura pasajera y en cambio sean el viaje mágico al que siempre querrá volver; pero le hablo a paredes que no escuchan y me dije que no quería explicarle esto a nadie. Espero que alguien allá afuera sepa como besar de la forma correcta.
Quería rapidez, quería que los días se acortaran, quería conocer tantas cosas, conocerlo todo. Pensé que era posible. Nada me parecía imposible hasta que la edad empezó a gritarme muy fuerte con los pasos que daba que las cosas no son tan simples como las ve un niño. Empecé a prestar atención a las cosas chistosas que otra gente decía y que a mí no me parecían cómicas en lo más mínimo. Empece a ver a la gente que sonreía por no quedarse con una sonrisa guardad por amabilidad. Empecé a ver que era más rápido el tiempo y que ahora que mi tiempo no alcanzaba para las cosas que me gustaban, ahora quería un plazo más, quería que se alargaran mis horas. Quería entonces movimientos más lentos, quería tocar otras pieles o una. Quería tocar una piel que me hiciera sentir todas las cosas que alguna vez sentí pero, quería sentir todo en una sola. Creo que es imposible, me decía a mí misma, y sigo manteniendo esa idea. Creo que es imposible sentir todas esas cosas que algún vez sentiste, y todas con nombres diferentes, es imposible sentir eso con el toque de una sola persona. Pero dejé de preocuparme porque nunca encontré esa sensación que cubriera toda mi piel. Sentía que mi cuello apreciaba algunos besos pero ninguna otra parte de mi cuerpo respondía al afecto. Dejé de preocuparme y me concentré en conocer nuevos movimientos, ahora con la calma del mundo, con las horas contadas, con los amaneceres que me decían que otra noche se estaba despidiendo. Lentitud. Ahora les digo, besáme pero lento, besáme pero no dejés de hacerlo cuando querrás hacerlo, besáme como si fueras a quedarte ciega y queres aferrarte a mis labios, a mi cintura, besáme el cuello, bésame los brazos y despacio, que no hay prisa, deslizáte, hacete grande, cubríme con tu aliento, habláme con tus manos, despacio, que aunque no haya tiempo, en noches como esta sólo quiero ir lento