Igual que uno debe usar palabras del mismo idioma que aquel que recibe el mensaje, todos los cuentos e historias producto de la imaginación se producen con cosas ya conocidas de la realidad. Si quieres hacer el cuento más ameno pregúntate ¿Cuánta realidad?
El sitio es precioso, sobre todo de noche. De día es casi un desierto solo que en la montaña, con los bichos haciendo ruido y con demasiado calor. De noche, está completamente apartado de la ciudad y conserva el calor del día durante horas. Lo mejor de que esté apartado, lo que lo hace tan bello, es el cielo. Hay que huir bastante lejos para poder ver la vía láctea, me refiero al camino de leche vaya. Hay muchas más estrellas de las que haya visto en ningún otro lugar, a veces hasta se ve alguna fugaz. Hay una piscina de plástico con agua en el exterior que durante el día usa el niño. Yo estoy a remojo, el único sonido es el de mi mano acariciando la superficie del agua.
La puerta se abre, por la apertura llega el resplandor de la luz del interior, junto con el olor de una cena sabrosa casera y ruido de risas, comentarios regados con alcohol y cubiertos.
Y ahí ha salido conmigo el sujeto número 1, que enciende un cigarro para hacerme de rabiar. El sujeto número 1 tiene cuerentaylargos, pero se conserva genial, muchas horas en la piscina. Enciende un cigarro, lo hace porque sabe que me disgusta y sobre todo que me disguste verla hacerlo cuando hace nada ha prometido que no lo haría. Me empieza a explicar cómo hizo para conocer a su actual marido y padre de un rizoso hijo. Resumiendo, le dio envidia saliendo mientras lo perseguía con otro hombre.
Es una historia curiosa la de su exmarido durante el divorcio, fueron juntos a un abogado y al acabar, él le pidió a ella que se quedase. Allí el abogado le dijo claramente que podía sacarle mucho más a él, que si quería ella contratarlo aparte... a lo que ella le dijo al abogado "espere un momento", sacó su móvil y llamó al ahora exmarido "oye que el abogado me está diciendo esto ¿qué te parece?".
Me pregunta por mi vida sentimental como si no tuviese esos sensores que tienen muchas mujeres instalados en los pechos que les permiten saber a 500 metros la vida sexual y sentimental de un hombre y se marcha diciéndome que entre.
Así que me quito el bañador y entro.
Ahí están todos. Empecemos por el marido. Es un jipi, homeopatía, save the whales, estar en contacto con tu maya interior. Está escribiendo un libro que destaca más por estar escrito en imbécil que por lo que sea el libro, que ni me acuerdo pero debía de ser algo de la energía interna. Va en bici a todas partes, es fuerte. Y me lame el culo porque su hijo le da pase para que intente mostrarle cosas. Entre marido y mujer tienen problemas económicos, ahora estamos en casa de la familia del marido.
El hijo, al que compadeceré hasta que alcance edad suficiente para que la pena se transforme en ganas de apartar de mi vista, está de escuchar a Marx en casa y de que le llenen la cabeza de basura, juego con él cuando puedo.
El ex, es el que más cobra de la mesa, epidemiólogo, muy... blandiblu. Hace bromas y cosas así, pero es poco salao, físicamente también está algo dejado de lado, no está en forma. Yo diría que interiormente guarda una depresión, hace años que se sepa que no sale con nadie y está solo, disgustandole estarlo. Probablemente siga gustándole la primera, por la que haría y hace cualquier cosa, tenga interés como pareja en ella o no.
Otra pareja. También han tenido sus ex los dos. El ex de ella aunque no esté merece historia aparte, es con el que ha tenido dos hijos, que también merecen historias aparte, deportista. Tranquilidad que seré breve: El ex la dejó por una ****, literalmente, creo que era colombiana, o de por ahí. Se fundió toda la pasta de sus negocios y de su vida en sacar a la **** de su trabajo (por lo visto hay que pagar por interrumpir el contrato antes de tiempo, como con los fichajes de los futbolistas) y después evidentemente la **** lo dejó por otro más joven. Tras lo cual comenzó a mandar mensajes a su ex en plan arrastrado total.
Sus hijos, son complétamente distintos, uno sospechosamente rubio proveniendo de dos familias completamente morenas, es un cachas de discoteca que en realidad no puede hacer ni una dominada, pero tiene unos brazos enormes. Y sale con las gogos de discotecas y cosas así (oh, no puedo evitarlo, mención para la gogó que un día nos comentaba que prefería a un hombre fuerte y grande y ya le enseñaría ella a ser como ella quería que fuese, que eso se podía cambiar pero lo otro no). El otro en cambio es un tipo de esos con voluntad fuerte y estampa sarcástica, delgado aunque en forma porque hace ejercicio, cuyas relaciones son de otro tipo como cabe esperar, mucho más estables.
Su actual pareja es un tipo de familia rica (muy rica) cuya fortuna se perdió o más bien dividió por alguien que tuvo demasiados hijos, de las de lios eternos de bastardos y herencias. Conduce siempre un coche de esos de marca que cuando la dices llama la atención, tipo ferrari. Juega bien al ajedrez, pero le han metido una placa que le ha grabado en el cerebro el protocolo diría yo. Tiene el corazón y el hígado jodidos de tanto fumar y beber, aunque es campeón de no sé qué de pesca submarina o algo así.
Hay una chica algo más joven que yo, hija de la última pareja. Me tiene miedo, aunque me ha soltado a veces que conozco muy bien a las mujeres, o que debería de abrir más la boca, cuando en rarísimas ocasiones e ha dado la ocasión en que ella está receptiva como para poder escucharlos. También dice que menos mal que no salgo de discoteca y no veo cuantas chicas podría atraer porque si no me volvería aun más insoportable.
Y por último, la que una vez me dijo que no hablaría conmigo porque tengo capacidad para destruirla con las palabras.
Hablan. Hablan mucho y de vez en cuando bromean acerca de mi silencio o me preguntan por mi nuevo trabajo como jefe de ventas. Trabajo que conseguí a base, claro, de saber ofrecer el producto.
Yo solo pienso que si alguien tuviese capacidad para leer las mentes literalmente se moriría de asco.