Esto que cuentas, berenice, me recuerda a mi época en el instituto.
En el patio del recreo había veces que veía un grupo de gente bastante chunga. De esos que como los mirases de resfilón se empezaban a meter contigo porque sí y sin conocerte de nada. Y con esa gente iba un chico con la piel bastante pálida, enclenque, con gafas y una pinta de estudioso que no veas.
Lo primero que pensaba cuando lo veía era que seguramente era un marginado por ellos que seguramente se juntaba con ellos para ver si, inutilmente, tenía posibilidad de formar parte de la pandilla.
Pero no, resulta que intentas conocer a ese chico, y es igual de chungo o más que el resto de su pandilla. Por eso lo aceptan. E incluso puede que sea uno de los líderes.
Son cosas inexplicables, pero que suceden. Parece imposible que alguien con esas características físicas tenga exito social en un instituto en el que el aspecto físico es determinante para que te acepten.
Tambien ahora, en la calle, ves a lo mejor a un grupo de chicas adolescentes, de estas canis gamberras, y con ellas va una que tiene un problema de obesidad y acne bastante grande. Pues cuando te fijas bien en la actitud del grupo....¡resulta que es la lider! jajajaja.
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