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Iniciado por forofobia
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Se puede ver en el mundo que la gente está muy ansiosa por disfrutar de la vida sexual sin tomar en consideración la responsabilidad que estos actos representan. Se han olvidado que la vida de celibato es una hermosa tradición que viene de los grandes sabios de épocas anteriores. Ellos dicen que la fuerza sexual es una inmensa capacidad que Dios nos ha dado a todos, ya que tiene la potencia de traer a otra personita a este mundo para ser un sirviente de Dios. Sin embargo, una conciencia lujuriosa lleva a despreciar este potencial espiritual místico, y pensar sólo en el disfrute momentáneo que el acto sexual proporciona corporalmente; aun cuando sobretodo ocasione: insatisfacción, frustración y sufrimiento. De este modo, la vida sexual sólo produce sufrimiento, tanto para uno mismo como para los demás; por ello, es nociva para todos; especialmente para el avance de nuestra vida espiritual.
Tener relaciones sexuales sin el deseo de avanzar espiritualmente o sin el deseo de hacerle una ofrenda a Dios, nos hace perder una gran cantidad de fuerza espiritual y física; por ello, todos aquellos que tienen encuentros sexuales sin ningún propósito superior, confirman que después se sienten fracasados, derrotados, con el corazón vacío; porque menosprecian el misterio de la vida y no aceptan que la energía sexual tenga un propósito más elevado.
Cuando uno realiza la vida sexual únicamente dentro del matrimonio está protegido contra la irreligiosidad; pero cuando tiene relaciones sexuales sólo por el placer de los sentidos, sin considerar lo sagrado del matrimonio; vienen las consecuencias graves tales como: los hijos sin padres, las enfermedades venéreas, el SIDA y corazones rotos por sentirse defraudados.
Dios creó la virginidad para preservar la castidad de una pareja; y esta virginidad se protege perfectamente cuando se mantiene el celibato hasta que la inocencia sea entregada a su pareja, al compañero de su vida. Este es un ideal muy elevado, aunque actualmente muy poca gente lo considere así; sin embargo, las enfermedades que ha padecido la humanidad por este motivo han sido tan grandes; que al mismo tiempo hoy en día; muchas personas también están reconsiderando el celibato, por lo menos, hasta el matrimonio.
El celibato total en el que alguien quiere consagrar toda su vida a Dios, es una vocación personal, no es algo obligatorio; más bien, debe ser glorificado porque es el acto de dedicar toda tu energía a Dios. El deseo del celibato en una persona debe considerarse como el síntoma natural de un alma evolucionada que desea consagrarse completamente a Dios; pues, sólo quiere servir completamente al Señor Supremo, quiere trabajar para la humanidad y servir a todos. Si eso siente una persona, entonces el celibato es su forma de servir; y las Sagradas Escrituras y las grandes religiones del mundo han descrito el celibato como la forma más linda de vivir. Sin embargo, los que quieren casarse también pueden hacerlo por supuesto, pero siendo conscientes de que tienen la responsabilidad de mantener y cuidar una familia. Esa es una etapa de la vida por la que deben pasar todos los que quieren.
Con el matrimonio se está protegido de la irreligiosidad; e inclusive una persona que actúa de acuerdo con la naturaleza sagrada del matrimonio y que maneja su vida sexual con esa mística puede tener como hijo a un devoto puro del Señor.
Los hijos son producto de la conciencia de los padres; así, si un hijo nace lujurioso es porque los padres estaban lujuriosos en el momento de concebirlo; entonces no solamente son los rasgos físicos lo que un hijo hereda de sus padres, si no también el carácter; así es que, este es un asunto muy delicado.
El celibato no se vive para complacer a terceros; si no que es una ofrenda de corazón para Dios, porque Él es nuestro verdadero Amigo; Él es quien puede sacarnos de las tinieblas, porque nos enseña que no somos este cuerpo, ni el cerebro, ni el cabello, ni los huesos, ni el hígado; sino que por encima de estos aspectos corporales está la yida, la partícula consciente, el alma eterna, la conciencia individual; que es el mayor tesoro, el mayor regalo, porque sólo a través de nuestra conciencia podemos invocar a Dios y conectarnos con Él, el Señor de nuestro corazón.
*Los niños conscientes de Dios son el verdadero propósito de la procreación.
*“Yo os quisiera libres de preocupaciones. Quien no está casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; por lo tanto está dividido. La mujer que no está casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en cuerpo y espíritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido”.
Corintios 7,32-40
*La virginidad es un regalo divino que debe ser atesorado y protegido como una delicada y hermosa flor.
* Cuando la sexualidad no es asumida con responsabilidad ni amor verdadero; sólo conduce a una vida llena de desolación, tristeza, angustia y vacío.
*Si queremos ser auténticamente felices debemos aceptar el hecho inevitable de que el verdadero amor siempre implica sacrificio.
La sexualidad no es un instrumento de placer; sino un instrumento para dar vida, para traer un alma a este mundo que sea consciente de Dios; es un instrumento para perpetuar las cualidades y buenas características que siempre se deben cultivar.
*Los hijos son el producto de la conciencia de los padres.
*El amor debe conducir a la continuidad de la vida, no a una vida vacía y sin Dios; sino que debe ser una vida llena de valores orientada hacia la Suprema Personalidad de Dios; es decir, con una Educación Espiritual.