El trabajo es un reto. Yo ya lo tengo superado, y tampoco es que fuese algo que me costó demasiado, pero porque tuve la suerte de en algunos sitios tener a varios compañeros que fueron flexibles conmigo.
Pero recuerdo que empecé a trabajar en una gasolinera, y al día lo dejé. Había gente que me trató muy bien, pero otros eran una panda de impresentables. Todavía lo recuerdo. Un chico se me puso a bocear. Me caí de culo
porque había aceite en el suelo. La jornada que estuve trabajando, la hice con un ex-compañero de colegio. Él se lo tomaba con mucha tranquilidad. Yo no sabía ni donde ponerme. Qué horror! Llevé hasta un bocadillo de almuerzo. Era un domingo lluvioso, pero no recuerdo ni si me comí el bocadillo.
En el cambio de turno comenté a los otros compañeros, que al final ni coincidí con ellos claro, que no volvía y ya me empezaron a decir que si qué vergüenza, vamos, lo típico de esa gente en esos casos. Capacidad de empatía nula.
Afortunadamente, lo dejé, y terminé la carrera. En mi desconfianza con la edad de un practicamente adolescente o post-adolescente, no me veía capaz de sacarme una carrera.
Ahora todo es diferente, pero ya he pasado mi proceso. He trabajado mucho tiempo de cara al público, atiendo al teléfono y a clientes sin ninguna vergüenza, pero en mi proceso de aprendizaje, después al de la gasolinera, tuve compañeros que sabían lo que pasaba y que se solidarizaban conmigo cuando estaba aprendiendo.
Eso es lo que más puedes agradecer. La sensación de agarrotamiento y de "no ser tú mismo" a mí me ha pasado también. Hay veces que haces cosas o dices cosas (o no las dices) que después piensas: "pero seré **********! para qué he dicho esto?".
Lo único que te puedo decir es que la exposición a la gente cada vez te va haciendo más fuerte. Si llega un cliente y te dice que eres tonto, la primera vez te afecta, pero a la tercera ya pasas y le mandas a tomar por culo (aunque sea en tu interior
).
De todos modos, trabajar de cara al público te curte muchísimo. Te hace crecer como persona, y mi consejo es que a pesar de tu timidez, aguantes, porque con el tiempo verás que has cambiado por completo. Si me vieras a mí ahora mismo, jamás pensarías que he tenido problemas con la atención al cliente, que me sentía una mierda con los clientes (hay mucha mala gente) cuando te trataban como una mierda.
Por eso, siempre que voy a comprar algo, y si no es para reclamar o me han tratado mal, trato de ser correcto y amable.