El trastorno de pánico es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por llegar a los ataques de pánico. Estos ataques tienden a repetirse, y son impredecibles en cuanto a su tiempo. A veces una persona puede pasar meses sin un ataque de pánico y luego tener tres o cuatro ataques diarios por unos días. Los ataques tienden a ser debilitantes, dejando a la persona incapacitada durante, en medio (en algunos casos) y después del ataque.
Como un trastorno psicológico, el trastorno de pánico puede ser difícil de manejar. La persona a menudo se lamenta ante la posibilidad de tener otro ataque, que en realidad puede conducir a la aparición de uno.
En algunos casos de trastorno de pánico, la persona desarrolla agorafobia, otro trastorno de ansiedad que se describe como el miedo a no poder escapar de una situación determinada o ser incapaz de escapar de una situación potencialmente embarazosa. Por lo general, este miedo tiene que ver con la posibilidad de sufrir otro ataque. A menudo, las personas con trastorno de pánico con agorafobia se mantienen alejadas de situaciones potencialmente embarazosas o situaciones en las que se perciben sin salida, esto los lleva a aislarse o sólo atenerse a lo que saben.
Debido a estas complicaciones, el trastorno de pánico puede paralizar la vida de una persona. Sin embargo, no sin esperanza. Hay muchas opciones para tratar el trastorno de pánico, y es considerado como uno de los trastornos controlables, y posible de tratar con éxito.
El tratamiento más recomendado para el trastorno de pánico es la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).Trata de ayudar a los pacientes frente a los pensamientos que los conducen a la ansiedad, y a abordar también los sentimientos de ansiedad. Al tratar de adaptar a los pacientes en un ambiente controlado, el paciente es capaz de resolver sus sentimientos de ansiedad y tomar el control sobre ellos.
Un ejemplo muy exitoso de la TCC es la terapia interoceptiva. Estimula los síntomas de pánico, mientras se encuentra en un entorno controlado. Esto se hace para que el paciente se acostumbre al síntoma sin sentir la ansiedad. Después de unas semanas de terapia, la persona suele estar un tanto insensibles a los síntomas al darse cuenta que no hay nada que temer, y que los síntomas no tienen por qué desencadenar un ataque completo.
Aparte de estos dos métodos, la nueva opción para tratar el trastorno de pánico es a través de tratamientos alternativos. Esto por lo general consiste en hacer que la mente y el cuerpo del paciente están bien atendidos, lo que parece ser especialmente eficaz en casos en que los ataques de pánico están aparentemente relacionados con problemas de salud. La terapia de bioretroalimentación, integridad mental, y técnicas de respiración, también forman parte de los tratamientos alternativos.
A diferencia de la creencia popular, las opciones farmacoterapéuticas, o el uso de la medicación, son a menudo el último recurso para el trastorno de pánico. Los médicos intentan tratar el problema, a través de distintos procedimientos y terapia antes de recurrir a medicamentos como los antidepresivos, que han sido conocidos por ayudar a pacientes con trastorno de pánico.
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