Hola a todos... Soy DVH en esta página, y aquí, para aquellos a los que no les moleste dedicar unos minutos a leer los pensamientos de alguien cuya vida lleva desmoronándose desde hace ya bastante tiempo, tenéis este Terremoto Mental...
Padezco fobia social... lo cual me ha destrozado toda la adolescencia y comienza a destrozarme mis primeros años de adulto.
Antes que nada, he de decir que desde pequeño he tenido un problema en el habla, lo cual hace muy dificil que se me entienda lo que digo si no hablo alto y tranquilo, lo cual me es prácticamente imposible... Me da pánico la típica respuesta del ¿Qué?, ¿Qué has dicho? y similares... Por ya no decir la constante sensación de creer que ni siquiera me han oído.
No tengo ni creo haber tenido amigos (y si los tuve, no quiero ni reconocerlo, por algún estúpido razonamiento de mi cabeza). No hay nadie en mi vida a quién pueda recordar como amigo, porque nunca nadie se preocupaba de mi existencia.
Había algunos días que faltaba a propósito a clase para ver si alguien notaba mi ausencia... Faltaba a las clases para no tener que ver a la cara a aquellas personas extrañas y desconocidas para mí que parecían vivir en un mundo completamente distinto al mío. Era como si ellos vivieran en un país de praderas y extensas llanuras y yo en uno de acantilados, precipicios y caminos empedrados.
Era como un granito de arena en el desierto, una gota de lluvia perdida en la inmensidad de un vasto océano, una insignificante hormiga nadando en un bidón de petróleo.
Un muerto más pudriéndose en el cementerio...
Perdonadme por mostrar estas ideas desordenadas, pero necesitaba ponerlas...
Ahora creo que lo mejor será hablar de mi vida cuando sentí que realmente comenzó a desmoronarse... Antes de ese momento ahora soy consciente de que mi vida tampoco era normal, pero al menos antes esta como cegado, creyendo que esa vida era normal, y antes no sufría esta maléfica situación que es la fobia social.
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Cuando estaba en 6º de EGB mis padres me metieron en un colegio interno para chicos, en los que volvía a casa todos los viernes y volvía al colegio los lunes, y así durante todo el curso. Las razones por la que me metieron allí fueron dos: a) En esa época podría decirse que era bastante inteligente, sacaba muy buenas notas sin apenas estudiar, por lo que en ese aspecto no tenía problemas y decidieron meterme allí para aprovechar mejor mi capacidad, y b) Debido a mi personalidad de ser demasiado bueno (tan bueno que se puede llegar a considerar estúpido), los niños del antiguo colegio me trataban de todo menos bien. Yo ya no recuerdo esa parte, pero mis padres me lo contaron.
Así pasé cuatro años en el colegio, los cuales puedo describir de la siguiente manera: el primero fue un año de doble filo, debido a las novatadas de los alumnos más viejos por la parte mala; y el hecho de que todos los de mi mismo año eramos nuevos en el colegio (así que prácticamente todos estábamos en la misma situación).
Así que el 1 año fue más o menos tranquilo en ese aspeto.
El segundo también fue tranquilo... Tenía algunos amigos (hasta que descubrí que eran amigos porque les convenía hacerse amigo de ese chico inteligente y bueno que les ayudase sin ganar nada a cambio, pero que cuando menos te lo esperas te dan la puñalada por la espalda).
El tercero comenzaron mis calvarios, cuando tuve que quedarme a dormir en una habitación de 4 miembros (me sentía más cómodo cuanta más gente había en la habitación, ya que a más miembros más fácil es pasar inadvertido) con la mala suerte de tocarme con gente que no me gustaba en absoluto. Acabé cambiándome de habitación, pero eso ya comenzó a marcar mi debilidad ante los demás... comenzaban a verme un blanco fácil de las risas y burlas...
Y cuándo me hacían esas bromas de muy mal gusto (lo puedo asegurar)... yo estúpidamente me reía, incapaz de defenderme.
Era incapaz de enfadarme con nadie... Y si alguna vez llegaba a enfadarme lo máximo que hacía era enrabietarme y ponerme medio histérico y quedándome mirándo a la cara fijamente al que me había hecho la trastada...
Lo único que conseguí con eso fue ponerme aún más en ridículo... al día siguiente de aquello el individuo siguió con su rutina de amargarme la existencia incluso con mas ahinco que antes.
El cuarto año fue casi como una copia del tercero, pero ya había perdido completamente las ganas de defenderme... Mis amigos ya no eran tales (debería serles un estorbo para ellos) y comencé a dejar de hablar con todo el mundo.
Podríais pensar que era el típico chico estudiante y debilucho del que todo el mundo puede abusar... Podría partirle la cara a cualquiera de un puñetazo, así que no era precisamente el caso, pero era demasiado débil emocionalmente...
El caso es que al cuarto año decidí abandonar ese colegio (por la estúpida idea del que al año siguiente me iba tocar dormir en una habitación para 2 personas: completamente imposible pasar desapercibido entonces).
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Tras este horrendo primer capítulo de mi vida (verdaderamente horrendo cuando uno se da cuenta de lo verdaderamente estúpido que resulta todo) del que lo único bueno que pude sacar eran las buenas notas, llegó la hora de mi segundo cambio de colegio.
Fui a un colegio de los ya llamados normales (colegio mixto con idas y venidas a casa, blablablablabla) y, ingenuamente, pensé: Al fín se acabó la cárcel. Aquí irá todo mucho mejor que el internado.
Mentira.
1º de Bachillerato (lo que ahora se conoce como 3º de ESO), con grupos de amigos ya formados; chicas (seres vivos con los que no tuve ningún tipo de contacto durante los 4 años de internado) y yo además viniendo de un pueblo y siendo prácticamente todos los de la clase en la que estaba de la ciudad en la que estaba el colegio.
En resumidas cuentas: yo era el que más lejos vivía de TODO el colegio.
Un chico de pueblo rodeado de pijos de ciudad (sin ofender a los que sean de ciudad... sólo es mi manera intentar mostrar la situación)
Aquí es donde comenzó lo que realmente fue mi decadencia...
Todas las mañanas, debido a que vivía lejos del colegio y tenía que venir a clase en autobús, metro, coche o a todo correr porque me había dormido, la mayoría de las veces siempre llegaba a clase sudando como un cerdo (he de añadir que además era una persona que desprendía demasiado olor corporal, por suerte o por desgracia)... ¿Qué se puede esperar de una situación así cuando llegas a una clase en la que la mayoría vive a cuatro calles del colegio, les traen sus padres por la mañana, y les da tiempo a despertarse tranquilamente, lavarse tranquilamente y venir a clase tranquilamente?
-Mira, por allí viene el puerco...
Ese puerco obviamente era yo...
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En una clase de tutoría hicimos un juego en el que cada uno debería escribir su nombre en una hoja grande de papel e ir pasándolo por toda la clase hasta que volviera a las manos del portador original de cada hoja.... Cada alumno debería escribir una palabra mostrando lo que significaba para él nombre de la persona que estaba mostrado en la hoja y luego hacía un doblez y lo pasaba a la persona de al lado.
Cuando volvió a mis manos mi correspondiente hoja de este cruel juego me encontré lo siguiente...
Soso... Aburrido... Antisocial... Antisocial... Antisocial... Antisocial... Antisocial... Callado... Aburrido... Antisocial... Antisocial... Cachondo mental (bueno, al menos ese me hizo reirme un poco)... Antisocial...
Algunos realmente deberían buscar lo que significa la palabra antisocial en el diccionario... Esa palabra es una palabra muy cruel para describir a una persona...
Digamos que ese simple hecho fue el que consiguió destrozar por completo mi manera demasiado buena de ser, para acabar siendo todo lo contrario: comencé a odiar a la gente, y al final acabé por creerme lo de antisocial -_-.
Sin duda alguna ese día debió de ser el peor día de mi vida a nivel emocional.
Tras dos años de estar en ese colegio, lo volví a abandonar como hice con el primero, pero esta vez con 8 asignaturas suspensas a mis espaldas, y teniendo que repetir curso...
Lo único de lo que podía estar orgulloso había sido destrozado también... El malestar continuado de estar en una clase en la que prácticamente toda la clase (salvo las raras excepciones de la gente que quiere llevarse bien con todo el mundo) te considera una persona antisocial (a los que habría que enseñarle un diccionario para que dejaran de encasillar a la gente con algo que ni mucho menos es) no es precisamente algo beneficioso para el buen llevar de los estudios...
No me atrevía a pedir apuntes ni a pedir ayuda con las dudas... Faltaba a clase intencionandamente para no tener que verlos... Faltaba a la hora de comer para no tener que comer con nadie (comía allí porque volver a mi casa me llevaría una hora de viaje y otra de vuelta)... me sentía como un inútil, un fracasado y la persona más estúpida de la tierra.
El último día del segundo año que estuve, el día que entregaban las notas y todas las clases se hacían la foto de fín de curso, yo simplemente desaparecí, sin decir nada a nadie, sin despedirme de nadie y sin ni tan siquiera quedarme a recoger las notas.... ya no volví nunca más a ese maldito lugar
SUSPENSO... INÚTIL... SUSPENSO...
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Y cómo mis padres son tan comprensivos y considerados y todas esas cosas, (y a los que lo único que les importaba era que sacara buenas notas, aún sin yo recibir premio ni felicitación alguna) digamos que recibí la mayor de las broncas que jamás había recibido hasta entonces...
MUCHÍSIMAS GRACIAS (aunque tampoco es que yo hable mucho con mis padres, la verdad: les tengo un odio irracional por no se qué razones... tal vez por haberme traído a este mundo o algo así).
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Cómo creo que ya me estoy extendiendo mucho, voy a intentar abreviar toda la historia...
Ahora tengo 21 años... No tengo trabajo, aún no he conseguido ni llegar a la Universidad, mi vida social es prácticamente inexistente y mi único consuelo que me queda es que al menos es posible que para el próximo año haya conseguido aprobar de una vez 2º de Bachillerato y acceder a la Universidad (en la que tenía que haber estado desde hace 4 años).
Al menos creo que estoy volviendo a recuperar las ganas de estudiar y aprobar, ya que estoy estudiando en una clase para gente que no puede llevar un ritmo normal con los estudios y digamos que el ambiente es más cómodo para mí allí (al menos paso desapercibido).
Tengo la falsa esperanza de que todo cambie una vez entre a la Universidad, pero creo que no es bueno confiar en la suerte...
En estos momentos no confio en nadie y detesto irracionalmente a mi familia.
Y seguramente el peor de mis enemigos sea yo mismo...
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Espero que este texto haya servido de algo a alguien, aunque tan sólo sea para conocerme mejor a mí y a mi caso...
Yo me estoy muriendo de asco... No me gustaría que los demás hagan lo mismo -_- (sobretodo por estupideces como las que he narrado)...
Gracias a todos aquellos que se molesten en leerlo...
DVH
Setiembre 2005
