El otro día también empecé una terapia de grupo por la Seguridad Social y fue una experiencia... muy buena. Bueno, no sé, yo tiendo demasiado a literatulizar los hechos y fantasear (quizá soy demasiado pasional con algunas cosas), pero fue algo que me llenó.
He tardado más de dos años en atreverme a ir a un grupo y, como con todas las cosas que temo, me arrepentí a los dos minutos de estar allí sentado de no haberlo hecho antes. Fue como ver una película de mí mismo, sentado en el patio de butacas del cine, pensando y examinando los fotogramas. Pude verme reflejado perfectamente en las expresiones de timidez, indiferencia, algo de agobio, miradas perdidas hacia el sempiterno suelo, escuetas palabras como respuesta a preguntas importantísimas para nosotros, etc. Quizá vi cómo me veían los demás.
Además, fue muy liberalizador. Esa gente era como yo. No tenía que fingir. Son mis compañeros.
Cuando llegué a mi casa sólo pensaba en que podía encontrar amigos, compañeros, pero tampoco quería agobiar a nadie porque vi a personas con un grado de inhibición mucho más fuerte que el mío y sé que se pasa mal.
Estoy deseando volver.
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