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25-mar-2012
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En mi caso es variable en función de las épocas. Me da por tocar a la gente, o los productos en un supermercado, y hacerlo de una determinada manera. Ahora tengo otro TOC, que tiene que ver con la simetría, si hay una marca en un lado, tiene que haberla en el otro. A veces me da por pisar baldosas en su centro, a veces por contar números, por ejemplo, si son las 21:13, cuento todos los números para hacer su resultado (7), he tenido algún otro y la verdad es que me están deanimando un poco, y no se que hacer para paliarlos, es verdad que algunos se atenúan por si solos, sin llegar a desaparecer del todo.
Me gustaría saber si hay gente que ha tenido este tio de transtornos obsesivos. Por cierto, os habréis fijado que intento escribir todo correctamente. Eso además de ser detalle gramatical, en mi caso también es un TOC. Creo que necesito ayuda, ya que es un tema difícil de hablar con la gente, porque no te entienden.
Gracias a todos.
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28-mar-2012
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Hola, escribo para contarte que también he tenido ese tipo de toc del que hablas, hace unos años cuando lo sufría más, y eso de escribir todo como correctamente para uno, al menos eso lo hago yo también, pero no lo tengo como toc, si..lo de contar números en algo, una palabra, o como sea dependiendo de como sea la "muletilla", así que ya sabes, yo también tuve eso, ahora solamente tengo otro tipo de toc que es solo de una obsesión fija, antes me cambiaba cada cierto tiempo, pero no sé si ahora lo siga teniendo igual, al menos actualmente no lo he visto así... Antes, solía tener una sobre rozar los objetos, si rozaba algo, como una parte en el sofá, entonces debía volver a rozarlo con la otra mano, o codo, y además casi con la misma intensidad! .. y otras que aún, y recalco "aún" tengo, como contar las baldosas en algun lugar donde esté, o contar algo parecido a las baldosas, que ya casi no me doi cuenta de esa, pero la verdad ahora no me complica, o ya no me complica más... solo tengo la de voltear la cabeza y mirar hacia un lado, y lo reservo porque no me gusta mucho contarlo, pero aquí si lo cuento... Saludos amigo, espero que estés bien!, cualquier otra cosa en la que te pueda ayudar con algún consejo o algo, solo dimelo y me daré el trabajo, o si quieres contar algo, aquí estamos... Un abrazo. Saludos, y espero que más gente venga por aquí a escribir, de los que tenemos esto!... Adiós .
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13-abr-2012
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Vivir con un trastorno del ánimo
ES ALARMANTE lo difundidos que están los trastornos del estado de ánimo. Se calcula, por ejemplo, que hay en el mundo más de trescientos treinta millones de casos de depresión grave, patología que ocasiona tristeza abrumadora y pérdida de placer en las actividades diarias. Según las previsiones, esta afección ocupará dentro de veinte años el segundo lugar después de las dolencias cardiovasculares. Con razón se la ha llamado “el resfriado común” en el campo de las enfermedades mentales.
En los últimos años, el público en general ha oído hablar más del trastorno bipolar, entre cuyas características figuran grandes cambios de humor, con alternancia de depresión y manía. “En la fase depresiva —explica un reciente libro de la Asociación Médica Americana—, las ideas suicidas pudieran convertirse en una obsesión, mientras que en la maníaca tal vez se pierda el buen juicio y la capacidad de ver los peligros que encierran ciertos actos.”
Se cree que un 2% de la población de Estados Unidos sufre bipolaridad, lo que representa millones de afectados tan solo en ese país. Por supuesto, las cifras no*bastan para describir el suplicio de vivir con tales trastornos.
La depresión: una tristeza insufrible
La mayoría de las personas pasan por rachas de tristeza que remiten con el tiempo, tal vez al cabo de horas o días. Pero la depresión clínica es mucho más grave. ¿En qué sentido? El doctor Mitch Golant lo explica así: “Quienes no*estamos deprimidos sabemos que los vaivenes emocionales terminan en algún momento, mientras que el deprimido vive los altibajos y cambios bruscos de sus sentimientos como si viajara en un tren descontrolado, sin conocer ni*cómo ni*cuándo se bajará, o si logrará siquiera hacerlo”.
La depresión clínica adopta muchas modalidades. Una de ellas es el trastorno afectivo estacional, que se manifiesta en cierta época del año, por lo general el invierno. “Los aquejados dicen que la depresión se agrava cuanto más al norte vivan y más nublado esté el cielo —indica un libro de la People’s Medical Society—. La*dolencia se relaciona sobre todo con los días grises de invierno, y en algunos casos, con los lugares de trabajo cerrados y oscuros, los períodos nubosos anormales para la estación y los problemas de la vista.”
¿Cuál es la causa de la depresión clínica? No*se sabe con certeza. Aunque en ocasiones haya un componente genético, parece que en la mayoría de los enfermos influyen mucho las vivencias. Se*ha señalado, además, que el diagnóstico es el doble de frecuente en la mujer que en el hombre. En el caso de los varones, se calcula que entre el 5 y el*12% sufrirán depresión clínica en algún momento de su vida.
Este tipo de depresión repercute en casi todos los aspectos de la vida. Una paciente llamada Sheila lo describe así: “Te zarandea hasta lo más íntimo de tu ser y te mina la confianza, la autoestima y la capacidad de pensar con claridad y tomar decisiones, y cuando ha penetrado bien adentro, te da unos cuantos estrujones para ver si aguantas”.
En ocasiones, el afectado obtiene gran alivio hablando de sus sentimientos con una persona compasiva (Job 10:1). No*obstante, hay que admitir que cuando entran en juego desequilibrios bioquímicos, no*basta con adoptar una actitud positiva para superar la depresión. El*paciente es incapaz de controlar la melancolía, y a menudo está tan confundido como sus familiares y amigos.
Tomemos como referencia el caso de Paula, cristiana que atravesó rachas de angustiosa tristeza antes de que le diagnosticaran depresión. “A veces —confiesa— salía corriendo al automóvil nada más acabar las reuniones de la congregación y me echaba a llorar sin ningún motivo. Sencillamente me invadía una terrible sensación de soledad y dolor. Aunque todo me indicaba que tenía muchos amigos que se preocupaban por mí, era incapaz de verlo.”
Semejante es el caso de Ellen, quien hubo de ser hospitalizada por su depresión. “Tengo a mi lado gente que me quiere muchísimo: mis dos hijos, dos nueras extraordinarias y mi esposo”, admite. La*lógica debería dictarle que la vida es bella y que su familia la valora. Pero en la lucha con la depresión prevalecen las ideas pesimistas que, por irracionales que sean, dominan al paciente.
No debe pasarse por alto el gran impacto que puede tener la depresión de una persona en el resto de la familia. “Cuando un ser amado está deprimido —señala el doctor Golant—, los que lo rodean probablemente vivan en constante incertidumbre, pues nunca saben cuándo se repondrá de la crisis o entrará en una nueva. No*es raro que sientan una enorme pérdida, incluso tristeza y rabia, al ver que su vida ha perdido, tal vez de forma permanente, la normalidad.”
Es común que los niños detecten la depresión de los padres. “Los hijos de madres deprimidas se vuelven muy sensibles al estado emocional de estas, y observan con sumo cuidado la más mínima variación”, señala Golant. La*doctora Carol Watkins destaca que los hijos de una persona deprimida son “más propensos a tener problemas de conducta, dificultades en el aprendizaje y roces con sus compañeros, así como más proclives a deprimirse”.
El trastorno bipolar: lo único estable es la inestabilidad
La depresión clínica ya plantea de por sí una difícil problemática. Pero si además entra en el cuadro la manía, nos encontramos con una situación aún peor, el trastorno bipolar, en el que “lo único estable es la inestabilidad”, según lo define una enferma llamada Lucia. En*la fase de la manía, afirma The Harvard Mental Health Letter, el paciente “tal vez resulte insoportable por entrometido y dominante, y su euforia infatigable y temeraria a veces pasa de golpe a la irritabilidad o la furia”.
Lenore explica cómo era la fase eufórica, es decir, la manía: “Rebosaba de vitalidad. Muchos decían que era una supermujer y que les gustaría parecerse a mí. Solía sentirme llena de fuerzas, capaz de realizar cuanto me propusiera. Hacía ejercicio frenéticamente y me las arreglaba durmiendo solo dos o tres horas. Aun así, despertaba con tanta energía como antes”.
Pero al cabo de un tiempo aparecían negros nubarrones: “Cuando llegaba a la cima de la euforia —agrega—, sentía en un rincón del alma la agitación de un motor que se negaba a detenerse. De*la noche a la mañana adoptaba un carácter agresivo y destructivo. Agredía verbalmente a mis familiares sin motivo. Sentía furia y odio, y perdía el control al grado de asustar a todo el mundo. De*repente quedaba extenuada, rompía a llorar y me hundía en la depresión, creyéndome inútil y mala. Aun así, podía recuperar de repente mi asombrosa*alegría como si no*hubiera pasado nada”.
El comportamiento imprevisible del bipolar sume en la confusión a los familiares. Mary, cuyo marido encaja en este cuadro, comenta su caso: “Es desconcertante ver que tu esposo está contento y comunicativo y, de pronto, se pone triste y se encierra en sí mismo. A*todos nos cuesta mucho aceptar que apenas puede hacer nada para evitarlo”.
Irónicamente, la enfermedad suele angustiar al paciente tanto o más que a sus seres queridos. “Envidio a quienes llevan una vida equilibrada y estable —dice Gloria—. La estabilidad es un lugar donde los bipolares solo vamos de visita; ninguno de nosotros vive allí.”
¿Qué orígenes tiene este desequilibrio? Un*factor implicado, a mayor grado que en los casos de depresión, es la genética. “Según varios estudios científicos —señala la Asociación Médica Americana—, cuando alguien en la familia es bipolar, la probabilidad de que los parientes inmediatos (padres, hermanos e hijos) terminen padeciendo el mismo trastorno es de ocho a dieciocho veces mayor de lo habitual, al tiempo que aumenta la propensión a sufrir depresión grave.”
A diferencia de la depresión, la bipolaridad parece afectar por igual a hombres y mujeres. Por lo general se declara a comienzos de la edad adulta, aunque a veces se diagnostica en la adolescencia o incluso en la niñez. No*obstante, no*es fácil —ni siquiera para el especialista— analizar sus síntomas y llegar a una conclusión certera. “Es el camaleón de los trastornos psiquiátricos, pues los síntomas cambian de un paciente a otro y de una crisis a otra, incluso en el mismo paciente —admite el doctor Francis Mark Mondimore, de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins—. Es*un fantasma capaz de aparecérsele a la víctima envuelto en las tinieblas de la melancolía y luego desaparecer por años, para regresar más tarde con el ropaje resplandeciente, pero abrasador, de la manía.”
Es patente, pues, que resulta difícil diagnosticar los trastornos del estado de ánimo y más aún vivir con ellos. Pero hay esperanza para los pacientes.
[Notas]
Quizás incida en ello la susceptibilidad a la depresión posparto, así como los cambios hormonales de la menopausia. Además, las mujeres están más dispuestas a acudir al médico y, por ende, reciben más diagnósticos.
En esta serie de artículos se han cambiado algunos nombres.
Los médicos señalan que cada estado del ánimo llega a durar varios meses, aunque hay bipolares “de ciclo rápido” que alternan entre la depresión y la manía varias veces al año y, en casos excepcionales, lo hacen el mismo día.
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17-abr-2012
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Actualmente, en esta sociedad, el que no corre, vuela. Mi madre, una mujer, a la que le encanta la costura, va por las tiendas, tocando el género. Ella, claro, lo toma como una cosa profesional pero es que yo hago igual, claro que, me he criado viéndola hacerlo, demodo que ¿es trastorno compulsivo? No lo sé... pero a veces, llevamos las cosas a unos extremos.
Me preocupo más por el hecho de que cada vez que tomo algún líquido, tengo que hacerlo contando tragos, haciendo lo imposible por que el resultado sea impar porque si no, no es que me angustie, pero no me quedo conforme.
Bueno, me apetecía hablar de ello
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16-ago-2012
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A mí me sucedía lo mismo que a ti con eso de sumar los números. En mi caso era sumar los números de las matrículas de los coches para obtener su resultado. Por ejemplo X 6436 P, pues sacaba la suma de todos los números. Yo soy español, y aquí hace años que cambiaron las matrículas, ahora son de otra manera y, curiosamente, desde que las cambiaron, se me quitó eso de sumar los números de las matrículas.
Lo que debes de hacer es ponerte en manos de un buen psicólogo que te explice bien las técnicas que ellos utilizan para el TOC, es decir, la EPR, es decir, Exposición y Prevención de Respuesta, y las técnicas congnitivo conductuales. Verás como te recuperas.
Saludos.
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16-ago-2012
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Cita:
Iniciado por JorgeTOC
A mí me sucedía lo mismo que a ti con eso de sumar los números. En mi caso era sumar los números de las matrículas de los coches para obtener su resultado. Por ejemplo X 6436 P, pues sacaba la suma de todos los números. Yo soy español, y aquí hace años que cambiaron las matrículas, ahora son de otra manera y, curiosamente, desde que las cambiaron, se me quitó eso de sumar los números de las matrículas.
Lo que debes de hacer es ponerte en manos de un buen psicólogo que te explice bien las técnicas que ellos utilizan para el TOC, es decir, la EPR, es decir, Exposición y Prevención de Respuesta, y las técnicas congnitivo conductuales. Verás como te recuperas.
Saludos.
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ajaj yo tambien hacia lo mismo, va a veces lo hago. Lo de las baldosas tambien. O cuando cruzas la calle, viste que tenes cuadrados blancos, solo pisar los blancos.De chico tenia uno de tocar el picaporte con el dedo anular antes de irme a dormir y un par de rituales mas tenia :P.
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20-ago-2012
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yo cuando era pequeño, tuve lo mismo que tu, tics o TOC como lo quieran llamar, pues me pasaba lo mismo, tocaba a la gente, sus zapatillas, era hiperquinetico ,entre otros, de echo fui a dos neurologos y me habian resetado un medicamente llamado prozac, lo tome por varios meses, dictados por el neurologo y cuando los termine de usarlo ya no tenia tantos tics como antes, luego entrando a primero medio (en otros paises seria la secundaria, creo), comenzaron a desaparecer los que aun quedaban (por la madurez creo yo) hasta que finalmente desaparecieron y hasta el dia de hoy (tercero medio) no he vuelto a tener, y de echo para poder quitarmelos me decia a mi mismo "por que mierda estoy haciendo esto, enserio, en que mierda me afecta tener que tocar ese objeto", hasta que comenze a razonar de cierta manera y analizar el asunto hasta lograr erradicar por completo el problema.
Hasta el dia de hoy ya no tengo mas de esos ticks o TOC, como te digo, me fue una muy buena solucion reflexionar acerca de por qué lo hago.
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