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Antiguo 21-jun-2012  

Sylvia Likens

En el verano de 1965, Sylvia de dieciséis años, y Jenny de quince, se mudaron con Gertrude y sus hijos al 3850 de East New York St., en la pacífica ciudad de Indianápolis, Indiana. Sylvia era una chica agradable y callada a quien todos querían. Cooperaba y ayudaba con el planchado y los platos. Su hermana Jenny era una adolescente bastante callada. Había nacido con la pierna izquierda encogida. Más allá de su discapacidad, se las arreglaba para bailar y montar patineta. La primera semana en la casa de Gertrude no ocurrió nada fuera de lo normal. Las dos chicas Likens parecían llevarse bien con los chicos Baniszewski.





Pero un comentario demostró lo que Gertrude desarrollaría hacia ellas. Siete días después de que ellas llegaran, el cheque prometido por los padres de las niñas se retrasó. Gertrude les dijo: "Bien, perras, he cuidado de ustedes durante una semana por nada"; acto seguido, las llevó al sótano y las azotó en las nalgas con un cinturón. Jenny no aguantó el castigo y Sylvia se ofreció para que a ella le tocara también el castigo de su hermana; Gertrude accedió. Al día siguiente, llegó un sobre con los veinte dólares por correo; se había retrasado por una confusión del cartero.



Tiempo después, por alguna razón, Gertrude se convenció de que Sylvia estaba pasando demasiado tiempo en la tienda de alimentos. Sylvia trató de explicarle que había encontrado unas botellas de refresco vacías y estaba devolviéndolas para ganar un poco de dinero extra. Gertrude no quería oírla. Decidió castigar a Sylvia pegándole con una paleta. La paleta tenía un espesor de casi un centímetro. Luego de esa primera vez, Sylvia siempre era culpada por romper las reglas de la casa. Cuando Gertrude se cansaba de sufrir de asma, ponía a su hija mayor, Paula como encargada de la paleta.

La casa de los Baniszewski era el lugar donde se reunían los adolescentes del barrio; uno de ellos era amante de Gertrude e incluso tenía un bebé con ella del que, por supuesto, no se hacía cargo. Cuando varios jóvenes observaron que Sylvia soportaba el abuso al que era sometida, ellos también comenzaron a mofarse de ella y a aplicarle castigos físicos. Coy Hubbard, quien tenía quince años, pesaba 85 kilos y medía casi dos metros, se convirtió en uno de los peores tormentos de Sylvia. Era una especie de experto en judo y le encantaba lanzar a la chica por el aire. En el sótano de los Baniszewski, había un viejo colchón que supuestamente evitaría que Sylvia se hiciera daño. Coy siempre calculaba mal y Sylvia aterrizaba con un crujido en el piso de cemento. Todo el mundo se reía. Nadie, incluyendo a su hermana Jenny, hizo nada al respecto. Después de todo, el único adulto cuidándolos era Gertrude, y ella no sólo aprobaba su comportamiento sino que parecía deleitarse con él.

Los castigos empezaron a aumentar en intensidad y frecuencia. En una ocasión, Paula acusó a Sylvia de que hablaba mal de ella. Gertrude tomó a la niña, la puso en la sala, delante de todos, y comenzó a quemarle los brazos con un cigarrillo encendido. Todo se convirtió en un juego perverso, orquestado por una mujer diabólica que estaba descargando las desgracias de su vida en una niña indefensa. El abuso continuó, interrumpido solamente cuando los de afuera entraban en la casa.
Gertrude decidió que Sylvia no estaba a la altura para dormir arriba con el resto de la familia. La niña fue arrojada escaleras abajo con un empujón, al sótano que se parecía a un calabozo privado. Desde ese momento, sólo la alimentaron con galletas saladas y agua. Se desnutrió y deshidrató.


Cada cierto tiempo, los chicos la sumergían en baños hirvientes. Cuando era sacada, su cuerpo estaba rojo por el calor. Una vez se desmayó y fue arrastrada fuera del agua por el cabello. Sylvia, ahora cubierta por quemaduras de cigarrillos y otras heridas causadas luego de ser lanzada por el aire y arrastrada por el piso de cemento, recibió el tratamiento de Paula: le pasó sal por las heridas. Luego Gertrude obligó a la niña a escribir varias cartas donde detallaba escabrosos asuntos sexuales y confesaba que era una prostituta.

El espíritu de Sylvia terminó por romperse y dejó de pelear por su vida. Fue el día en que Gertrude le ordenó a Jenny que cacheteara continuamente la cara de su hermana hasta que se pusiera totalmente. Luego del incidente, Sylvia ya no se resistió al abuso. Gertrude le arrancó la blusa y los pantalones cortos para dejarla totalmente desnuda; así permaneció de allí en adelante.

Atada en el sótano, tiritaba de frío y sufría hambre y sed, además del abuso de todos los que deseaban solazarse en su dolor. Muchos niños y adolescentes convirtieron en rutina su viaje vespertino al sótano para golpearla, quemarla, tirarla al piso y patearla entre varios, morderla, besarla y abusarla sexualmente. Otros iban a presenciar las vejaciones y a burlarse. Llevaban a sus novias e invitaban a otros amigos. Frecuentemente, estos otros invitados también decidían participar en los tormentos a la niña. Alguien hizo un dibujo de la niña poniéndole cuerpo de mujer y una posición sexualmente explícita.

John Baniszewski Jr. tenía solamente diez años, pero le gustaba oír gritar de dolor a Sylvia cuando le ponía cigarrillos encendidos en los brazos, las piernas y el estómago. También gozaba al darle puñetazos en el rostro, golpearle el vientre o patearle y pisarle la cara mientras estaba en el piso; fue quien organizó tours llevando a sus amigos y a los chicos del barrio a pasar tardes enteras torturando a la niña antes de que se fueran a cenar a sus casas.

Gertrude llegó en una ocasión a obligar a Sylvia a que se introdujera por la vagina una botella de cristal de Coca Cola, ante la mirada lasciva y divertida de sus hijos y sus amigos. La botella se rompió estando dentro del sexo de la niña y le desgarró las paredes vaginales. Todos celebraron el hecho con risas y aplausos mientras Gertrude fumaba un cigarrillo tras otro.


Una vez, el adolescente Richard Hobbs le apretó el cuello a la niña durante tanto tiempo, que Sylvia perdió el conocimiento y pensaron que había muerto. Hobbs también la sostuvo mientras Gertrude tomaba un alambre al rojo vivo y grababa en el estómago de la chica: "Soy una prostituta y estoy orgullosa de serlo".

Al ver el cuerpo, los oficiales y médicos declararon que el de Sylvia Likens era el peor caso de abuso físico que habían investigado en la historia del estado de Indiana.
 
Antiguo 21-jun-2012  

Esta historia la conoci hace tiempo atraves d ela pelicula "An american crime"... me marco bastante la historia, me hervia la sangre, ante este tipo de historias sean reales o ficticias ( peliculas) de maltratos en masa, en grupo a una sola persona no las aguanto , me entran ganas de matar a todos los que participan en el maltrato... (yo nunca sufri maltrato alguno, pero soy bastante solitario)

curioso como lo social, grupal estar metido en un grupo idiotiza, deshumaniza tambien ( esto se harepetido en la hsitoria muchas veces).. uno empieza a maltratar a alguien y se unen despues los demas ( el grupo unido, todos quieren formar parte de el y destacar, no fallar ).. se le s preguntan en este caso de Silvia linkens porque lo hicieron y responden que no saben, porque lo hacian los demas..

Última edición por roquentin666; 21-jun-2012 a las 12:15.
 
Antiguo 21-jun-2012  

Sacado de la wikipedia:
Cita:
muchos vecinos admitieron haber oído gritos y lamentos procedientes de la casa de Baniszewski, no avisaron a la policía porque ellos consideraban que era mejor no entrometerse
Menudos cobardes los vecinos.Tenían menos huevos que un cabestro.

Algún padre de esos niños tendría que saber algo.Seguro que a algún niño se le escapó en casa algo, pero también pensarían en mirar hacia otro lado.
 
Antiguo 21-jun-2012  

No sé que le veían de divertido los agresores al hecho de maltratarla tan cruelmente hasta la muerte.. siempre igual, el típico bully con media neurona en la cabeza que se dedica a hacerle la vida imposible a alguien mientras el grupo de idiotas lo imita sólo porque le atribuyen al agresor (alguien aún más idiota que ellos) poder social y un liderazgo mal entendido (¿? menuda chorrada).

Cada vez siento más vergüenza ajena de pertenecer a la raza humana
 
Antiguo 21-jun-2012  

Que hijos de la gran ****. Son comportamientos que no entenderé nunca por mas que intente meterme en sus cabezas. Si me dieran la oportunidad de hacerles pagar, la aceptaría sin dudarlo, disfrutando de su sufrimiento hasta la muerte.
 
Antiguo 21-jun-2012  

Que gente cruel, es malo maldecir lo sé, pero solo pienso "Qué malditos", pobre niña. Lo de los vecinos me parece el p*to colmo!!!! No tenían visceras los desalmados, yo no podría dormir tranquila intuyendo que maltratan a alguien en la casa del lado. U_u ...Me asombra como hay gente que parece no tener pizca alguna de humanidad, jodidos estamos si el mundo sigue poblándose de gente así.
 
Antiguo 21-jun-2012  

Hay tanta basura en este mundo, la piel se me eriza de rabia al leer cosas como estas, alguien sabe si sus agresores recibieron un castigo, la pena de muerte hubiera sido buena.
 
Antiguo 21-jun-2012  

Cita:
Iniciado por andresito9999 Ver Mensaje
Hay tanta basura en este mundo, la piel se me eriza de rabia al leer cosas como estas, alguien sabe si sus agresores recibieron un castigo, la pena de muerte hubiera sido buena.
Yo creo que la pena de muerte no habría sido tan buena. No sufren lo suficiente, más bien tendrían que hacerles todo lo que le hicieron a esta chica, y después de eso ya plantearse si matarlo o encerrarlo de por vida.
 
Antiguo 21-jun-2012  

Ya conocia el caso, no se como puede haber alguien que pueda llegar a hacer eso, no me cabe en la cabeza
 
Antiguo 22-jun-2012  

Hace algún tiempo leí la noticia quedándome horrorizado por los aberrantes atropellos que sufrió esta pobre niña. No pude evitar sentir asco por esta maldita gente que es capaz de disfrutar con el sufrimiento de una indefensa; así mismo, desear que sus verdugos sufran las mismas, o aún peores, torturas de las que esta princesita tuvo que padecer.

Saber que esos niños disfrutaban al ver como una botella de vidrio le desgarraba las paredes vaginales, es realmente asqueroso, pero no me sorprende tanto ya que no soy de los que creen en esa estupidez de ver a todos los niños como "dulces angelitos del señor".

Otro caso estremecedor en donde se puede ver hasta que niveles de bajeza, por decirlo menos, es capaz de llegar el ser humano es el de Junko Furuta, en este caso la chica sufrió las mayores torturas que jamás haya podido conocer. Un dato importante es saber que entre sus torturadores se encontraban menores de edad.

¿Por qué hay seres humanos que disfrutan viendo sufrir al indefenso y al débil? ¿Cómo alguien puede ser capaz de torturar a una persona que no le ha hecho ningún mal, solo por diversión personal?

Última edición por OM_RA; 22-jun-2012 a las 03:43.
 
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