Son las 12:40 y sigo sin dormir. Podría intentarlo, pero he preferido quedarme un poco más.
Lo diré con franqueza... Estoy aquí para escribir algo trascendental, pero sé que ni siquiera lograré que resulte decente. Me apetece llamar la atención. Sí, no es lo normal en mí, pero hoy es un día especial. El simple hecho de que haya pensado de forma diferente lo hace especial.
En realidad, y aunque suene paradójico, doy fe de que la mayoría de vosotros sufrís repentinos ataques de vanidad y necesidad de reconocimiento a vuestros méritos, con más frecuencia de la que cabría esperar en individuos de carácter introvertido (y me incluyo, pero no quería sonar tan fraternal), que por lo general, aborreceís ser el centro de atención.
Temas para exponer vuestros dibujos, pinturas, canciones... para mostrar vuestros ojos, vuestro rostro, vuestras voces... Debates para ver quien es el más sarcástico, irónico, inteligente, objetivo, subjetivo, argumentativo y supremo ser sobre la faz de este foro... Incluso existen competiciones no regladas para saber quién es más fóbico, quien es un hikikomori de pro y quien un impostor de mejillas sonrosadas que solo viene a hacer el mal en esta pacífica estancia (nótese la ironía).
Os gusta destacar y lo sabéis. Ahora bien, hay una razón lógica que comparto (muy a mi pesar), para que unicamente queráis hacerlo desde el anonimato total o el pseudoanonimato (dejando a la vista un ojo entornado o una foto de 10 años atrás, por ejemplo). Es simple: Las críticas. Tan valiosas como crueles. Las negativas os hunden sin vacilar. Las constructivas os hacen reflexionar y os acaban hundiendo por no saber cómo resolverlas. Y las positivas, en dosis altas, os pueden poner tan arriba que os harán creer que habéis hecho algo tan bueno, que es imposible cumplir con las expectativas... hundimiento profundo.
Todo esto, como es lógico, es una visión subjetiva (tratando de ser objetiva) de una persona insegura sobre otras de similar condición. No es mi intención alterar a impostores de mejillas sonrosadas, es más, con gusto leeré sus opiniones, importantes y necesarias para contrarrestar ideas radicales.
Sin más que añadir por el momento, más por sueño que por gusto, me retiro, hasta más ver.