En la escuela siempre se metían conmigo llamándome caraculo. Hoy por la calle me han llamado capicúa (un colega me ha explicado que era porque tenía la cara como el culo y viceversa). El otro día fui al médico porque estaba enfermo, y dijo que tenía que suministrarme medicación por vía rectal, pues fue el tío y me estampó un supositorio en la cara. Yo no creo que sea para tanto, maldita sociedad.