Reclutado

Albertina....te entiendo, creo que todos pasamos ese momento o por lo menos sabemos de que hablas....pero intentalo...tal vez te de algun buen resultado...si no te alivia..tampoco te matara......si no te sirve pues te sales y ya...¡ pero prueba......me refiero al relacionarte por internet......un especial saludo para ti....ojala te salga bien.....

Honore

Es sábado por la noche. Estoy solo en mi habitación. «¡Odio los fines de semana!», grito. Pero allí no hay nadie que me conteste. Hojeo una revista y veo una foto de un grupo de jóvenes en una playa. Arrojo la revista contra la pared. Se me saltan las lágrimas. Me muerdo el labio inferior, pero no puedo contener mis emociones. Vencido, me echo sobre la cama llorando, preguntándome: «¿Por qué tengo que ser yo quien siempre se quede solo?»

«Estoy en aislamiento, triste, simplemente existiendo sin más significado. Estoy sin compañía. Como, ando y duermo sin compañía y hablo para mí, nada más. No hay alrededor nadie que me oiga. Yo, y nadie más.» Estas notas fueron escritas como la última súplica de un suicida vencido por esta enfermedad invisible y silenciosa llamada soledad, el dolor roedor que produce el reconocimiento agudo de no pertenecer a grupo alguno, de que nadie desea nuestra compañía...

A veces la angustia causada por la soledad persiste y nos parece invencible. Ronny, un estudiante de escuela secundaria, dice: «Llevo ocho años en la escuela de este distrito, ¡y nunca he conseguido un solo amigo! Nadie sabe cómo me siento y nadie se interesa en saberlo. ¡A veces me parece que no puedo soportarlo más!»

Rhonda, de 16 años, señala así la causa más común de la soledad crónica: «Creo que me siento tan sola porque... nadie puede tener amigos si no está contento consigo mismo. Y no me parece que yo esté muy contenta conmigo misma.»

Cierta Joanna era una joven atractiva de 15 años de edad que disfrutaba de gran popularidad entre los muchachos y también las muchachas. Parecía que era feliz, que gozaba de una abundancia de compañerismo. Pero su vida terminó bruscamente con el disparo de un arma de fuego de dos cañones... por la propia mano de ella. Dejó esta nota: «El amor es dejar de sentirse solo. El aburrimiento lastima.» ¿Por qué se sentiría sola una persona así, rodeada de tantos amigos? Todos tenemos la necesidad fundamental de comunicar nuestros sentimientos a otra persona que manifieste interés sincero en ellos. Entonces, cuando a uno se le frustra este deseo de compartir los asuntos íntimos de su corazón, el resultado es una soledad melancólica: no hay respuesta por parte de otros, sentimos que no se nos desea o que siempre tenemos que llevar nuestras pesadas cargas emocionales solos.

En una encuesta que se realizó en 1978 y que abarcó a más de 52.000 participantes, se preguntó qué emociones producían el mayor malestar: más del 40 por ciento de los interrogados dijo “a menudo me siento solo/a”. Y un estudio informó: «Si hay un solo tema sobre el cual versan los relatos de los suicidios, es el de estar aislados de familia, de amigos, de toda persona que pudiera servir de ancla y sujetarlos a la realidad o que simplemente escuchara atentamente.»

Lariem

Ultimamente,alucino en la internet.

En colores.

Shygirl

Siento que necesito a alguien con quien hablar, en quien confiar y con quien compartir las experiencias de mi vida por tontas o pequeñas que sean...

Añoro compañía... pero prefiero mi soledad quizá, porque la conozco bien y me permite quedarme en mi zona cómoda.

Shygirl

Merovingio

Realmente, como ya han comentado por ahi, internet no te va a solucionar ningun problema. Nunca se conoce del todo a la gente por este medio, es el "baile de las mascaras"; todo el mundo se disfraza e interpreta su papel, nadie sabe quien es quien, lo cual da mucha libertad para poner en practica un "super-yo", que difiere bastante del ser real.

No te voy a decir que busques amigos, y no me voy a ofrecer como tal. Te aconsejo que te acostumbres. Por experiencia te digo que hasta a eso puede acostumbrarse el ser humano. La compañia, o mejor dicho, el sentirse acompañado, no es algo que se busque; es algo que llega. Algun dia de estos te toparas con una persona a la que puedas llegar a considerar amiga, pero sin intereses de por medio.

Hay mucha falsedad en el mundo. Todos dicen ser amigos de todos y tratan de quedar bien los unos con los otros, se fuerzan a decir cosas que no sienten para aparentar una afectividad que no existe; es como llenar de aire un inmenso vacio, a falta de otro tipo de materia mas tangible.

La amistad no se solicita; surge. Se construye desde los cimientos de la sinceridad, el respeto mutuo, incluso la admiracion. Si se empieza por forzar una situacion de manera artificial, el resultado final dista mucho de ser auntentico.

Honore

La soledad es quizá una señal de advertencia: El hambre nos avisa que necesitamos alimento; la soledad nos avisa que necesitamos compañerismo, estar cerca de otros, tener amigos íntimos. Para que el cuerpo funcione bien necesitamos alimento; para sentirnos bien necesitamos la compañía de otros. En un lecho de brasas ardientes, cuando apartamos una brasa de las demás, pierde ésta su fulgor; pero si la colocamos de nuevo entre las demás, ¡vuelve a resplandecer! De manera similar, acaso nosotros no “fulguramos” o funcionamos bien por mucho tiempo si nos aislamos, pues por naturaleza nosotros los humanos necesitamos evidentemente la compañía de otras personas.

Indudablemente, el mejor consejo para el que se siente solo es tratar con otras personas: El interesarse en otros no solo ayuda a olvidar la propia soledad sino que hace que otros se interesen en uno. No nos quedemos sentados esperando que la gente nos salude; nosotros también tenemos que ser amigables (si no, la gente va a pensar quizás que somos orgullosos). Empecemos con una sonrisa; puede que la otra persona nos responda eventualmente de igual manera. Luego, el paso siguiente sería entrar en conversación, empezando con preguntas sencillas tales como “¿de dónde sos?” o “¿conoces a tal persona?”; puede que ambos conozcamos a la misma persona, y entonces en poco tiempo estemos conversando. Y una actitud generosa también ayuda mucho a edificar amistades valiosas.

Si estimulamos la conversación con unas cuantas preguntas sencillas pero consideradas, como “¿de dónde sos?”, “¿qué pensás de este lugar?”, “¿tenés algún pasatiempo?” (y evitando claro el curiosear o persistir en un asunto más allá de lo que le sea cómodo al otro), pronto se nos hacen a nosotros preguntas similares y tenemos así la oportunidad de hablar; y además de simplemente estar hablando, estamos dando el primer paso en establecer afinidad con esa otra persona: la próxima vez que coincidamos, tendremos algo en común, pues esta persona ya no será para nosotros otra cara más en la muchedumbre, ni tampoco lo seremos para ella; habremos empezado ya a compartir ideas y experiencias.

Mostremos interés sincero en otros entonces, dispuestos a pagar el precio emocional de relacionarse con otras personas, esforzándonos por forjar relaciones que sean más que superficiales. Cuando una persona se interesa sinceramente en otras, algunas seguramente le corresponden. Así, como personas solitarias debemos tomar la iniciativa en hacer cosas para otros. ¿Acaso no levanta el ánimo de un ser solitario así como el nuestro propio el que visitemos a esa persona? ¿Qué mejor manera de ahuyentar la soledad de uno mismo que ahuyentársela a otro?

Además, hay que tratar de conocernos bien para poder llegar a otros. Y no esperemos la perfección de nosotros mismos ni del otro. Muchas veces hay una torpeza natural: requiere tiempo el edificar una amistad; no imaginemos que es posible formarla después de unas cuantas conversaciones ligeras.

“¡No es tan fácil como suena!” Cierto. Todo esto requiere que cuando estemos teniendo una conversación, en vez de estar pensando en qué vamos a decir después, escuchemos con verdadero interés, concentrando nuestra atención en lo que el que nos habla nos está diciendo, tratando de sentir las emociones que esa persona esta sintiendo, viendo las cosas desde el punto de vista de ella. ¿Parece difícil? ¿Es mucho más fácil decirlo que hacerlo? Todo lo que merece la pena cuesta siempre menos de dicho que de hecho. ¡De ahí que el hacerlo produzca satisfacción!

Honore

El simplemente tener asociación agradable con buenos amigos tampoco es la solución completa para la soledad. Para que tengamos dignidad y amor propio (cosas sumamente necesarias para vencer la soledad) es preciso que nuestra vida tenga propósito y un sentido genuino de logro. Una soltera de 24 años de edad contaba: «No era más que un día tras otro de depresión y soledad. Pasé muchos años esperando... esperando que el mundo me entregara un sobre con información en él sobre lo que debería hacer con mi vida. Me imaginaba que entonces todo estaría bien, no me sentiría sola ni insegura.» Un investigador dijo esto acerca de muchos adolescentes que se sienten solos: «No desarrollaron profundidad, no aprendieron a usar los instrumentos de supervivencia, no descubrieron la importancia de fijarse proyectos en la vida.»

'Necesitamos dar sentido a nuestra vida…' Esta idea se ataca de forma muy interesante en el libro El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl. El autor enlaza esta cuestión con casos de prisioneros en los campos de concentración de Hitler. «El sufrimiento deja de ser en cierto modo sufrimiento en el momento en que encuentra un sentido, como puede serlo el sacrificio. El interés principal del hombre no es encontrar el placer ni evitar el dolor, sino encontrarle un sentido a la vida, razón por la cual el hombre está dispuesto incluso a sufrir a condición de que ese sufrimiento tenga un sentido.» Ciertamente, un mártir en la hoguera puede tener una felicidad que para sí ya quisiese un rey en su trono.

Otra sugerencia es que tratemos de determinar exactamente qué es lo que inicia nuestro sentimiento de soledad. Un divorciado descubrió que lo que desencadenaba sus sentimientos de soledad era el llegar a casa a un apartamento oscuro, triste. ¿Qué hizo? «Pinté la sala de entrada de un color cálido y colgué allí algunos de mis cuadros favoritos. Entonces compré una lámpara, que dejo encendida cuando salgo. Hallo que cambia por completo mi disposición.»

Y el círculo de amistades que pueden ayudarnos no tiene tampoco que limitarse a los seres humanos. Cierto veterinario dijo: «Los problemas más grandes a los que se enfrentan las personas de edad avanzada no son las enfermedades físicas, sino, más bien, la soledad y el rechazo que sufren. La compañía de los animales da propósito y sentido a las personas de edad avanzada en un tiempo en que es común que vivan apartadas de la sociedad.» La revista Better Homes and Gardens añade: «Los animales de compañía contribuyen mucho al tratamiento de los que padecen trastornos emocionales, animan a los que sufren enfermedades físicas, a los disminuidos y a los minusválidos, e infunden fuerzas a los que se sienten solos y a los ancianos.» Y un artículo de otra revista decía lo siguiente acerca de las personas interesadas en los animales de compañía: «Sus inquietudes disminuyen, y pueden expresar amor a sus animales de compañía sin temor a ser rechazados. Sienten que tienen una responsabilidad; se sienten necesitados: alguien depende de ellos.»

A menudo la respuesta típica que se da a la persona que se siente sola es: «¿Qué te pasa? No hay necesidad de que te sientas solo. Salí a pasear. Afiliate a algún club. ¡Ocupate y hace algo!...» Y se coloca así toda la culpa por la soledad sobre la víctima. Pero el mantenerse ocupado simplemente con el objetivo de mantenerse ocupado es como un narcótico: no le hace frente a la verdadera causa de esa soledad, sino que la cubre o elude. Un investigador admitió: «Un sinnúmero de personas me han dicho que han probado esta fórmula [la de mantenerse ocupadas] con el único resultado de que descubren que vuelven a una casa vacía totalmente rendidas y más indefensas que nunca ante el vacío doloroso de su vida.» No obstante, algunos han descubierto que el mantenerse ocupados en hacer cosas para otros con un motivo altruista SÍ previene, combate la soledad.

Tengamos en cuenta que nuestra situación no es permanente y se puede cambiar, y que hay otros que están como nosotros. Y el tiempo que pasamos en soledad dediquémoslo a aprender y para desarrollar nuestra creatividad, pues hay que reconocer que los sentimientos de soledad no surgen necesariamente por el hecho de estar solo: el erudito absorto en su labor de investigación podrá estar solo, pero no se sentirá solo; el pintor que crea una obra de arte, aunque esté a solas, no tiene oportunidad de sentirse solo; estas personas agradecen un momento de aislamiento, y es entonces cuando la soledad se convierte en su mejor aliado.

jairito

Hola albertina.
Yo tambien me siento solo, aburrido, desesperado, y deprimido, algunas veces me siento un poquito bien, pero todo termina igual, si no me he volado la cabeza es porque encontré este lugar y gente genial con el mismo problema mio y hay una pequeñísima luz de esperanza. Me gustaria conocerte mejor mi email es : [email protected]

perdidadelamanodedios

Honore, el honor es nuestro de tenerte aqui para q nos hagas llegar las cosas q ecribes.

como me gusta lo q pones!, siempre me hace pensar y aprender muchas cosas, gracias!