Me iría a una plaza céntrica y muy concurrida, donde haya muchos establecimientos comerciales, encendería una buena hoguera y lo quemaría todo allí.
Más en serio (aunque lo anterior sería divertido), me iría del pueblo donde vivo, a una ciudad grande. Metería una buena parte en el banco y viviría de las rentas toda la vida (salvo colapso bancario).