Lamentablemente, me temo que este post pueda resultar un poco largo. Pero si me he decidido a escribirlo es porque ahora mismo me encuentro en un mar de dudas y estoy segura de que vuestras opiniones pueden ayudarme muchísimo.
Hace más de dos años tuve una crisis de ansiedad y ahí empezó mi claustrofobia, luego mi fobia social y, ahora, la agorafobia.
El caso es que, desde aquel día fatídico, he hecho de todo para tratar de salir de esto: me están visitando un psiquiatra y un psicólogo, voy a terapias de grupo, busco libros que hablen de estas enfermedades… Pero parece que nada de eso funciona demasiado.
Especialmente, mi forma de enfrentarme a todo ello ha sido tratar de seguir haciendo mi vida normal pese a todo. Con ello quiero decir que he dejado de hacer muchas cosas, pero no he dejado de ir a trabajar ni un solo día. Y lo que hasta hace poco se me antojaba un triunfo y un camino de salida empieza a desdibujarse.
De un tiempo a esta parte, ir a trabajar cada día me cuesta un mundo, y el dolor empieza a ser insoportable. Tanto, que muchas noches me las paso llorando como una niña pequeña que al día siguiente no quiere ir al colegio. A las dificultades derivadas de los trastornos que padezco se suma el hecho de que mi trabajo es bastante estresante, hay mucho que hacer y somos muy pocos para hacerlo, con lo que muchas veces hay que trabajar más horas de las convenidas, e incluso hacer horas el fin de semana en casa. Además, el ambiente laboral tampoco es todo fluido como podría ser.
Ahora me planteo, después de dos años con la estrategia de “seguir pese a todo y cueste lo que cueste” y de no conseguir otra cosa más que empeorar, si no me estaré equivocando.
Hace un tiempo el psicólogo me dijo que, estando como estaba, si pedía la baja laboral me la darían seguro, pero no quise hacerlo. Así que, ahora que estoy peor, en principio no debería haber problema.
Mi dilema es que soy consciente de que cuanto menos hago menos me veo capaz de hacer, por eso no me he planteado la baja laboral hasta ahora. De hecho, estas vacaciones las pasé prácticamente encerrada en casa y después me costó un mundo ponerme de nuevo al nivel de lo que era capaz de hacer antes de empezarlas. Pero, por otro lado, por circunstancias, he tenido unos días de vacaciones y he estado mucho mejor que cuando trabajo, incluso llegué a proponer salir a cenar uno de ellos (y hacía muchísimo tiempo que yo no proponía salir a ningún sitio). Pero todo eso cambió de nuevo al volver a trabajar.
Evidentemente, aún tengo que hablar de esto con la psicóloga, para saber qué opina ella. Pero estoy segura de que, si alguien ha tenido la paciencia de llegar hasta aquí y tiene a bien darme una opinión, desde el trastorno y el dolor compartido, me sería de muchísima ayuda.
Gracias a los que hayáis tenido la paciencia de leer, aunque siento el ladrillo de mensaje.