Mi percepción sobre mi físico, en especial, la beldad u horror de mi rostro, como bien ha apuntado la que comenzó este tema, se debe exclusivamente a la autoestima.
Fase 1: Destruido psíquicamente por el acoso, donde de manera indeleble, se me atacaba como "feo", me veía algo despreciable, siempre cuestionándome mi aspecto. No podía ni mirarme al espejo del asco que me daba
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Fase 2: En medio de fatuas terapias para tratar de superar la fobia y la depresión, siempre encontrabas a gente que, al comentar asuntos tangenciales a la belleza (relaciones románticas, peso, actividades deportivas...), te decía cuando tú te presentabas diciendo que eras un tipo feo,
"¿Estás loco?", ¿Te has visto bien?", "Me encantas". Rubor al instante y negación
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Fase 3: Admito que soy resuelto
y tengo cierto aspecto andrógino cuya atractivo parece imponerse en la actualidad. Sea como fuere, mi principio es que los humanos somos grotescos, así que sigo sin salir en las fotografías, aunque, ahora, tampoco sale ninguna persona más, no vayan a romper la estética del decorado
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