Buenos días a todos.
Escribo este mensaje para presentarme, pero lo cierto es que no sé que debería decir. Yo no estoy seguro de tener de verdad fobia social o alguno de los transtornos de la personalidad (esquizoide, evitativo,...) que he visto por la red, en parte porque no estoy dispuesto a acudir a un escarbacerebros para que intente diseccionar mi mente con sus burdas teorias.
Lo que sí sé es que nunca he sido muy sociable. Mi madre siempre me dice "A ver cuando te vas a relacionar con las personas como alguién normal". Sinceramente, me cuesta mucho hablar a la gente, en mi cabeza he llegado a hilvanar miles de conversaciones, con frases ingeniosas y algún chiste, que a la hora de la verdad se quedan ahí, en mi cabeza, ya que por mi boca acaban siempre saliendo más monosílabos que otra cosa. Incluso por teléfono me resulta imposible hablar. Por internet si puedo, creo que la sensación de distancia y lo impersonal de esta comunicación (sin ningún tipo de contacto real, ya sea visual o auditivo), me hace más sencillas las cosas.
A lo largo de mi vida sólo tuve un pesudoamigo (entre 3º y 5º de primaria, que acabo distanciándose en busca de compañías más agradables). En primaria y secundaria no tenía contacto con nadie, y me pasaba los recreos sólo, viendo las fotos del libro de ciencias sociales (me tenían por eso como un empollón). No podía hablar en voz alta en clase ni salir a hacer los ejercicios a la pizarra, una vez me mandaron al despacho del director por ello. Aunque al final los profesores aceptaron mis problemas y solían ser tolerantes con mi comportamiento. Me llevaba méjor con algunos de ellos, sobre todo con el de ciencias sociales que con los demás alumnos. En bachiller méjoro un poco la cosa, favorecido por el cambio de centro, decidí intentar ser más sociable y hablar con la gente, o intentarlo. En parte lo conseguí, hablaba con mis compañeros, y aunque no tenía amigos de verdad con los que hiciera actividades, me llevaba bien con ellos. Esa tónica se ha mantenido en la universidad.
A parte de las cortapisas (qué no sé si atribuir a una mera timidez), lo cierto es que otro de los impedimentos que tengo para hacer amigos es que no sé de que hablar. ¿De qué habla la gente normal? me pregunto. La verdad es que muchas de las conversaciones que oigo mantienen las personas cercanas a mí me aburren. No es que quiera presumir de ser un pensador que esta siempre con la cabeza en temas de gran trascendencia filosófica o ciéntifica, pero sus preocupaciones vanales no me importan.
Ya os he dicho que no tengo amigos. Con mis parientes tampoco conecto. Mi madre me parece un ser frío y distante, incapaz de comprenderme. Mi padre me parece sencillamente vulgar. No tengo ninguna relación de confianza con ellos. A veces apenas cruzamos unas cuantas palabras a lo largo del día. Tengo dos hermanas, pero tampoco cuento con ellas. A veces creo que soy adoptado, y me produce cierta satisfacción este pensamiento, lo cierto es que nací mucho después que mis hermanas (me llevan las dos más de diez años), y creo que nunca me han querido, aunque esta es mi impresión de la realidad, no la realidad, claro, eso lo sé...
A veces me he sentido mal, con períodos depresivos que creo que podría considerar de "profundos". Hace poco pase por uno de ellos. Volver a ver unos dibujos de mi infancia en televisión me recordó aquellos deseos que tenía de sentir algo de afecto, y la envidia que me daban los personajes de esos dibujos, tan amigos y con sus madres tiernas y preocupadas. Claro que la conciencia de lo falso de esos dibujos y la realidad me golpearon con la fuerza de un mazo, aunque hace unos días que me he recuperado, parcialmente al menos. No voy a ocultar, en esta explosión de sinceridad para con vosotros, señores desconocidos, que la idea del suicidio a veces me ha pasado por mi mente. Sobre todo en algunos estados depresivos causados por la conciencia de la mortalidad. En un libro en que se explicaba el significado de las cartas del tarot (no es que crea en ellas, pero me encantan los simbolos y como nuestra mente enlaza imagenes con significados), decía el Arcano XIII (el arcano sin nombre que confudimos con la muerte): "Los niños no me conocen, cuando lo hacen, se acaba su infancia". Yo la descubrí después de ver una película de Woody Allen (sí, así es la vida), "La última noche (o algo así) de Boris Gruchenko). Hubo un tiempo entonces en que la idea de la muerte presidía todo pensamiento que tenía. Hoy no se ha borrado, pero en mayor parte he conseguido que no sea preponderante.
En fin, no tengo tiempo para seguir escribiendo ahora mismo. No esperaba escribir algo tan largo, pero bueno, me disculpo por el tocho que les dejo.
Saludos cordiales a todos.