En mi ciudad nunca llega la sangre al río. Yo he ido varias veces a manifestaciones, algunas realmente multitudinarias, siempre con permisos y bajo los auspicios de los sindicatos, que se guardan muy mucho de hacer nada especialmente provocador o violento.
Además, mi amigo y yo somos unos artistas del camuflaje. Recuerdo un día en que nos aparecimos por la Plaza Mayor e, interesándonos por donde aparecería la manifestación, se lo preguntamos a un poli nacional, charlando un ratillo con él, especialmente mi amigo. Al final, yo, más que nada porque algo tendría que hacer el buen hombre aparte de soportar la perorata de dos
gualdrapas como nosotros, le di carpetazo a la conversación.
Acto seguido, nos fuimos a una de las mesas donde había unos chavales dando información sobre el acto. Como vimos que no nos convencían las consignas del evento nos convertimos en puros y simples espectadores.
Un fóbico social se cuida muy mucho de salir en fotografías y aparecer en saraos multitudinarios, a menos que haya una buena causa.