Sergiks, no empecemos, tanto hombres como mujeres necesitan sentirse valorados y queridos. Pero tanto los unos como los otros, cuando son medianamente inteligentes, suelen odiar la adulación.
Relacionarse con gente del sexo opuesto no es duro por el género, si no por las experiencias personales. Yo que soy de cole de monjas no tuve oportunidad de relacionarme con más chicos que mi primo durante toda mi adolescencia, y eso desembocó (y no sólo para mi, sino unas cuantas chicas del grupo) en que a los 18 me ponía como un roja tomate, temblaba, y me latía el corazón a toda pastilla con el simple hecho de que hubiera un chico joven cerca de mi, ni siquiera tenía que gustarme, ni hacía falta que tuviera que interactuar con él.
Por suerte gracias a una amiga conocí a un chico que se convirtió en una persona muy especial para mi, y gracias a él (y al tratamiento de choque que fue empezar la uni, supongo), superé esa etapa de mi vida.
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