La obsesión por el traje de colegia revela sin lugar a dudas inclinaciones pedófilas. Lo cual no significa necesariamente que la persona que los posea se convierte en alguien abyecto. Simplemente es un gusto natural, como cualquier otro. Una atracción que, así les duela admitirlo, la tienen casi todos los hombres.
Sucede que los hombres suelen tener cierto instinto que los lleva a desear mancillar y poseer a una hembra virgen, inocente y cándida ¿y qué más inocente que una adolecente enfundada en un impoluto traje de colegiala?
En lo que respecta a mí, me gustaría que la fémina con la que esté llevase un traje muy entallado con sendos agujeros en los lugares indicados.
Otra idea divertida y excitante es el juego de roles, usando los diversos trajes para cada rol.