Qué año más asqueroso, ojalá pudiera acelerar el tiempo y plantarme en el 1 de enero del 2011. No es que las cosas fueran a cambiar mágicamente del 31 de diciembre al 1 de enero pero al menos lo vería como si tuviera todo un año por delante para cambiar las cosas, como si pudiera dejar todas las cosas desagradables detrás, atrapadas en el 2010 para siempre.
El 2009 fue un muy buen año, dentro de lo que cabe, con sus cosas buenas y sus cosas malas pero un año en el que hubo acontecimientos importantes, un año en el que sufrí pero en el que también me sentí bastante vivo. Este 2010 ha sido como una travesía por el desierto. Que acabe ya, por favor. No lo echaré de menos.