Una profunda tristeza, honda y antigua, por no encontrar mi lugar ni a nadie que quiera estar conmigo a causa de ser tan raro y extraño (y feo, no nos engañemos). Pero siento que...¡a tomar por culo! ¡el mundo se lo pierde!
Me siento muy fuerte y valiente por estar plantando cara a todas estas mierdas psicológicas que me tienen jodido.
Siento una especie de orgullo por todo lo que he superado y por las cicatrices que nadie ve, por lo que he dejado atrás.
Me siento lleno de energía y vitalidad.
Siento que da igual como acabe mi **** historia: viviré la vida tal cual venga, plantando cara, y nadie dirá que fuí un cobarde.
Y mientras tanto mato las penas con mis chicas: Orbea y Trek
¿A que son guapas?