Es lo que destroza mi corazón día a día.
Me niego a mentirme, y a decir "no lo necesito". He llegado a entender que estoy hecho para amar; es mi destino, mi anhelo más profundo en la vida.
Sin amor me falta todo, ni siquiera tengo la oportunidad de expresar mi verdadero yo. Hay todo un universo que para mí es desconocido, y eso desgarra mi alma con un dolor atroz.
Mis sentimientos son puros y mis ideales nobles, y a veces tengo miedo de nunca encontrar con quién compartirlos. Sin embargo la esperanza no se apaga, y la ilusión sigue viva.
Algo tan simple como un beso, un brazo, un "te quiero"... Algo tan común como compartir el sexo, algo tan corriente como despertar junto a la persona amada... Y yo aquí, sin conocerlo.
¿Que qué siento? un dolor inmenso. "Pero sobrevives" dirás. Y si, porque esa esperanza que no se apaga me mantine vivo. Pero si se extinguiera... ¡si se extinguiera! Entonces correría a abrazar la muerte, dulce muerte ante un futuro privado de amor.
Suerte que tengo ese bálsamo, el de la esperanza, para sanar mi corazón cada día y así permitirle seguir latiendo, en espera de aquél día maravilloso en el cual pueda por fin fundirse con el corazón de la mujer que amo.
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