Cómo ser más sociable (lo saqué de una revista):
• Empieza por cosas pequeñas. Ser sociable no significa que tengas que ser tan extrovertido que llames la atención o que te conviertas en alguien muy solicitado. Intenta hablar con las personas de una en una. Trata de sonreír y de mirar a los ojos cuando hables.
• Rompe el hielo. “¿Cómo?”, te preguntarás. Pues bien, cuando te interesas de verdad por los demás, normalmente no cuesta tanto encontrar de qué hablar. Un joven español llamado Jorge dice: “He visto que el simple hecho de preguntarle a alguien cómo está o qué tal le va en el trabajo, puede ayudarte a conocerlo mejor”. Un chico llamado Fred da esta sugerencia: “Si no sabes qué decir, empieza a hacer preguntas”. Por supuesto, no quieres que a la persona le parezca que la estás sometiendo a un interrogatorio. Si esta parece reticente a la hora de contestar, trata de contarle algo sobre ti mismo.
Mary, madre de un adolescente, señala: “Por experiencia creo que el mejor modo de conseguir que la gente se sienta a gusto es haciéndola hablar sobre sí misma”. Una joven de nombre Kate añade: “Los cumplidos sobre la vestimenta o sobre alguna otra cosa ayudan. Hacen que la persona sienta que le gusta a los demás”. Claro que has de ser sincero y evitar el habla lisonjera. Por lo general, la gente reacciona bien a las palabras atentas y agradables que son sinceras.
• Sé un buen oyente. Al fin y al cabo, la conversación es un intercambio de ideas y no un monólogo. Así pues, tu timidez al hablar podría resultarte ventajosa a este respecto. La gente valora a las personas que saben escuchar.
• Únete al grupo. Una vez que domines el arte de la conversación con una sola persona, intenta hablar en grupos. A veces, la forma más sencilla de mantener una conversación es uniéndote a una que ya ha comenzado. Naturalmente, el discernimiento y los buenos modales son esenciales. No te entremetas en lo que es, a todas luces, una conversación privada. Pero cuando sea evidente que un grupo está charlando, intenta unirte a él. Ten tacto; no interrumpas ni trates de tomar el control. Escucha un rato, y, cuando te sientas cómodo, quizás te apetezca hacer algunos comentarios.
• No te exijas perfección. A veces, a los jóvenes les preocupa demasiado hacer un comentario desafortunado. Una muchacha italiana llamada Elisa explica: “Siempre temía decir algo desastroso si hablaba”. Añade: “Entendí que estaba entre amigos y que ellos serían comprensivos si decía algo inoportuno.”
• No pierdas el sentido del humor. Es cierto que resulta embarazoso decir algo inapropiado, pero como indica Fred, “si te relajas y te ríes de ti mismo, se olvida todo rápidamente; estarás haciendo una montaña de un grano de arena si te pones nervioso, te sientes frustrado o te preocupas”.
• Sé paciente. Ten en cuenta que no todas las personas responden enseguida. Un incómodo silencio durante una conversación no implica necesariamente que no le gustes a tu interlocutor o que deberías darte por vencido. Quizás solo esté preocupado o sea tímido, al igual que tú. En situaciones como ésta, sería bueno que le dieses a la persona un poco más de tiempo hasta que llegue a sentirse a gusto contigo.
• Intenta hablar con adultos. A veces los adultos comprenden bien a los jóvenes que combaten el problema de la timidez. Así que no tengas miedo de comenzar una conversación con una persona mayor que tú. Kate dice: “Me siento cómoda entre adultos porque sé que no me van a juzgar, ni ridiculizar, ni hacer pasar un mal rato como quizás harían los de mi edad.”
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