A mí es que cuando un político apela a "la gente" ya me echa para atrás. Es un discurso melifluo y bastante tramposo. ¿Qué es "la gente"?, ¿somos todos iguales?, ¿quién es exactamente quien conforma esa gente a la que continuamente se apela? Sería de agradecer porque, hasta donde yo sé,
Amancio Ortega es "gente", pero no creo que tenga los mismos objetivos, ni las mismas necesidades que otras personas
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Es lo que tienen los populismos: recurrir a un lenguaje llano porque, evidentemente, piensan que todos somos g i l i p o l l a s. En todo caso, la plaga populista no es exclusiva de
Podemos, sino que abarca a todos los partidos. Quizás el partido más populista sea
Ciudadanos cuyo discurso es más huero que una cáscara y más simple que una larva. Su previsible triunfo será de la sociedad que valora tres cosas: juventud, belleza y simpatía. Vamos, habrá fóbicos que voten a un partido a cuya sede no podrían ni acercarse a 5000 km. a la redonda.
Una de las grandes monsergas que han convertido en más plural este circo es la condena a los infiernos del "bipartidismo", como si sumar más ingredientes a un mejunje diera como resultado un manjar. No, la estupidez se triplica o, en este caso, se cuadriplica, llegando a niveles insoportables.
En mi enorme ingenuidad, pensé que tanta corrupción, tanto nepotismo, tanta degradación de la vida pública, tanto desastre en la gestión de los servicios esenciales, tanta merma de nuestros salarios para quienes tenemos la suerte de trabajar (la tasa más baja en más de diez años), llevarían a que hubiera una deserción de las urnas como forma de respuesta a un régimen partitocrático y autoritario.
Pero, a la famosa gente, antes formulada, le han cambiado las imágenes que salen en los medios y entonces parece que las cosas son distintas. Ya no aparecen especímenes arcaicos como
Rubalcaba, ni
Cayo Lara; tampoco se prodiga el de
Pontevedra, posiblemente el indigente intelectual más grande que ha gobernado esta nación. En su lugar,
yogurines, jóvenes, majos, que se tutean (¡qué asco!) y tienen telegenia. Las cámaras les quieren. Todo el mundo quiere participar, votar y se sorprenden que sus opciones no sean las preferidas cuando son los mejores del Mundo Mundial.
¡Enhorabuena! El colectivismo manso siempre gana, el individuo libre siempre pierde.