Las novelas tontas de ciertas damas novelistas de
George Eliot, pseudónimo de
Mary Anne Evans.
Es ideal para estas fechas porque, aunque no verse sobre ello, se dedica a ridiculizar la perfección con que nos envuelven determinadas tramas. Pareciera que no se puede llamar a las cosas por su nombre y reconocer lo apestoso. Evans se mofa de esas novelas, típicas del
Romanticismo, donde la mujer es la esencia de los valores victorianos (abnegada, luchadora, de moral intachable y cuya única finalidad es encontrar un varón). Lejos de presentarlas como supuestas heroínas, en realidad son guías de conducta.
Tanto para las féminas, hartas que se las encorseten, como para los hombrecitos, hartos de las mujeres, resulta una lectura recomendable
. Siempre debe haber momento para el cinismo, de lo contrario habría que tomar cianuro entre tanto turrón
.