Pues lo cierto es que al final la noche fue tan decepcionante como bien profetizaba...
El ambiente era de máximo plomazo, malogrado por una especie de desgana comunal sin causa aparente; así que, por su parte, mi tía, con la encomiable intención de animar un poco el cotarro, se vistió de Mamá Noel (O.O). Sin embargo, sus festivos intentos no pudieron salir más rana, y siendo el personal incapaz de participar de su sentimiento subjetivo y ficticio (a mi juicio), la tita y sus tendencias dionosíaco-salvadoras cayeron en el más puro de los patetismos extemporáneos.
Total, que la cosa empezó a ponerse fea y su marido simuló dormir en el sofá. Pero lo gracioso fue cuando el resto hizo ademán de irse, porque va el hombre y se levanta de un salto (demasiado espabilado, por cierto...), mencionando que quizá baje a casa de su vecino Sergio... para ver qué tal y eso.
Jeje, sí, claro; éste lo que quería era saciar su apetito festivo, insatisfecho por una abuela senil, un cuñado prácticamente mudo, un par de incompetentes sociales terminales (ejem) y cuatro mocosos malmandados.
Pero bueno, ya digo que estos hechos no me producen ningún tipo de trastorno, porque bastante tengo ya con mis demonios internos... Así que bien, la noche bien, gracias.
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