Uno me dijo una vez que yo debía ser un pensador, porque no hablaba; aunque parezca un elogio, su tono era sarcástico.
También me han dicho varias veces que no hable tanto, que les doy dolor de cabeza. Se creen muy graciosos al decir esto, pero ya les daría yo dolor de cabeza con un pedrusco...
Para terminar, una excompañera de trabajo que no me conocía de nada, al saber que yo tenía pareja, me dijo que no me veía a mí con pareja, y tuve que enseñarle fotos para que me creyera