Hace tiempo que me he dado cuenta de que no sólo no leo casi nada, sino que las veces que lo hago, suelo atender más a la forma que al fondo. Me acabo de fijar en la referencia de Goldenheart a El crimen del padre Amaro, y ya me estoy descargando en la mula una versión (O crime do padre Amaro) que, con suerte, estará escrita en el portugués de la época, que inevitablemente me recordará el habla olvidada de mis abuelos. Me ocurrió lo mismo con una versión de O Alquimista en un portugués indudablemente de Portugal, y de aspecto más o menos arcaizante, cuya lectura me encantó, aunque me desilusioné luego al saber que era una adaptación, ya que el original se expresaba al uso brasileño.
Pff... se nota que las lenguas son una protoafición mía, aunque la tengo sin desarrollar. Pude estudiar francés y alemán en el bachillerato, y pasé, y cuando nos hablaron de los exámenes de Cambridge, no quise ni oírlo, ya que los asociaba a niños pijitos, y supuse que aquello no era para mí. Y así me va...
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