Cuando era chico todo era más simple, la felicidad era inocencia, jugar con los amigos en el parque todas las tardes hasta muy avanzada la noche, meter muchos goles y juntar abejas en botellas de plástico para luego soltarlas y que nos siguieran a picarnos, etc., etc.
De adolescente quería ser millonario… tener una limosina, mujeres y mucho dinero a la mano para despilfarrar con mis amigos, comprar y hacer cosas excitantes por montones todo el tiempo. Luego me empezó a gustar la música, me volví menos materialista y entonces mi felicidad era aprender una nueva tonada cada vez que podía.
Hoy en día me he dado cuenta de que todo ha sido tan fugaz y pasajero, que los amigos que tuve de niño ya no son los mismos de antes, que el dinero(aunque nunca fui millonario) no compra el verdadero afecto, y que hacer las veces de seductor para saciar el instinto y atrapar la felicidad entre los brazos(o las piernas) de una mujer por un momento ya no resulta tan divertido, sin importar lo bella que esta sea, si al final no se trata de amor.
Reconozco que aún me sigue gustando la música, pero pienso que si basara mi felicidad en ella entonces todo sería tan subjetivo y perecedero… ¿qué pasaría si perdiera una mano o una oreja, si me quedara sordo? O si de pronto en lugar de las melodías me atrajera el mar y fuera pescador… entonces mi felicidad seria esa, la mar y los peces, si fuera yo un profesor mi felicidad sería enseñar, etc.
Al final todo eso sigue resultándome tan subjetivo y en fin la vida se me va pasando, gastando como hasta ahora, haciendo planes para una futura felicidad, pero siempre faltándome algo que va más allá de todos mis deseos personales, algo más “real”.
Es por eso que últimamente tiendo a pensar que ese vacío interior solo puede ser llenado por el creador, un ser superior que es el único que según yo podría proveer esa sensación de felicidad aquí y ahora, más allá de las cosas pasajeras y materiales de esta vida, sean cuales sean las circunstancias o la condición en que uno viva. Por eso para mí en estos momentos ser infeliz es la falta de contacto con Dios y ser feliz es sentir su presencia dentro de nosotros. Esa es la felicidad para mí ahora y yo la sigo buscando confiado en que esta será la última vez que la buscaré.