Todo tu mundo pasa a ser esa persona. Ahora es lo que más te importa, lo que más necesitas y lo que más quieres. Sientes una inmensa felicidad al verla, tocarla, congeniar y compartir momentos con ella.
El corazón se acelera, los pensamientos se agolpan atropelladamente sin control, sientes una extraña sensación de presión en el estómago.
En fin, intensa sensación que todos vivimos varias veces en nuestra vida. Lo malo es cuando ese amor no es correspondido, entonces pasamos de una sensación maravillosa a un verdadero suplicio.
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