El amor es un constructo social hipócrita que enmascara dos realidades incorrectas de admitir: costumbre y sexo.
Porque el amor que sentimos por nuestros padres y familiares más proximidad se fundamenta en su cercanía durante el inicio de nuestra existencia. Interiorizamos un tratamiento especial con quien nos dio la vida y nos sostiene. Si se le quiere llamar "amor", vale. Aunque desde un punto de vista meramente antropológico no deja de ser una costumbre aceptada desde el inicio de los tiempos. Otros animales abandonan a sus crías y éstas no adquieren ningún tipo de apego con sus progenitores.
En el caso del denominado amor romántico es todavía más pueril. ¿Cuántas personas se enamoran de alguien pese a que su físico les repele?
Entonces extraeremos como conclusión que el amor comienza con un deseo sexual, más o menos camuflado. Cuando ese deseo se ha consumado, ¿qué ocurre? Exacto: la necesidad de estar acompañado/a - otra costumbre - fortalece la unión. Hay quien no soporta tal rutina y acaba rompiendo el proyecto común con la intención de empezar de 0, es decir, buscar un nuevo sujeto con quien copular. Así, sucesivamente.
Se le ponen velas, letras de
Bécquer y apelaciones a lo maravillosa que es la vida estando enamorado, una vez que se han consumido los suficientes gramos de lisérgicos y punto pelota
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