Ayer, después de 1 año sin hablar más de 1 minuto con un desconocido -la última vez había sido con una trabajadora social- me sorprendió muy mucho que estuviera manteniendo una conversación con un empleado de una tienda de deportes durante veintitantos minutos sin sintir presión, ni timidez, ni miedo a mirar a los ojos. Estuvimos casi en plan colegas, de coña en coña, yo preguntando y él respondiendo con toda naturalidad. De verdad, hacía mucho que no me volvía a sentir otra vez -aunque efímeramente- "persona entre personas".
Pero al salir de la tienda me volvió a caer todo el peso de nuevo y pensaba: en 10 años puedo contar con los dedos de una mano las situaciones de este tipo. La sensación de soledad y vacío total de la existencia que siento al salir a la calle -especialmente después de haber estado muchos meses encerrado- es indescriptible, e imagino que muchos de aquí saben de lo que hablo. En esos momentos afloran un mar de sensaciones y recuerdos que me suelen dejar muy tocado durante semanas, hasta que vuelvo a "anestesiarme"; algunos de ellos parecían olvidados, otros siguen muy presentes. Es una sensación muy rara, casi un viaje cosmogónico a los orígenes: hay ciertos lugares donde vivo en el que esos recuerdos surgen casi inmediatamente. Uno de ellos es una pequeña urbanización, con sus calles llenas de árboles, que está al lado del hospital de mi ciudad. Cada vez que paso por allí, me embarga esa sensación que ya he descrito antes y de la que no tengo explicación: ¿algún tipo de anhelo infantil? ¿un arquetipo junguiano? Añadido a eso, soy una persona que piensa mucho -y a la que afecta mucho- el pasado y todo lo que tiene que ver con el paso del tiempo y el efecto que produce en nuestros recuerdos.
Saludos
|