Marqué no tener empleo y no tener metas, pero también otro.
Más que tener empleo, me preocupa aún más el
deber de tener empleo, es decir, la necesidad de emplearse; siempre que tuviera dinero, las metas -en un sociedad mercantil, o sea toda sociedad...- no serían una preocupación por cuanto la apertura a cualquier cosa, pulsión, deseo, voluntad, incluso la de hacer nada, pues al siguiente día cabrá esperar algo distinto... Con el empleo no: no esperen nada, todos los días se amontonarán sin brillo en un tedio que consume la vida en toda su expresión.