Los puentes mágicos
 

No puedo esconderme, ¿eh? siempre me descubres...

Realmente... yo no vaticiné nada. Sólo lo "deseé" para no terminar con todo...
Pero admito que es una absoluta estupidez.
Y además, no creo que esa magia pueda desaparecer tan fácilmente. Es imposible. Es demasiado bella. Es demasiado intensa. Y, sinceramente, se me pasó por la cabeza destruirla. Porque su belleza me abruma. Su intensidad me desintegra. Es como un Síndrome de Stendhal. Es tan hermosa que duele. Pero no puedo... no se va. Día tras día me embriago con su presencia.

Al atardecer me seduce con su danza, me llena la alcoba de flores, de aromas dulces, de vainilla, regaliz, chocolate, azahar, canela, magnolia...

Llegada la oscuridad, se esconde tras cedros imaginarios y me obliga a perseguirla, pero nunca consigo atraparla... Ella sonríe cómplice y se aleja cada vez más...

Después de medianoche se viste negro, se torna poderosa, seductora, enigmática... me mira fijamente, ríe burlona y desaparece entre oscuras y tenebrosas nubes de humo. Empieza a doler. Maldita zorra...

¿Cómo puedo deshacerme de ella? ¿Tan sencillo te parece?
No basta con tu ausencia. Por muy lejos que te vayas, ella no se moverá de aquí.
Esto es delirante...

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-¡Una denuncia, una denuncia!
Ivy, a punto de meterse en la cama, se sobresaltó al escuchar esas voces dirigiéndose a su habitación. La luz ya estaba apagada. La puerta se abrió de golpe y por un instante se paró el mundo al cruzarse esas estupefactas miradas. Había cuatro ojos clavándose en los de Ivy, pero ella no podía evitar centrarse en los que terminaron por romper el silencio con un "¡Hola!"
- Hola...
- ¿Vas a dormir aquí, conmigo?
- Sí, supongo.
- ¡Guay! ¿Llevas piercings? ¿Tatuajes?
- Tengo un piercing en el ombligo.
- ¿A ver? ¡Yo también! Y en la lengua, y en el labio, y en la nariz, y en el pezón, y en la ceja y quiero hacerme otro en... y un tatuaje que...
Badia se quitó sus plataformas y los ajustados pantalones de campana para sentarse a lo indio, cómodamente en la mesa del escritorio. La otra chica, Gala, escrutaba a Ivy con la mirada mientras trataba de romper el hielo comentando: "Tienes cara de pirómana. Pero bien eh, mola".