Morochita |
26-may-2013 22:02 |
Respuesta: Excelente libro: lo recomiendo
Muy buen aporte me ha gustado mucho ..
voy a dejar algunos párrafos tomados de este texto que me han gustado :
Todas las vidas son únicas, y cada una de ellas es difícil, Nos solemos sorprender envidiando la vida de los demás pero lo cierto es que no tendríamos los mismos problemas, al menos no los nuestros. Pero tendríamos otros: los suyos.
Marilyn Monroe, la más sexy, célebre y libre de las mujeres, deseada incluso por el presidente de su país, ahogaba su desazón en el alcohol y murió de sobredosis de barbitúricos. Kart Cobain, el cantante del grupo Nirvana, convertido en vedete planetaria de la noche a la mañana, se suicidó antes de haber cumplido los treinta años. También el suicidio apareció en la vida de Hemingway, a quien un premio Nobel y una vida fuera de lo común no evitaron un profundo sentimiento de vacío existencial.
No obstante, existen personas felices que llevan una vida armoniosa. Por o general, tienen la sensación de que la vida es generosa. Saben apreciar lo que les rodea y los pequeños placeres cotidianos: las comidas, el sueño, la serenidad de la naturaleza, la belleza de la ciudad. Les gusta creer y construir, tanto objetos como proyectos o relaciones.
Algunas son ricas, otras no; algunas están casadas, otras viven solas; algunas cuentan con talentos particulares, mientras que otras son perfectamente normales. Todas han conocido fracasos, decepciones y momentos difíciles. Nadie escapa a todo eso. Pero en conjunto parecen saber sortear mejor los obstáculos: se diría que cuentan con una aptitud particular para crecerse frente a la adversidad, para dar un sentido a su existencia, como si mantuviesen una relación más íntima con ellas mismas, con los demás, y con lo que han elegido hacer de su vida.
● En el interior del cerebro se encuentra un cerebro emocional, un verdadero <<cerebro en el cerebro>>. Este cerebro cuenta con una arquitectura distinta, con una organización celular diferente, e incluso con propiedades bioquímicas distintas del resto del neocórtex, es decir, de la parte más evolucionada del cerebro, que es la sede del lenguaje y del pensamiento. De hecho, el cerebro emocional suele funcionar independientemente del neocórtex. El lenguaje la cognición no tienen más que una influencia limitada sobre él: no se le puede ordenar a una emoción que aumente de intensidad, o que desaparezca, de la misma manera que se puede ordenar al espíritu que hable o se calle.
Por su parte, el cerebro emocional controla todo lo que rige el bienestar psicológico y una gran parte de la fisiología del cuerpo: el funcionamiento del corazón, la tensión arterial, las hormonas, el sistema digestivo e incluso el inmunitario.
● Los desórdenes emocionales son consecuencia de disfunciones de este cerebro emocional. En muchas ocasiones, estas disfunciones tienen su origen en experiencias dolorosas vividas en el pasado, sin relación con el presente, pero que se hallan impresas de manera imborrable en el cerebro emocional. Estas experiencias acostumbran a controlar nuestras percepciones y comportamiento, a veces varias decenas de años después.
Los dos cerebros, emocional y cognitivo, perciben la información proveniente del mundo exterior más o menos a la vez. A partir de ahí, pueden bien cooperar, o disputarse el control del pensamiento, de las emociones y delcomportamiento. El resultado de esta interacción –cooperación o competición- es lo que determina lo que sentimos, nuestra relación con el mundo y con los demás. Las diversas formas de competición nos hacen desgraciados. Por el contrario, cuando el cerebro emocional y el cognitivo se complementan, uno para dar dirección a lo que queremos vivir (el emocional), y el otro para hacernos avanzar por ese camino de la manera más inteligente posible (el cognitivo).
Para vivir en armonía en la sociedad humana hay que alcanzar y mantener un equilibrio entre nuestras reacciones emocionales inmediatas –instintivas- y las respuestas racionales que preservan los vínculos sociales a largo plazo.
La relación más fuerte entre el corazón y el cerebro emocional es la que establece lo que se denomina el <<sistema nervioso periférico autónomo>>, es decir, la parte del sistema nervioso que regula el funcionamiento de todos nuestros órganos, que escapa, a la vez, a nuestra voluntad y a nuestra conciencia.
El sistema nervioso autónomo está constituido por dos ramales que inervan cada uno de los órganos del cuerpo a partir del cerebro emocional. El ramal llamado <<simpático>>* libera adrenalina y noradrenalina. Controla las reacciones de lucha y huida. Su actividad acelera el ritmo cardíaco. El otro ramial, llamado <<parasimpático>>, libera un neurotransmisor diferente que acompaña los estados de relajación y calma** Su actividad disminuye la velocidad cardíaca. Entre los mamíferos, estos dos sistemas –el freno y el acelerador- se hallan constantemente en equilibrio. Eso es lo que permite que los mamíferos se adapten de manera extremadamente rápida a todos los cambios que puedan sobrevenir en su entorno.
Un buen equilibrio entre las dos ramas del sistema nervioso autónomo es uno de los mejores antídotos contra la ansiedad y los ataques de pánico. Todos los síntomas de la ansiedad tienen su origen enana actividad excesiva del sistema simpático: sequedad de boca, aceleración del corazón, sudores, temblores,
Caos y coherencia: en los estados de estrés, ansiedad, depresión o cólera, la frecuencia del ritmo cardiaco entre dos latidos se torna irregular o “caotica”. En los estados de bienestar, compasión o de gratitud, esta frecuencia se torna “coherente”: la alternancia de aceleraciones y desaceleraciones del ritmo cardiaco es regular. La coherencia maximiza la variación en el transcurso de un intervalo de tiempo dado y conduce a una mayor – y más sana- frecuencia cardiaca.
Se trata de optimizar el ritmo del corazón para resistir el estrés, controlar la ansiedad y maximizar la energía vital que hay en nosotros. Es la primera clave de la inteligencia emocional.
Cuando un hombre o una mujer que nos interesa nos mira y el corazón se nos sale del pecho, o nos ponemos a rugir,nuestro sistema simpático ha apretado el acelerador, tal vez demasiado. Si respiramos hondo para recuperar el resuello y retomar la conversación con más naturalidad, en realidad lo que habremos hecho será pisar el freno parasimpático.
La vida no tiene sentido sin emociones. ¿Cuál es la sal de la existencia sino el amor, la belleza, la justicia, la verdad, la dignidad, el honor, y las gratificaciones que nos aportan? Estos sentimientos, y las emociones que los acompañan, son como brújulas que nos guían a cada paso. Siempre intentamos avanzar hacia más amor, más belleza, más justicia, y a alejarnos de sus contrarios. Privados de las emociones, perdemos nuestras referencias más básicas y somos incapaces de elegir en función de lo que nos importa de verdad.
En lugar de intentar siempre obtener circunstancias externas ideales, hay que empezar por controlar el interior: nuestra fisiología. Al acabar con el caos fisiológico y maximizar la coherencia, nos sentimos mejor de manera automática, de repente, y mejoraremos nuestra relación con los demás, nuestra concentración, nuestra eficacia y nuestros resultados. D
La coherencia provoca una calma interior, pero no es un método de relajación: es un método de acción. La coherencia se practica en todas las situaciones de la vida cotidiana. Se puede entrar en coherencia tanto si el corazón late a 120 como a 55 pulsaciones por minuto. El objetivo esencial es permanecer en coherencia durante la excitación de la carrera o de la lucha, durante el placer de la victoria, pero también frente al dolor y la derrota; e incluso durante el éxtasis del amor.
La “terapia de exposición”, que parece convenir muy bien a las ratas en el inicio, parece dejar intacta la respuesta al miedo en el cerebro emocional, lista para ser reactivada. Extrapolando estos resultados a los seres humanos, se comprende cómo puede permanecer durante años las cicatrices en el cerebro emocional, dispuestas a reactivarse.
De hecho, las cicatrices emocionales del cerebro límbico parecen estar dispuestas a manifestarse siempre que flaquea la vigilancia de nuestro cerebro cognitivo y su capacidad de control, aunque sea temporalmente. El alcohol, por ejemplo, impide que el córtex anterior funcione con normalidad. Por esa razón nos sentimos “desinhibidos” en cuanto bebemos un poco de más. Pero precisamente por esta misma razón, cuando hemos sido lastimados o traumatizados por la vida, nos arriesgamos, bajo el efecto del alcohol, a interpretar una situación como si se nos agrediese una vez más y a reaccionar de manera violenta. Es una situación que también puede producirse cuando nos hallamos cansados o demasiado distraídos por otras preocupaciones como para mantener el control sobre el miedo impreso en nuestro cerebro límbico.
Cuanto más omega-3 contiene la alimentación corriente de las personas, menos tendencia tienen a deprimirse.²¹
La depresión siempre está asociada a ideas negras, pesimistas, de desvalorización de uno mismo y los demás, que no dejan de dar vueltas en la cabeza: <<Nunca lo conseguiré; de todas maneras, intentarlo no serviría de nada. No funcionará; soy feo(a); no soy inteligente; siempre me pasa lo mismo, no tengo remedio; no dispongo de suficiente energía, fuerza, coraje, voluntad, ambición, etc.; estoy en el fondo de unagujero; no le gusto a la gente; carezco de talento; no merezco que nadie se interese por mí; no merezco ser amado(a); me encuentro mal, etc.>>.
Además de que son terribles e injustamente categóricas (como: <<Siempre decepciono a todo el mundo>>, lo cual es evidentemente falso), suelen convertirse en algo tan automático que deja de percibirse hasta qué punto son anormales y representan la expresión de una enfermedad del alma en lugar de una verdad objetiva. Desde la década de 1960 y de los trabajos del notable psicoanalista de Filadelfia Aaron Beck – inventor de la terapia cognitiva-, se sabe que el simple hecho de repetir esas frases alimenta la depresión, y que el hecho de dejar de hacerlo voluntariamente a veces sitúa a los pacientes en el camino de la curación.
Mientras que los fármacos o substancias químicas generan una habitación, un acostumbra miento de los receptores del cerebro, lo que porboca que sea necesario aumentar la dosis en cada ocasión para obtener el mismo efecto. Además produce que los receptores sean cada vez menos sensibles.
Cuanto más se estimula el mecanismo natural del placer mediante el ejercicio, más sensible parece tornarse contrariamente a los fármacos. Y las personas que practican ejercicio de manera regular, obtienen más placer de las cosas pequeñas de la vida. Es como si les resultase más fácil estar satisfechos. Por otra parte, obtener placer es justo lo contrario de la depresión, que ante todo viene definida por la ausencia de placer, más que por la tristeza. Sin duda por esta razón, la liberación de endorfinas tiene un efecto antidepresor y ansiolítico tan pronunciado.¹²
Cuando se estimula así el cerebro emocional, utilizando medios naturales, también se está estimulando la actividad del sistema inmunitario y favoreciendo la proliferación de células asesinas naturales, convirtiéndolas en más agresivas contra las infecciones de las células cancerígenas¹
quienes hacen ejercicio de manera regular cuentan con una variabilidad mucho mayor de ritmo cardíaco y más coherencia que quienes son sedentario, eso significa que su sistema parasimpático, el “freno” fisiológico, que induce períodos de calma, es más sano y fuerte.
Tanto si se trata de la coherencia del ritmo cardíaco, el método EMDR, la simulación del amanecer, la acupuntura, la nutrición o el ejercicio, todos estos métodos toman al individuo como medida y como objetivo. No obstante, el cerebro emocional no sólo tiene el papel de controlar la fisiología interior del cuerpo. Su otra función, no menos importante, es la de ocuparse del equilibrio de nuestras relaciones afectivas y asegurarse de que tenemos un lugar en la cuadrilla, el grupo, la tribu o la familia.
La ansiedad y la depresión suelen ser la señal de desamparo que emite el cerebro emocional cuando detecta una amenaza para nuestro equilibrio social. Para calmarlo y vivir en armonía con él, hay que gestionar con más gracia nuestras relaciones con los demás.
EL AMOR ES UNA NECESIDAD BIOLÓGICA
Nada hace rechinar más los dientes de nuestro cerebro emocional que los conflictos con quienes forman parte de nuestro entorno directo.
Según este estudio, más vale ser fumador, hipertenso o estresado que no ser amado por la propia esposa.¹
La relación (afectiva) es un concepto tan real y determinante como cualquier medicamento o intervención quirúrgica
En medio de la pesadilla, cuando falta de todo, hay algo que todavía queda: la relación afectiva, incluso con un perro. Poder seguir dando para sentirse humano. Sentir que todavía se cuenta para alguien. Y eso es más fuerte que el hambre, que el miedo.
Cuando se perturban esas relaciones, nuestra fisiología se degrada, y lo sentimos como si se tratase de un dolor. Es un dolor afectivo, pero un dolor, a menudo más intenso, por otra parte, que el sufrimiento físico. Esta llave de nuestro cerebro emocional no depende únicamente del amor de nuestro compañero o compañera. Depende de la calidad de todas nuestras relaciones afectivas. Con nuestros hijos, padres, hermanos y hermanas, amigos, animales. Pues lo que importa es el sentimiento de poder ser uno mismo, completamente, con alguien más. De poderse mostrar débil y vulnerable al igual que fuerte y radiante. De poder reír y también llorar. De sentirse comprendido en las emociones. De saberse útil e importante para alguien. Y de tener un mínimo de contactos físicos cálidos.
<<Quienes tienen dominio sobre la palabra adecuada no ofenden a nadie. Y no obstante, dicen la verdad. Sus palabras son claras pero nunca violentas… Nunca se dejan humillar, y nunca humillan a nadie.>>
El Buda
El primer descubrimiento del profesor Gottman es que la pareja feliz no existe –de hecho, ninguna relación afectiva duradera- sin conflicto crónico. Más bien es al contrario: las parejas que no tienen tema de discusión crónico deben ir con cuidado. La ausencia de conflictos es señal de una distancia emocional tal que excluye toda verdadera relación. El segundo descubrimiento –asombro- es que el profesor Gottman le basta con analizar cinco minutos - ¡cinco minutos!- de una disputa entre una mujer y su marido para predecir con una precisión de más del 90% si seguirán casados, o se divorciarán en pocos años, ¡aunque se trate de una pareja que todavía esté en plena luna de miel!³
Una indirecta bien colocada y sazonada con un poco de menosprecio, y la frecuencia cardíaca ascenderá brutalmente a más de 110 latidos por minuto* El problema radica en que una vez que el cerebro emocional se pone en alerta de eta manera, suprime completa-mente la capacidad del cerebro cognitivo de razonar de manera racional: como ya hemos visto, el córtex anterior se halla “desconectado”. Los hombres, sobre todo, son muy sensibles a lo que Gottman llama la “inundación” afectiva: una vez activada su fisiología, se ahogan en las emociones y no piensan más que en términos de defensa y ataque. No intenta hallar una solución o una respuesta que calmaría la situación.
comunicación emocional no violenta: concentrarse totalmente en lo que se siente. Ésa es la clave absoluta de la comunicación emocional. Si hablo de lo que siento, nadie puede discutírmelo.
El ser humano es un animal profundamente social. No podemos vivir felices, no podemos curarnos en el fondo de nosotros mismos, sin encontrar un sentido en nuestra relación con el mundo que nos rodea, es decir, en lo que aportamos a los demás.
La vida es lucha. Y es una lucha que no vale la pena afrontarla a solas. Nuestro espíritu siempre busca un sentido más allá de los confines del <<cansancio de ser uno mismo>>,
Hace falta otra razón además de la simple supervivencia para perseverar en el esfuerzo de vivir
El placer de la relación con los demás, el sentimiento de estar implicado en el grupo social, es un remedio notable para el cerebro emocional, y por ello para todo el cuerpo.
para sobrevivir en un universo frío e indiferente, hay que encontrarle un sentido a la propia existencia, conectarse a alguna cosa. Su consejo en las situaciones de desesperación era no pedir a la vida lo que ésta puede hacer por nosotros, sino siempre preguntarnos qué podemos nosotros hacer por ella.
Un siglo después de Durkheim, treinta años después de Frankl y Maslow, los estudios fisiológicos modernos han venido a confirmar sus intuiciones y observaciones: cuando se mide la coherencia cardíaca por ordenador, se constata que la manera más sencilla y rápida de que el cuerpo entre en coherencia es contar con sentimientos de gratitud y ternura respecto a los demás.¹³ Cuando nos sentimos visceral y emocionalmente en relación con quienes nos rodean, nuestra fisiología entra de forma espontánea en coherencia. De manera simultánea, cuando ayudamos a nuestra fisiología a entrar en coherencia, estamos abriendo la puerta a nuevas formas de aprehender el mundo a nuestros alrededor. Es el círculo virtuoso que evocaba Maslow. El portal hacia la autorrealización.
nuestro cerebro, fruto de millones de años de evolución, está precisamente hambriento de estos tres aspectos de la vida a los que no tenía acceso el extranjero: los movimientos de nuestros cuerpos que son las emociones, las relaciones afectivas y armoniosas con quienes queremos, y el sentimiento de ocupar nuestro sitio en una comunidad.
Separados de todo eso, buscamos en vano una razón de ser fuera de nosotros mismos, en un mundo donde nos hemos convertido en… extranjeros. Como ha explicado brillantemente Damasio, lo que proporciona una dirección, un sentido a nuestra existencia son precisamente las oleadas de sensaciones que fluyen desde esas fuentes de vida para animar nuestro cuerpo y nuestras neuronas emocionales. Y es cultivando cada una de ellas como podremos sanar.
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