Algunas conclusiones
 

1. Mitificamos la amistad.
2. Desconfiamos de los demás y no sólo desconfiamos, es que además les hacemos responsables de nuestras desdichas.
3. Sentimos envidia de la felicidad de los demás, utilizamos el tópico "es que son unos borregos consumistas" para autoengañarnos.
4. Nos creemos que al ser tímidos somos personas reflexivas y por ello más inteligentes, pero no "producimos"ni "creamos" nada en concreto, toda esa energía se convierte en una divagación vacía.
5. Existe un cierto resquemor de los hombres hacia las mujeres por no comernos un colín.
6. No tenemos término medio entre los amigos y los conocidos, debería inventarse una categoría intemedia entre ellos.
7. A veces nos compadecemos pero al mismo tiempo tenemos más orgullo de la cuenta.
8. Poseemos una escala moral demasiado rígida.
9. Renegamos de los demás pero después mendigamos un poco de compañía.
10. Nos hemos aprendido al dedillo toda la jerga de la psicología, a algunos nos debería convalidad el título directamente.

Añadiria que mitificamos tambien el amor de pareja y que las mujeres tienen un resquemor hacia los hombres por no sentirse queridas realmente, o al menos todo lo que quisieran, aunque esto ademas tambien nos pasa a nosotros XD. En general, con algunos pequeños cambios creo que te acercas bastante en la mayoria de puntos.

los tengo todos

estoy de acuerdo en mucho de la lista.

ánimos. :wink:

Yo también estoy de acuerdo.

Totalmente de acuerdo.

Pues yo sólo diría la siete y la ocho.

Re: Algunas conclusiones
 

¡¡¡Exacto!!!, sobre todo el último punto como demuestras al publicar este mensaje. :lol: [/b]

Coincido con dalmata.

En cuanto a la una, cuando era adolescente y tenía pocos amigos, para mí era toda una superación tener amigos, era como algo especial, como si vida cambiaría por eso. Con el tiempo me di cuenta que más vale calidad que cantidad. Y lo paradójico es que cuanto menos me presione para tener amigos, fue cuando más salí y con más grupos de personas pude estar.

En cuanto a la dos, soy desconfiada por naturaleza. Ahí me veo reflejada. Pero no le echo la culpa de mis desgracias a la gente en general. Es más desde muy chica soy conciente que soy yo la que tiene problemas para relacionarse con la gente.

En la tres, sinceramente no me reflejada para nada.

A mi divagación vacía intento canalizarla de alguna forma, generalmente escribiendo.

A la cinco, pero viceversa, la sentí o padecí cuando era chica o adolescente. A medida que fui saliendo y trabajando, fui perdiendo mi resquemor al otro sexo. En la actualidad, no tengo problemas con los hombres o las mujeres, sino resquemor hacia quienes no conozco o no tengo confianza.

La siete y la ocho son parte de mi estructura cotidiana de pensamientos. Je. En cuanto a la nueve, no soy de renegar de los demás, salvo casos muy puntuales. En general, no vivo pensando que todos son esto o lo otro. Si me chocan ciertas actitudes puntuales de algunas personas.

En relación a lo de mendigar compañía o añorar compañía, es algo que formo parte de mis primeros años en el colegio. Recuerdo que mientras todas las chicas jugaban en el recreo, yo andaba sola por los pasillos. En esos momentos, añoraba más que nada en el mundo que alguien se me acercará a jugar. Con los años y ya mucho más grande no he vuelto a sentir más esa sensación. Pero si sé lo mal que se siente.

Actualmente intento pensar de la siguiente manera: Que yo no le debo nada al mundo y el mundo no me debe nada a mí. Pero que yo si formo parte del mundo y sólo yo puedo lograr ser más feliz o tener un mejor lugar en el mundo.