Will-Wonka |
14-jun-2012 23:48 |
Respuesta: Sobre escribir un BEST SELLER
Cita:
Iniciado por Pajaro sin nido
(Mensaje 485512)
Non preocuparse, tengo veinte tiernos añitos y estoy bien de salud.
¿Y no nos muestra su señoría un alarde de inventiva? ¿Un esbozo aunque sea? Estaremos de acuerdo en que un best-seller de poca monta no requiere de grandes habilidades, ¿no es cierto? Vamos sir William, no se haga de rogar y ponga al trasluz las ideas que le harán merecedor del oro y la fama (pero cuidado, no se vaya demasiado de la lengua, no sea que algún forero desvergonzado le plagie la futura obra sin ningún remordimiento).
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A la gente lo que pide, este es uno de los cuentos que forman parte de mi DECAMERON GAY.
Cita:
ROCOTO por el POTO “Creo que a todos los hombres les debe pasar lo mismo que cuando van a ser padres quisieran tener un niño luego les sale cabro y sufren una gran decepción y prefieren verlo muerto que aguantar la humillación”
Tu ahora que debates la posibilidad del “matrimonio gay” tan libremente quizás lo ignoras pero hubo un tiempo en el que los homosexuales éramos menos que la mierda de la sociedad, claro que tu no lo viviste pero aquí estoy para recordarte ese negro pasado, y que más que con una historia de la vida real, que ocurrió hace mucho, cuando ni siquiera habían inaugurado el Perseo, fue hace mucho mucho mas atrás, cuando se decía maricón y no gay, esos eran tiempos difíciles para ser diferente.
Jacinto nació en un olvidado pueblo de la sierra donde los sufridos habitantes recurrían a la iglesia en busca de consuelo, temerosos de Dios acataban todos sus mandamientos para no provocar su ira.
Pero en la práctica eran una sarta de hipócritas puritanos que hacían sus cochinadas pero a escondidas, con decirles que Jacinto era hijo de la Casilda y su compadre, pero para evitar el escándalo del adulterio de su mujer a Don Aurelio no le quedo de otra que reconocer al wawa como uno de los suyos.
Bueno el cholito creció entre muchas penas y pocas alegrías pero con la constante de que si era bueno iría al cielo con papa lindo.
Pero había algo raro con esta criaturita del señor, aquel no era recio ni brabucón como los otros niños, más bien sus maneras eran delicadas y gentiles como las de una niña.
Al principio esto era visto solo como una curiosidad, de esas que eran motivo de risa
Pero a medida que el infante se hacía grande su comportamiento “desviado” era más notorio
Esto alarmaba a su taita que ya estaba hasta el copete de los comentarios de la gente
Es allí cuando empezaron los gritos – Párate como hombre, eso es de mujercitas, no llores carajo-
Con cada año la brecha que separaba a padre e hijo se iba haciendo más profunda, para ese entonces los gritos fueron reemplazados por patadas y puñetazos.
Como los momentos de paz eran escasos en su hogar, Jacinto trataba de pasar el menor tiempo posible bajo el mismo techo que su Sr. padre.
Se hizo amigo de unos granujas con quienes mataperreaba, pero debido a los calores que vienen con la adolescencia pronto empezaron a ver al inocente muchachito con otros ojos.
La primera vez que jugaron al papa y a la mama a Jacinto le encanto la idea de ser una buena ama de casa, pero lo que no sabía era que debía cumplir otras obligaciones maritales.
Aquello fue doloroso, tuvieron que agarrarlo entre tres para que se dejara cachar.
El pobre estaba tan hambriento de afecto y necesitado de aceptación que con buena disposición acepto satisfacer los bajos instintos de sus nuevos amigos, pronto se hicieron más frecuentes sus encuentros prohibidos con hombres que los buscaban para que los atendiera, así se corrió la voz de que el Jacinto era una paytu (puutaa).
Los chismes de las andanzas nocturnas del muchacho llegaron a oídos de su taita que rojo de ira fue en busca del causante de su vergüenza, lo encontró en los matorrales, totalmente desnudo sentado sobre un tipo, a palos lo redujo mientras el desconocido huía con los pantalones abajo.
Lo tomo de las greñas y lo arrastro por el suelo hasta la plaza mientras la moralista muchedumbre le arrojaba piedras al verlo pasar.
Jacinto llego a casa bañado en sangre, la chola Casilda se ocupo de sus heridas para luego encerrarlo en el corral de los animales.
Con la idea ignorante de “curar” a su hijo Don Aurelio contrato a una vieja putaa para que intentara despertar la hombría del Jacinto, pero con esta forma tan violenta de hacerlo solo consiguió traumatizar al chico, les agarro repulsión a las mujeres al ser violado por esa cerda de las tetas aguachentas.
La suma de todas aquellas humillaciones trastornaron la mente del muchacho que invadido por una furia animal rompió su improvisada prisión y escapo al monte con la idea de vivir como salvaje.
Para todo el pueblo era evidente que se trataba de algo serio, este Jacinto debía tener el diablo en el cuerpo, dedujeron que fue él quien sedujo a los muchachos para pecar de esa abominable manera; la casería de brujas inicio, los testimonios en contra de la extraña conducta del hijo de Don Aurelio se exageraban con malicia, como ni su familia abogaba por el paria, se le hizo un cargamontón, le acusaron de todo lo malo habido y por haber dentro de la comunidad.
Lo atraparon a los cinco días, los muy devotos pobladores fueron por consejo donde el cardenal de la provincia, indignado el santo hombre puso el grito en el cielo y autorizo revivir el “roqoto siputi”, una cruel práctica inca contra la sodomía.
Este antiguo castigo consistía en que todos los hombres viriles del pueblo abusaran del condenado como si de una mujer se tratara, debían vejarlo hasta destrozarle las entrañas y solo entonces introducirían rocoto molido por su impuro agujero, con esta muestra de barbarie se buscaba escarmentar a los sodomitas para que desistieran de su perversión.
Se leyó la ejemplar sentencia en una junta comunal, los buenos hombres se dispusieron a cumplirla con todo el rigor, inmediatamente unos sesenta encapuchados exigieron que Don Aurelio entregara al proscrito, temiendo por su familia el apesadumbrado hombre lo hizo sin chistar.
Se lo llevaron a rastras hacia las afueras del pueblo donde comenzaría el calvario.
La jauría se le fue encima y le arrancaron la ropa de bruscos tirones, enardecidos al ver su pasividad, uno a uno violentaron su frágil cuerpecillo, abusando de la víctima con extremo salvajismo desde el crepúsculo hasta el alba.
Esto era más de lo que ser humano alguno pudiera soportar, pero la tortura no termino con el sexo contra natura, tendido en el suelo le abrieron las piernas por enésima vez e introdujeron por su maltrecho recto un enema hecho de extracto de rocoto que fue quemando de sus entrañas, Jacinto sintió una intensa irritación que arrasaba su interior, pero estaba ya muy débil como para gritar, soltó unas lagrimas y se desmayo del puro dolor.
Lo dejaron agonizando en la soledad de la madrugada, a la noche siguiente Don Aurelio fue a recoger en secreto el cadáver para darle cristiana sepultura pero hayo que las fieras habían despedazado el cuerpo dejando muy poco que enterrar.
El infortunado tenía tan solo 16 años cuando fue brutalmente asesinado y según cuentan los huamanginos el anima del chico martirizado se le aparece a los hombres que se internan solos en el monte; quizás para asustarlos o simplemente para que no olviden una trágica historia como fue la suya; igual que ese hay centenares de casos anónimos que más que crímenes de odio son crímenes producto de la ignorancia ¿no crees?
Sea como fuese nosotros somos mas afortunados de vivir en estos tiempos ¿verdad Wilito?
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