Enamorado del camino
 

No me gusta ni el origen ni el destino. Solamente me siento libre y feliz durante el trayecto. No me gusta estar en ningún sitio en concreto, sino saber que me estoy moviendo. La cinemática es mi vida. El movimiento relativo respecto a mi entorno es lo único que me permite no pensar en nada, disfrutar y conferir sentido a mi existencia.

Avanzar por una Naturaleza trufada de espíritus que me invitan a recorrerla. Sentir el frescor de cada kilómetro, y la caricia de los testigos mudos de cada escenario. Cada desvío de la carretera es una provocación al misterio…

Me impregno de la generosidad del paraíso, atesorando momentos, sabiendo amargamente que mi verdadera identidad y bienestar no está en ningún lugar en concreto, sino deslocalizado, como un electrón en resonancia.

Mi estado basal es estar en ese limbo. Todo lo demás es un atentado contra mi integridad. Lo normal es esto, lo vejatorio es lo otro.

Vivo a caballo entre Cádiz y Cartagena, y digo “vivo”, con toda propiedad, porque es el único momento donde me siento como tal. Coger el coche en vacaciones y conducir sin destino ninguno, a solas, con mi música, mis recuerdos, mis sentimientos y nostalgias.

Antequera, Granada, Guadix, Baza, Puerto Lumbreras… picos nevados guardianes del camino…
Desviarme de la A-92, no tener hora de llegada…
Investigar nuevas rutas: La Calahorra, Calar Alto, Tabernas, Sorbas, Cabo de Gata…

Nubes de hielo, Sol tímido e enigmático, gotas en el parabrisas y Ordinary World de Duran Duran por los altavoces…

Y por las noches el Triángulo de Verano, Escorpio y Sagitario, u Orión, según la época...

Mi paraíso en todas partes y en ningún sitio…

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Entonces, te gustará el célebre poema de Machado:

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Si nos permite señor, bájese del coche. Le haremos un examen de alcoholemia. Con ese avatar ¡Cuántas se habrá tomado antes de hacerse al camino! :-D

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Yo también he disfrutado durante mucho tiempo más del camino que de la estancia en un sitio. Me pasaba al viajar, por ejemplo, me encantaba el viaje en tren, autobús... mucho más que la estancia en un sitio.

Bajo mi punto de vista, no es algo positivo, aunque supongo que dependerá de los detalles de cada persona. En mi caso se trataba más bien de una huida hacia adelante porque para mí lo realmente difícil es, por ejemplo, estar en una sala con un grupo de personas durante 2 horas, por poner un ejemplo. Estar en transición toda mi vida me ha dado sensación de bienestar, pero lo difícil (en mi caso) es echar raíces y enfrentarse a la rutina de todos los días. El desligamiento es fácil. Disolverse en el mundo sin enfrentarse a los problemas es fácil.

Repito que hablo desde mi experiencia.

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Enamorada del camino.

And I won't cry for yesterday. It's an ordinary world, somehow I have to find... (dice eso, ¿no? me da pereza buscar la letra en internet).

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Pues yo si estoy enamorada de sitios concretos a los que he ido o de aquellos que me gustaría visitar. El camino hacia esos lugares también me enamora, pero no así el que me lleva hacia un sitio al que no quiero ir.

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Pensé que te referías al camino de Santiago...