Auto-Obstáculo |
19-may-2010 13:30 |
Ni solo ni acompañado
Me gustaría saber si a alguno de vosotros os pasa. Supongamos que deseo fervientemente estar acompañado, que sufro infinito en soledad y parece que no va a tener fin. Cuando por fin consigo la compañía anhelada después de grandes esfuerzos (pareja o amistades) y estoy así durante un plazo medio-largo, me entran deseos de volver de nuevo a mi situación anterior de bohemio anacoreta, aunque sepa que me expongo a pasarlo mal otra vez. Me ocurre porque siento coartada mi libertad y mi espacio como persona. Me agobia. Además tengo muchas costumbres, manías y tics que me molesta que me las intenten cambiar o corregir, y me asfixio. Y me gusta fantasear en soledad, con mi música, mis libros, mis películas y mis paranoias. Menuda contradicción y masoquismo mental. Sé que no sirvo para estar solo, pero a veces creo que tampoco para estar acompañado. No sé si son malas rachas, etapas normales de tedio o es mi verdadera naturaleza la que sale a flote. Sé que no se puede estar en misa y repicando, pero quizá se pueda encontrar una situación de equilibrio, que yo, desde luego, aún no he encontrado. Lo peor es hacer entender a los demás que necesito mi parcela de Peter Pan en una determinada dosis diaria, y que no la invadan.
|