vergatos |
21-mar-2005 22:36 |
Los que salimos perdiendo por la excesiva libertad, nosotros
Aviso que este tema trata nuevamente sobre algo que nos compete muy directamente a los introvertidos, y a los que no tenemos grandes cualidades hablando con la gente ni con las mujeres.
Resulta que observo desde mi condición de hombre tímido, que quizás la excesiva libertad de esta época que nos ha tocado a vivir, resulta en cierto modo muy dañina para nosotros, pues somos los que perdemos de que mucha gente confunda la libertad con la maldad. Creo que la nueva moda que hay de que esté bien visto que se vayan a vivir juntos parejas sin haberse casado, también nos afecta gravemente al hombre y también a la mujer tímidos. Y explico el porqué. Ya ha desaparecido por lo que veo en gran parte de la sociedad el sentido del amor verdadero, y aunque queramos a alguien de verdad, como las mujeres no nos ven espabilados ni nos valoran apenas, prefieren compartir su vida con un hombre muy liberal por un tiempo, cuando se harten de éste, se buscan a otro de características similares, y así sucesivamente. Y dentro de esta cadena de hombres que comparten la vida con las mujeres liberales y abiertas de la época, nunca entra un hombre callado y serio; por lo cual la consecuencia inmediata es que el hombre tímido y formal queda hecho un solterón, y aguantando el puterío que hay liado en esta época tan excesivamente liberal. Y hay hombres tímidos que desearíamos tan sólo estar con la mujer de nuestra vida, no con cuarenta mujeres ni nada de eso. Pero chocamos con la cruel y dura realidad, que no es otra que la mujer a la cual amamos nos ignora, y se la está tirando otro hombre más espabilado y con más cualidades para hablar y para trabajar; pero que seguro que la quiere muchísimo menos de lo que amaríamos nosotros a una mujer de la cual estuviéramos enamorados.
Los tímidos somos más apasionados, más fieles y más sensibles, y chocamos con la fría e insensible época que nos ha tocado vivir. Insisto que en otras épocas los hombres que hablaban poco no estaban tan mal vistos como lo están desde finales del Siglo XX hasta el presente Siglo XXI.
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