El problema creo que no sería saber qué frases son las adecuadas para expresar lo que se desea, sino saber acompañarlas con gestos y/o expresiones, que determinen el verdadero significado que queremos dotar a nuestras palabras. O mas importante aun, imprimirlas caracter con la mirada.
Es ahi donde llega la odisea de tener que controlar cada gesto y cada expresión para ofrecer una cierta credibilidad
Normalmente gesticular es un acto espontaneo, pero cuando tienes que controlarlo (como nos pasa a nosotros) luchamos contra ello y es algo antinatural, y el hecho de forzar los gestos ayuda a que aparezcan esos caretos descompaginados que mosquean a nuestro interlocutor.

Cuando sepa dejar de darle importancia a estos aspectos podré decir con total credibilidad a mi prima, la que está buena, que el hecho de contar chistes malos, temblar y decir cosas sin sentido en su presencia no significa que esté loco por sus huesos.
Mientras la convicción no me acompañe llevaré esa carga.

Hasta luego

Además de todo lo que habeis dicho sobre las habilidades sociales, para expresarte.
A mi me preocupa otro aspecto del sentido de las palabras del hilo que es el valor que le damos, lo ideal sería hablar por placer de comunicarte, porque hablar es una forma de autoafirmarte y a la vez sentirte unido a la gente.

Yo era y soy bastante callada, rara vez he sentido placer hablando y eso que creo que que charlar con otro ser humano de forma distendida, es de los mayores placeres que existen, eso si, deseaba ardientemente mantener conversaciones especiales y transcendentes, con algunas pocas personas, en esas conversaciones volcaba todo mi deseo de comunicarme y ser entendida, pero con el resto de la gente me cerraba hermeticamente, desdeñando que me aportaran nada.

Los motivos: Verlo todo desde mi mundo, pensar que solo me aportan cosas las personas que a mi me interesan cuando todas lo hacen, pensar que no puedo ser yo misma si el otro no esta prediscuesto a escucharme (Algo parecido a lo que ha dicho antes Encallado) y tambien sin duda que tanta dificultad para abrirme, debía de tener una recompensa especial.

Pero resulta que esa actividad como tantas otras no es una capacidad innata ni inamovible, y se desarrolla más o menos mientras más la práctiquemos, eso de autolimitarme solo para unos pocos elegidos, ha hecho que pierda capacidad y habilidad para expresarme, al final lo terminas pagando, conviendome en un ser callado, por falta de hábito, no por elección propia.
Ahora que ya no pienso así, tengo que luchar con el habito de tantos años de ser una persona poco habladora, y no aunque me gustaría no consigo cambiar.

Se puede escuchar atraves del silencio,mi caso, todo lo contrario:
hable demasiado,ahora toca callar.