Uh es lo que tambien me identifico, yo tengo 27 años, tengo la senscion que la gente de mi edad y mas joven conmigo se debe re aburrir, y la gente mayor a mi me busca conversacion pero no me gusta hablar asi que imaginate mi rara situacion, bueno che, como decimos los argentinos para eso esta este gran foro para tratar de escucharnos por medio de la vista jejeje, saludos.

me pasa lo mismo, pero de diferente origen.

a mi la depresión me viene al volver a la vida cotidiana. pasarlo bien un rato está bien, pero después está la vuelta a la solitud cotidiana. si sabes que vas a pasarlo bien pronto lo puedes sobrellevar, si vas a estar una semana solo entonces es duro.

pero es normal
 

A mi me pasa, me siento poco interesante y sin conversación. Es un circulo visioso que no te deja salir del agujero. Esto es común en todos los fóbicos sociales sentirse raro y sin conversación en las pocas relaciones sociales que tiene. Mi psicologo me aconsejo el no agobiarme, el hablar es una habilidad mas y, como toda habilidad debe aprenderse. NO se puede exigir a alguien que no ha conducido nunca ser habilidoso ql volante, ni al pintor mas hábil que el primer cudro que pinte sea bueno. Por eso no nos podemos exigir ser habilidaosos en la conversaciones con las demás personas, ninguna persona en una situación de fobía social sería habilidoso.

El agobio es cuanto estas pendiente en meter la pata y el miedo al quedarte a solas y quedarte en blanco buscando como romper el silencío- De todas formas se debe intentar.

pero se debe cambiar nuestro caracter? O no es ése nuestro caracter, porque yo tengo menos ganas de hablar cuando algo me disgusta y me está machacando interiormente, por lo que si quiero hablar tengo que solucionar éso antes.
Por otro lado, cuando nada me molesta, si estoy callada ahí no me siento incómoda.
El titulo me ha llamado la atención, sólo que ya apenas me pasa, porque en cuanto me notó hacia donde tira lo que estoy pensando dejo de pensar en ello aunque lo que no encuentro son frases sustitutivas positivas que decirme, es imposible.

quizá lo que pasa es que estamos tan pendientes de decir cosas divertidas, de caer bien que nosponemos tensos, nos cortamos, no decimos lo que pensamos, nos quedamos en blanco. Quizá la solución sea "dejarse llevar", no estar tan pendiente de lo que debemos decir o no. Así no tendremos ansiedad, estaremos más relajados, más participativos y no nos pase ésto.

¡Hola!

He visitado otras veces esta página y nunca llegué a suscribirme. Me he suscrito precisamente por este tema: la sensación tan desagradable que viene después de ciertos encuentros sociales.

Tengo que decir que mi fobia social, si la tengo, no es de una gravedad extrema; pero hay cierto dolor, bloqueo, malestar... constante desde mi infancia que se acerca mucho a todas las descripciones que circulan por estos foros.

Cuando voy a una reunión con amigos o con gente del trabajo, por alguna maldita razón, echo sobre mis hombros la carga de que ese encuentro salga bien. Si veo caras de desinterés o bostezos, o se me escoge como blanco de alguna broma (inocente o no), tengo la sensación de que mi mente se oscurece y se retrae, y empieza a volver una y otra vez sobre la frase o las imágenes que me asestan el golpe. Ahí comienza una especie de alejamiento entre el mundo y yo, como si hubiera una capa espesa que me separara de la realidad y me impidiera actuar como lo haría normalmente. Desde ese momento en adelante, todo parece ir cuesta abajo: las conversaciones pierden su fluidez, las miradas cariñosas se convierten, a mis ojos, en miradas de lástima, los razonamientos pierden su solidez, la respiración y la voz se endurecen... Es una sensación tan próxima, pegajosa e incapacitante como la de las pesadillas, pero, desfortunadamente, sus efectos duran mucho más que los de éstas. En resumen: uno se siente imbécil, inútil y culpable.

En mi caso, esa bajada al infierno consume toda mi energía y me anula durante unos días, en los cuales soy un trapo sin fuerzas para nada, un fantasma que, haciendo unos esfuerzos tremendos, se deja llevar por la rutina para no quedarse en su madriguera.

Creo que, en gran medida, este infierno lo creamos nosotros mismos con mucho tesón, con mucha mortificación, mucha autopercepción envenenada (y venenosa), mucha cobardía y una altísima dosis de victimismo. Es muy tentador responsabilizar al Otro (ya sean los amigos, la sociedad, los compañeros de trabajo...) de lo que me pasa y jusitificar mi pasividad con esa culpabilidad presunta. Pero identificar al culpable (si es que lo hay) es sólo el primer paso (a veces, ni siquiera es necesario) para solucionar el problema. Ser víctimas no legitima que nos crucemos de brazos. Tenemos que buscar soluciones. A ver si entre todos avanzamos un poquito, por mínimo que sea.