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Consejo amistoso a un montón de jóvenes (Bukowski)
Id al Tibet montad en camello. leed la Biblia teñid vuestros zapatos de azul. dejaos la barba. dad la vuelta al mundo en una canoa de papel suscribios al Saturday Evening Post Masticad sólo por el lado izquierdo de la boca casaos con una mujer que tenga una sola pierna y afeitaos con navaja y grabad vuestro nombre en el brazo de ella lavaos los dientes con gasolina dormid todo el día y trepad a los árboles por la noche. sed monjes y bebed perdigones y cerveza. mantened la cabeza bajo el agua y tocad el violín bailad la danza del vientre delante de velas rosas matad a vuestro perro presentaos al Alcalde vivid en un barril partios la cabeza con un hacha plantad tulipanes bajo la lluvia. Pero no escribáis poesía. |
LLEGARON A TIEMPO (by Bukowski (the fucking amo))
me gusta pensar en escritores como James Joyce Hemingway, Ambrose Bierce, Faulkner, Sherwood Anderson, Jeffers, D. H. Lawrence, A. Huxley, John Fante, Gorki, Turgenev, Dostoievsky, Saroyan, Villon, incluso Sinclair Lewis, y Hamsun, incluso T. S. Elliot y Auden, William Carlos Williams y Stephen Spender y el valiente de Ezra Pound. me enseñaron tantas cosas que mis padres nunca me enseñaron, y también me gusta pensar en Carson McCullers con su Café Triste y Ojo dorado. ella me enseñó muchas cosas que mis padres nunca supieron. me gustaba leer los libros de tapa dura de las bibliotecas en su simple encuadernación de biblioteca azul y verde y marrón y rojo claro me gustaban los viejos bibliotecarios (varones y mujeres) que te miraban seriamente si tosías o te reías muy fuerte, y aún cuando se parecían a mis padres en realidad no había ninguna similitud. ahora ya no leo a estos autores que alguna vez leí con tanto placer, pero es bueno pensar en ellos, y también me gusta mirar las fotografías de Hart Crane y Caresse Crosby en Chantilly, 1929 o las fotos de D. H. Lawrence y Frieda asoleándose en Le Moulin, 1928. Me gusta ver a André Malraux en su traje de aviador con un gatito en el pecho y me gustan las fotos de Artaud en el loquero Picasso en la playa con sus fuertes piernas y su cabeza pelada, y también está D. H. Lawrence ordeñando esa vaca y Aldous en Saltwood Castle, Kent, Agosto de 1963. Me gusta pensar en toda esta gente que me enseñaron tantas cosas que yo nunca había imaginado antes. y me enseñaron bien, muy bien cuando eso era tan necesario me mostraron tantas cosas que nunca creí que fueran posibles. todos esos amigos bien adentro de mi sangre quienes cuando no había ninguna oportunidad me dieron una |
NIRVANA (Bukowski otra vez)
sin mucha elección y casi sin quererlo, él era un joven a bordo de un autobús que cruzaba Carolina del Norte rumbo a algún lugar y empezó a nevar y el autobús paró en un café sobre las colinas y los pasajeros entraron. él se sentó en el mostrador con los demás, pidió y le trajeron su comida, que estaba particularmente buena lo mismo que el café. La camarera no era como las mujeres que él había conocido. No se hacía la interesante, un humor natural emanaba de ella. El cocinero decía cosas locas. El lavacopas, atrás, se reía con una risa limpia y placentera. el joven miraba la nieve a través de las ventanas. Quería quedarse en ese café para siempre. Un curioso sentimiento lo inundó : que todo era bello ahí, que todo permanecería siempre bello ahí. entonces el chofer avisó a los pasajeros que ya era tiempo de irse. el joven pensó, me voy a quedar aquí, me voy a quedar aquí. Pero se levantó y siguió a los otros hasta el autobús. Encontró su asiento y miró el café por la ventanillas. el autobús arrancó, dobló una curva, y fue camino abajo, alejándose de las colinas. el joven miraba hacia adelante. Los otros pasajeros charlaban de otras cosas leían o intentaban dormir. no se habían dado cuenta de la magia. el joven puso su cabeza contra el asiento, cerró los ojos, fingió dormir. Nada quedaba sólo escuchar el sonido del motor, el sonido de las ruedas en la nieve |
Mi colega (Bukowski, es bueno eh?)
para ser un chico de 21 años en Nueva Orleans yo no valia mucho la pena: Tenia una pequeña habitacion que olia a meados y muerte pero queria estar alli, y habian dos adorables chicas al final del vestibulo quienes no paraban de golpear a mi puerta y gritar. "Levantate ! Hay cosas buenas alla afuera !" "largaros," les decia, pero eso solo las estimulaba mas, me dejaban notas bajo la puerta y pegaban flores con cinta adhesiva al pomo de la puerta yo estaba metido en vino barato y cerveza verde y demencia... conoci al viejo tio de la habitacion de al lado, de algun modo yo me sentia viejo como el; sus pies y tobillos estaban hinchados y no podia atarse los zapatos. cada dia sobre la una del mediodia saliamos a dar un paseo juntos y era un paseo muy lento: cada paso era doloroso para el. cuando nos acercabamos al bordillo, yo le ayudaba a subir y bajar agarrandole por el codo y por la parte de atras de su cinturon, lo conseguiamos. me gustaba: nunca me cuestiono sobre que hacia o que dejaba de hacer. el deberia de haber sido mi padre, y lo que mas me gustaba era lo que decia una y otra vez: "Nada vale la pena." era un sabio aquellas chicas jovenes deberian de haberle dejado a el las notas y las flores. |
DÍAS COMO NAVAJAS, NOCHES LLENAS DE RATAS (Bukowski)
siendo muchacho dividí en partes iguales el tiempo entre los bares y las bibliotecas; cómo me las arreglaba para proveerme de mis otras necesidades es un puzzle; bueno, simplemente no me preocupaba demasiado por eso- si tenía un libro o un trago entonces no pensaba demasiado en otras cosas- los tontos crean su propio paraíso. en los bares, pensaba que era rudo, quebraba cosas, peleaba con otros hombres, etc... en las bibliotecas era otra cosa: estaba callado, iba de sala en sala, no leía tantos libros enteros sino partes de ellos: medicina, geología, literatura y filosofía. Psicología, matemáticas, historia, otras cosas me aburrían. Con la música estaba más interesado en la música y en la vida de los compositores que en los aspectos técnicos... sin embargo, era con los filósofos con los que me sentía en hermandad: Schopenhauer y Nietzsche, incluso aquel viejo difícil-de-leer Kant; encontré que Santayana, bastante popular en aquella época, cojeaba y era aburrido; con Hegel realmente tenías que escarbarlo, sobre todo con una resaca; hay muchos de los que leí de los que me he olvidado, quizás con buena razón, pero recuerdo un tipo que escribió un libro entero en el que probaba que la luna no estaba allí y tan bien lo hizo que después pensaba, está absolutamente en lo cierto, la luna no está allí. ¿cómo cresta va un muchacho dignarse a trabajar 8 horas al día cuando la luna ni siquiera está allí? ¿qué otra cosa estará faltando? y no me gustaba la literatura tanto como los críticos literarios; ellos sí que eran verdaderos aguijones, esos tipos usaban un lenguaje refinado, hermoso a su manera, para llamar a otros críticos, otros escritores, unos huevones. Me subían el ánimo peor eran los filósofos quienes satisfacían esa necesidad que acechaba en alguna parte de mi confuso cráneo: vadeando por sus excesos y su vocabulario cuajado aún me asombraban saltaban hacia mí brincaban con una llameante declaración lúdica que aparecía ser una verdad absoluta o una **** casi absoluta verdad, y esta certeza era la que yo buscaba en una vida diaria que más bien parecía un pedazo de cartón. qué grandes tipos eran esos viejos perros, me ayudaron a atravesar esos días como navajas y noches llenas de ratas; y mujeres regateando como martilleros del infierno. mis hermanos, los filósofos, me hablaban como nadie venido de las calles o alguna otra parte; llenaban un inmenso vacío. Qué buenos muchachos, ah, ¡qué buenos muchachos! sí las bibliotecas ayudaron; en mi otro templo, los bares, era otra cosa, más simplista, el lenguaje y el camino era diferente... días de bibliotecas, noches de bares. las noches eran todas parecidas, hay un tipo sentado cerca, quizás no de mal aspecto, pero a mí no me parece bien, hay una horrible muerte allí -pienso en mi padre, en maestros de escuela, en caras, en las monedas y billetes; en sueños de asesinos de ojos fríos; bueno, de alguna forma este tipo y yo llegamos a cruzar miradas una furia lentamente comienza a acumularse: somos enemigos, gato y perro, cura y ateo, fuego y agua; la tensión crece, bloque sobre bloque apilado, esperando el choque; nuestras manos se abren y cierran, cada uno bebe, ahora, finalmente con un propósito: su cara se torna hacia mí: "¿alguna cosa te molesta?" "sí. tú" "¿quieres algo para arreglarla?" "seguro." terminamos nuestros tragos, no paramos, nos movemos hacia el fondo del bar, afuera en el callejón; nos damos vuelta, mirándonos cara a cara. le digo, "no hay más que aire entre nosotros. ¿algo para cerrar el hueco?" él se precipita hacia mí y de alguna forma es una parte de una parte de la parte. |
como ser un gran escritor (Bukowski)
tienes que follarte a muchas mujeres bellas mujeres y escribir unos pocos poemas de amor decentes y no te preocupes por la edad y/o los nuevos talentos. sólo toma más cerveza más y más cerveza. Ve al hipódromo por lo menos una vez a la semana y gana si es posible. aprender a ganar es difícil, cualquier idiota puede ser un buen perdedor. y no olvides tu Brahms, tu Bach y tu cerveza. no te exijas. dormí hasta el mediodía. evita las tarjetas de crédito o pagar cualquier cosa en término. acuérdate de que no hay un pedazo de culo en este mundo que valga más de 50 dólares (en 1977). y si tienes capacidad de amar ámate a ti mismo primero pero siempre sé consciente de la posibilidad de la total derrota ya sea por buenas o malas razones. un sabor temprano de la muerte no es necesariamente una mala cosa. quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos y como las araña sé paciente, el tiempo es la cruz de todos. más el exilio la derrota la traición toda esa basura. quédate con la cerveza la cerveza es continua sangre. una amante continua. agarra una buena máquina de escribir y mientras los pasos van y vienen más allá de tu ventana dale duro a esa cosa dale duro. haz de eso una pelea de peso pesado. haz como el toro en la primer embestida. y recuerda a los perros viejos, que pelearon tan bien: Hemingway, Celine, Dostoievsky, Hamsun. si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas como te está pasando a ti ahora, sin mujeres sin comida sin esperanza... entonces no estás listo toma más cerveza. hay tiempo. y si no hay está bien igual. |
UN DIA EXTRAÑO (Bukowski)
era uno de esos calurosos y agobiantes días en Hollywood Park y una inmensa multitud, una cansadora, grosera, tonta multitud. gané en la última carrera y me quedé a recoger el premio y cuando me subí al auto había una inmensa congestión de autos intentando salir de allí. entonces, me saqué los zapatos, me senté y esperé, prendí la radio, con suerte encontré música clásica, encontré un poco de whisky en la guantera, lo destapé y tome un trago. dejaré que todos salgan pensé, después me voy. encontré tres cuartos de un cigarro, lo prendí, tomé otro trago de whisky. escuchaba la música, fumaba, tomaba del güisqui y veía a los perdedores salir. incluso había por allí un juguetito de mierda a unas 100 yardas al este. entonces aquello terminó. decidí terminarme el poco de trago. eso hice, me estiré en el asiento. no sé cuánto tiempo dormí pero al despertar estaba oscuro y el estacionamiento estaba vacío. decidí no ponerme los zapatos, encendí el auto y salí de allí... al volver a mi lugar pude escuchar que el teléfono sonaba mientras metía la llave en la puerta y la abría, el teléfono seguía sonando. caminé, levanté el teléfono. "¿diga?" "hijo de **** ¿dónde has estado?" "en el hipódromo" "¿en el hipódromo? ¡son las 12 y media de la noche! ¡he estado llamándote desde las 7 de la tarde!" "recién acabo de llegar del hipódromo". "¿tienes una mujer por allá?" "no" "¡no te creo!" y ella colgó. caminé hacia el refrigerador, saqué una cerveza, fui al baño, dejé el agua corriendo en la tina. terminé la cerveza, saqué otra, la destapé y me metí a la tina. el teléfono sonó de nuevo. salí de la tina con mi cerveza y dejando todo mojado caminé hacia el teléfono, lo levanté. "¿diga?" "¡hijo de Pta, todavía no te creo!" y me colgó. caminé de vuelta a la tina con mi cerveza, dejando otra estela de agua. en cuanto logré meterme a la tina el teléfono sonó otra vez. lo dejé sonar, contando las veces que lo hacía: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, .... ella colgó. entonces, unos 3 ó 4 minutos pasaron el teléfono sonó de nuevo. conté las veces: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9,... entonces hubo silencio. en eso me acordé que había dejado mis zapatos en el auto. no importaba, sólo que tenía un par. no era probable, sin embargo, que alguien quisiera alguna vez robar ese auto. me salí de la tina para buscar otra cerveza, dejando otra estela tras de mí. era el final de un largo largo día. ** Ya no pongo más jodidos poemas de este cabronazo. Iré a por una cerveza, donde he dejado mis chanclas? (escrito a lo Bukowski) |
Cita:
El de expediente X era Ducovny o algo asi, no? No veia esa serie, elegi la cara del tio por el gesto de extreñido que tiene :D :D |
Gunter Grass
LA BATALLA NAVAL Un portaaviones americano y una catedral gótica se hunden mutuamente en medio del Pacífico. Hasta el final el curita joven tocaba el órgano... Ahora el aire está lleno de ángeles y aviones que no pueden aterrizar. |
Cita:
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