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Respuesta: Cuentos Zen
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y mas.... cuando te "ilumines" sabrás q todo es importante, incluso la búsqueda no es la meta lo importante, es el trayecto si llegaras al final ... todo se termina, todo el estar iluminado es disfrutar del trayecto deja de buscarlo, dedícate a disfrutar, no mas deseos... listo, iluminado |
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Una vez Satanás, que hablaba con un hombre, dijo:
- ¿Qué pides a cambio de tu alma? -* Exijo riquezas, posesiones, honores... también juventud, poder, fuerza... exijo sabiduría, genio...* renombre, fama, gloria... placeres y amores... ¿Me darás todo eso? - No te daré nada - Entonces no te daré mi alma. - Tu alma ya es mía. |
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La cuchara
Un estudiante de zen se quejaba de que no podía meditar: sus pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole: "Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan meditar; cuando se van unos segundos, luego vuelven con más fuerza. No puedo meditar. No me dejan en paz". El maestro le dijo que esto dependía de él mismo y que dejara de cavilar. No obstante, el estudiante seguía lamentándose de que los pensamientos no le dejaban en paz y que su mente estaba confusa. Cada vez que intentaba concentrarse, todo un tren de pensamientos y reflexiones, a menudo inútiles y triviales, irrumpían en su cabeza. El maestro entonces le dijo: "Bien. Aferra esa cuchara y tenla en tu mano. Ahora siéntate y medita". El discípulo obedeció. Al cabo de un rato el maestro le ordenó:"¡Deja la cuchara!". El alumno así hizo y la cuchara cayó obviamente al suelo. Miró a su maestro con estupor y éste le preguntó: "Entonces, ahora dime quién agarraba a quién, ¿tú a la cuchara, o la cuchara a ti?. |
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¡Que suerte!
Un hombre, morbosamente apasionado por el juego, había pasado una vez más, toda la noche en un casino. Salió del lugar totalmente rendido... estaba a punto de amanecer. Cuando el cielo se tiñó de rojo y el sol empezó a salir, sintió un escozor en sus ojos somnolientos. Vio un gran árbol en el jardín y decidió sentarse a sus pies para descansar un rato antes de volver a casa. En un abrir y cerrar de ojos, el jugador cayó en un sueño profundo. Durmió todo el día y toda la noche. Había dormido exactamente 24 horas cuando se despertó. Era el alba, y el sol estaba empezando a subir al cielo. - ¡Que suerte! -exclamó contento- casi me duermo. |
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Un rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
- ¿Por qué no has salido a pescar? -* le pregunto el industrial. - Porque ya he pescado bastante hoy - le respondió el pescador. - ¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas? - insistió el industrial. - ¿Y qué iba a hacer con ello? - preguntó a su vez el pescador. - Ganarías más dinero - fue la respuesta - De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo. - ¿Y qué haría entonces? - preguntó de nuevo el pescador. - Podías sentarte y disfrutar de la vida - respondió el industrial. - ¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento? - respondió el satisfecho pescador. |
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Después de haber saqueado una ciudad, un hombre estaba tratando de vender una valiosa alfombra, parte del botín:
- ¿Quién me da cien piezas de oro por esta alfombra? - gritaba el hombre por las calles del pueblo. Habiendo realizado la venta, se le aproximó al vendedor un compinche del saqueo y le preguntó: - ¿Porqué no pediste más por esa incalculable alfombra? El individuo le respondió: - ¿Pero es que existe un número mayor que cien? |
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ahora tú, que leíste y te reíste del "individuo" por no conocer un número mayor... conoces la mayor aspiración posible de la vida??? o sólo te conformas con lo q viste en los medios? ser popular, famoso, dinero, etc??? bien, para pensar es la frase amigo, a veces no pides mas, porq no conoces algo mayor saludos |
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Joshu preguntó al mestro Nanse, “¿Cuál es el verdadero Camino?”
Nansen respondió, “El camino de cada día es el verdadero Camino”. Joshu preguntó, “¿Puedo estudiarlo?”. Nansen respondió, “Cuanto más lo estudies, más te alejarás del Camino”. Joshu pregunto, “Si no lo estudio, cómo puedo conocerlo?”. Nansen respondi´, “El Camino no es de las cosas que se ven, ni de las cosas que no se ven. No es de las cosas conocidas, ni de las cosas desonocidas. No lo busques , ni lo estudies, ni lo nombres. Para alcanzarlo, ábrete con la amplitud del cielo”. |
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Un Maestro decía:
- Desgraciadamente, es más fácil viajar que detenerse. Los discípulos quisieron saber por qué. - Porque mientras viajas hacia una meta, puedes aferrarte a un sueño; pero cuando te detienes, tienes que hacer frente a la realidad - Pero entonces, ¿cómo vamos a poder cambiar si no tenemos metas ni sueños? - preguntaron perplejos los discípulos. - Para que un cambio sea real, tiene que darse sin pretenderlo. Haced frente a la realidad y, sin quererlo, se producirá el cambio. |
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Era un discípulo honesto y de buen corazón, pero todavía su mente era un juego de luces y sombras y no había recobrado la comprensión amplia y conciliadora de una mente sin trabas.
Como su motivación era sincera, estudiaba sin cesar y comparaba credos, filosofías y doctrinas. Realmente llegó a estar muy desconcertado al comprobar la proliferación de tantas enseñanzas y vías espirituales. Así, cuando tuvo ocasión de entrevistarse con su instructor espiritual, dijo: - Estoy confundido. ¿Acaso no existen demasiadas religiones, demasiadas sendas místicas, demasiadas doctrinas si la verdad es una? Y el maestro repuso con firmeza: - ¡Qué dices, insensato! Cada hombre es una enseñanza, una doctrina. Aunque haya muchas vías, en última instancia sigue tu propia senda interior. |
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Granadas para curar
"Un estudiante fue con un maestro para aprender el arte de curar. Vieron venir a un paciente y el maestro dijo: -Este hombre necesita granadas para curar. El estudiante recibió al paciente y le dijo: -Tiene usted que tomar granadas, es todo lo que necesita. El hombre se fue protestando y probablemente no consideró en serio el consejo. El estudiante corrió a su maestro y preguntó qué es lo que había fallado. El maestro no dijo nada y esperó a que de nuevo se dieran las circunstancias. Pasó un tiempo y el maestro dijo de otro paciente: -Ese hombre necesita granadas para curar, pero esta vez seré yo quién actúe. Le recibió y se sentaron, hablaron de su familia, de su trabajo, de su situación, dificultades e ilusiones. El maestro con aire pensativo dijo como para sí mismo: -Necesitarías algún fruto de cáscara dura, anaranjada, y que en su interior contenga granos jugosos de color granate. El paciente interrumpió exclamando: -¡Granadas!, ¿y eso es lo que podría mejorarme?. El paciente curó y el estudiante tuvo una ocasión más para aprender. El remedio es la mitad de la cura, la otra mitad es la respuesta de aquel a quien se cura." |
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Día tras día, el discípulo hacía la misma pregunta:
- ¿Cómo puedo encontrar a Dios? Y día tras día recibía la misteriosa respuesta: - A través del deseo. - Pero ¿acaso no deseo a Dios con todo mi corazón? Entonces ¿por qué no lo he encontrado? Un día mientras se hallaba bañándose en el río en compañía de su discípulo, el Maestro le sumergió bajo el agua, sujetándole por la cabeza, y así lo mantuvo un buen rato mientras el pobre hombre luchaba desesperadamente por soltarse. Al día siguiente fue el Maestro quien inició la conversación: - ¿Por qué ayer luchabas tanto cuando te tenia yo sujeto bajo el agua? - Porque quería respirar. - El día que alcances la gracia de anhelar a Dios como ayer anhelabas el aire, ese día te habrás encontrado.* |
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Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto*había visto hasta entonces.
- ¿Quién eres tú? - le preguntó al mar la muñeca de sal. Con una sonrisa, el mar le respondió: - Entra y compruébalo tú misma. Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: - ¡Ahora ya sé quién soy!. |
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Un hombre después de pensarlo se decidió a reparar una vieja casa que tenía en una granja. Entonces, contrató a un carpintero que se encargaría de todos los detalles logísticos de restauración.
Un día decidió ir a la granja, para verificar como iban todos los trabajos. Llegó temprano y se dispuso a colaborar en los quehaceres que realizaba el carpintero. Ese día parecía no ser el mejor para el carpintero. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder dos horas de trabajo. Después de repararla, un corte de electricidad en el pueblo le hizo perder dos horas más de trabajo. Tratando de recuperar el tiempo, partió dos cierras de su cortadora. Ya finalizando la jornada, el pegamento que disponía no le alcanzaba para mezclar su fórmula secreta de acabado. - Anuncio - Revolucionaria colección de Coaching, Audios y Videos que cambiarán TU vida... Descúbrelo HOY >>> Después de un día tan irregular, ya disponiéndose para ir a su casa, el camión se le negaba a arrancar. Por supuesto, el dueño de la granja se ofreció a llevarlo. Mientras recorrían los hermosos paisajes de la granja, él iba en silencio meditando. Parecía un poco molesto por los desaires que el día le había jugado. Después de treinta minutos de recorrido llegaron a la casa del carpintero, y de sorpresa lo invitó para que conociera a su familia. Mientras se dirigían a la puerta, el carpintero se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, de color verde intenso y por demás hermoso. Tocó varias ramas con sus manos, mientras admiraba sus preciosas hojas. Cuando abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas y alegría. Sus hijos se lanzaron sobre él, dando vueltas en la sala. Le dio un beso a su esposa y lo presentó. Le invitó un refresco y una suculenta empanada. Ya despidiéndose, lo acompañó hasta el auto. Cuando pasaron nuevamente cerca del árbol, la curiosidad fue grande y le preguntó acerca de lo que había visto hacer un rato antes. Le recordó su conducta con el árbol. ¡Ohh!, ese es mi árbol de los problemas, contestó. Y luego procedió a explicar y dijo: sé que no puedo evitar tener dificultades en mi trabajo, percances y alteraciones en mi estado de ánimo. Pero una cosa si es segura: Esos problemas no pertenecen ni a mi esposa y mucho menos a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el “árbol de los problemas” cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo nuevamente, porque tengo que solucionarlos. Lo divertido es, dijo sonriendo el carpintero, que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior. El dueño de la granja se subió a su auto, meditando sobre la estrategia del carpintero para ser más feliz y evitar contaminar el hogar con los problemas laborales. Entonces se dijo, valió la pena el paseo de hoy. Llegó a la granja y se dispuso a seleccionar su árbol de los problemas. Y desde entones cada vez que llegaba a su hogar ya saben lo primero que hacía. “Tenemos que saber que el mundo sólo se puede captar mediante la acción y no la contemplación. El impulso más poderoso, en el ascenso del hombre, es el placer que le produce su propia habilidad. Gocemos haciendo lo que hacemos bien, y habiéndolo hecho bien, gocémonos haciéndolo mejor y lo que no sabemos aprendámoslo y gocemos aprendiendo y luego seremos mejores porque habremos aprendido con gozo”. |
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Quien esté listo para entender ésa verdad, la recibirá, quien nó... no la recibirá por más q le expliques toda la vida, y aunque parezca recibirla, no le será provechosa Si ése "enfermo" del cuento sólo curará al ser sugestionado, al ser nuevamente sugestionado por la enfermedad, caerá enfermo de nuevo Un buen maestro curará a ésa persona de ser "sugestionable" Pero el cuento no trata de un buen maestro, sino de un chamullero, no es zen |
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After Kakua visited the emperor he disappeared and no one knew what became of him. He was the first Japanese to study Zen in China, but since he showed nothing of it, save one note, he is not remembered for having brought Zen into his country.
Kakua visited China and accepted the true teaching. He did not travel while he was there. Meditating constantly, he lived on a remote part of a mountain. Whenever people found him and asked him to preach he would say a few words and then move to another part of the mountain where he could be found less easily. The emperor heard about Kakua when he returned to Japan and asked him to preach Zen for his edification and that of his subjects. Kakua stood before the emperor in silence. He then produced a flute from the folds of his robe, and blew one short note. Bowing politely, he disappeared. |
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El sultán estaba desesperado por no encontrar un nuevo recaudador.
- ¿No hay ninguna persona honesta en este país que pueda recaudar los impuestos sin robar dinero? – se lamentó el sultán. Acto seguido llamó a su consejero más sabio y le explicó el problema. - Anunciad que buscáis un nuevo recaudador, Alteza – dijo el consejero- - y dejadme a mí el resto. Se hizo el anuncio y aquella misma tarde la antecámara del palacio estaba llena de gente. Había hombres gordos con trajes elegantes, hombres delgados con trajes elegantes y un hombre con un traje vulgar y usado. Los hombres de los trajes elegantes se rieron de él. - El sultán, por supuesto, no va a seleccionar a un pobre como su recaudador – dijeron todos. Por fin entró el sabio consejero. - El sultán os verá a todos en seguida – dijo - - pero tendréis que pasar de uno en uno por el estrecho corredor que lleva a sus aposentos. El corredor era oscuro y todos tuvieron que ir palpando con sus manos para encontrar el camino. Por fin, todos se reunieron ante el sultán. - ¿Qué hago ahora? – susurró el sultán. - Pedid que bailen todos – dijo el hombre sabio. Al sultán le pareció extraña aquella medida, pero accedió, y todos los hombres empezaron a bailar. - Nunca en mi vida he visto unos bailarines tan torpes – dijo el sultán - - Parece que tienen pies de plomo. Sólo el hombre pobre pudo saltar mientras bailaba. - Este hombre es vuestro nuevo recaudador – dijo el hombre sabio- - Llené el corredor de monedas y joyas y él fue el único que no llenó sus bolsillos con las joyas robadas. El sultán había encontrado un hombre honrado. |
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El pingüino y el canguro
Había una vez un canguro que era un auténtico campeón de las carreras, pero al que el éxito había vuelto vanidoso, burlón y antipático. La principal víctima de sus burlas era un pequeño pingüino, al que su andar lento y torpón impedía siquiera acabar las carreras. Un día el zorro, el encargado de organizarlas, publicó en todas partes que su favorito para la siguiente carrera era el pobre pingüino. Todos pensaban que era una broma, pero aún así el vanidoso canguró se enfadó muchísimo, y sus burlas contra el pingüino se intensificaron. Éste no quería participar, pero era costumbre que todos lo hicieran, así que el día de la carrera se unió al grupo que siguió al zorro hasta el lugar de inicio. El zorro los guió montaña arriba durante un buen rato, siempre con las mofas sobre el pingüino, sobre que si bajaría rondando o resbalando sobre su barriga... Pero cuando llegaron a la cima, todos callaron. La cima de la montaña era un cráter que había rellenado un gran lago. Entonces el zorro dio la señal de salida diciendo: "La carrera es cruzar hasta el otro lado". El pingüino, emocionado, corrió torpemente a la orilla, pero una vez en el agua, su velocidad era insuperable, y ganó con una gran diferencia, mientras el canguro apenas consiguió llegar a la otra orilla, lloroso, humillado y medio ahogado. Y aunque parecía que el pingüino le esperaba para devolverle las burlas, éste había aprendido de su sufrimiento, y en lugar de devolvérselas, se ofreció a enseñarle a nadar. Aquel día todos se divirtieron de lo lindo jugando en el lago. Pero el que más lo hizo fue el zorro, que con su ingenio había conseguido bajarle los humos al vanidoso canguro. |
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-¿Cómo es que usted se inició en la vida espiritual? –preguntó uno de los discípulos al maestro Sufi Shams Tabrizi.
-Mi madre decía que yo no estaba lo suficientemente loco como para internarme en un hospicio, ni era lo suficientemente santo para entrar en un monasterio –respondió Tabrizi. –Entonces decidí dedicarme al sufismo, donde aprendemos a través de la meditación libre. -¿Y cómo le explicó eso a su madre? -Con la siguiente fábula: alguien le acercó un patito a una gata para que la gata lo tomara a su cargo. Este seguía a su madre adoptiva por todas partes, hasta que un día, ambos llegaron frente a un lago. Inmediatamente el patito entró en el agua, mientras que la gata, desde la orilla, gritaba: “¡Sal de ahí! ¡Te vas a morir ahogado!” Y el patito respondió: “No, madre, descubrí lo que es bueno para mí, y esto es que estoy en mi ambiente. Voy a continuar aquí, aunque tú no sepas lo que significa un lago.” |
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e dice, que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa.
¡Qué lugar tan agradable! El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera y se topó con una puerta semiabierta. Lentamente se adentró en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1000 perritos más observándolo, tan fijamente, como él les observaba a ellos. El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él. Cuando el perrito salió del cuarto se quedó pensando para si mismo: - ¡Qué lugar tan agradable! - Voy a venir más seguido a visitarlo. ¡Que lugar tan horrible! Tiempo después, otro perrito callejero, entró en el mismo edificio y llegó a la misma habitación. A diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 perritos, se sintió amenazado, ya que lo estaban mirando de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente los otros 1000 perritos grunieron igual que él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los 1000 perritos le ladraron ferozmente. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: - ¡Que lugar tan horrible es éste! - ¡Qué perros más desdagradables y agresivos! - Nunca más volveré a entrar allí. En la pared de dicha casa, se podría ver un viejo letrero que decía: - La casa de los 1000 espejos. - Y es que todos los rostros del mundo son nuestros espejos. |
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na pareja de recién casados, se mudó para un barrio muy tranquilo.
La primera mañana en la casa, mientras tomaba café, la mujer vió a través de la ventana, que una vecina colgaba sábanas en el tendedero y dijo: - ¡Que sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero! - ¿Quizás necesita un jabón nuevo? - Me agradaría ayudarla a lavar las sábanas. El marido miró y quedó callado. Y así, cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, mientras la vecina tendía sus ropas al sol y el viento. Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas limpias, y dijo al marido: - Mira, ella aprendió a lavar la ropa … - ¡Qué bien! El marido le respondió: - Mmm … no es lo que piensas. - Hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana. Maestro: todo depende del estado de la ventana, a través de la cual observamos los hechos. Antes de criticar, conviene que averiguamos si hemos limpiado el corazón para poder ver más claro. |
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CUENTO EL DIA EN QUE JESUS GUARDO SILENCIO (PARABOLA) (por Anónimo)
Aún no llego a comprender cómo ocurrió, si fue real o un sueño. Solo recuerdo que ya era tarde y estaba en mi sofá preferido con un buen libro en la mano. El cansancio me fue venciendo y empece a cabecear. En algún lugar entre la semi-consciencia y los sueños, me encontré en aquel inmenso salón, no tenia nada en especial salvo una pared llena de tarjeteros, como los que tienen las grandes bibliotecas. Los ficheros iban del suelo al techo y parecía interminable en ambas direcciones. Tenían diferentes rótulos. Al acercarme, me llamó la atención un cajón titulado "muchachas que me han gustado" Lo abrí descuidadamente y empecé a pasar las fichas. Tuve que detenerme por la impresión, había reconocido el nombre de cada una de ellas: !se trataba de las muchachas que a mí me habían gustado!!! Sin que nadie me lo dijera, empecé a sospechar de dónde me encontraba. Este inmenso salón, con sus interminables ficheros, era un crudo catálogo de toda mi existencia. Estaban escritas todas las acciones de cada momento de mi vida, pequeños y grandes detalles, momentos que mi memoria ya había olvidado. Un sentimiento de expectación y curiosidad, acompañado de intriga empezó a recorrerme mientras abría los ficheros al azar para explorar su contenido. Algunos me trajeron alegría y momentos felices, otros por el contrario, un sentimiento de vergüenza y culpa tan intensos que tuve que volverme para ver si alguien me observaba. El archivo "Amigo" estaba al lado de "Amigos que traicioné" y "Amigos que abandoné cuando mas me necesitaban". Los títulos iban de lo mundano a lo ridículo. "Libros que he leído", "Mentiras que he dicho", "Consuelo que he dado", "Chistes que conté", otros títulos eran: "Asuntos por los que he peleado con mis hermanos", "Cosas hechas cuando estaba molesto", "Murmuraciones cuando Mamá me reprendía de niño", "Videos que he visto" No dejaba de sorprenderme de los títulos. En algunos ficheros había muchas más tarjetas de las que esperaba y otras veces menos de las que yo pensaba. Estaba atónito del volumen de información de mi vida que había acumulado. Sería posible que hubiera tenido el tiempo de escribir cada una de esas millones de tarjetas? Pero cada tarjeta confirmaba la verdad. Cada una escrita con mi letra, cada una llevaba mi firma. Cuando vi el archivo "Canciones que he escuchado" quedé atónito al descubrir que tenía mas de tres cuadras de profundidad y, ni aún así, vi su fin. Me sentí avergonzado, no por la calidad de música, si no por la gran cantidad de tiempo que demostraba haber perdido. Cuando llegué al archivo: "Pensamientos lujuriosos" un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sólo abrí el cajón unos centímetros Me avergonzaría de conocer su tamaño. Saqué una ficha al azar y me conmoví por su contenido; me sentí asqueado al constatar "ese" momento, escondido en la obscuridad, había quedado registrado. No necesitaba ver más. Un instinto animal afloró en mi. Un pensamiento dominaba mi mente: Nadie debe entrar jamás a este salón! Tengo que destruirlo! En un frenesí insano arranqué un cajón, tenía que vaciar y quemar su contenido. Pero descubrí que no podía siquiera desglosar una sola del cajón. Me desesperé y traté de tirar con más fuerza, sólo para descubrir que eran más duras que el acero cuando intentaba arrancarlas. Vencido y completamente indefenso, devolví el cajón a su lugar. Apoyando mi cabeza al interminable archivo, testigo invencible de mis miserias, empecé a llorar En eso el título de un cajón pareció aliviar en algo mi situación: "Personas a las que les he compartido el evangelio". La manija brillaba, y al abrirlo, encontré menos de 10 tarjetas. Las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos. Lloraba tan profundo que no podía respirar; caí de rodillas al suelo llorando amargamente de vergüenza. Un nuevo pensamiento cruzaba mi mente: nadie deberá entrar a este salón, necesito encontrar la llave y cerrarlo para siempre. Y mientras me limpiaba las lágrimas, lo vi. !Oh no!, ! Por Favor no! !El no!, cualquiera menos Jesús!!. Impotente vi cómo Jesús abría cajones y leía cada una de mis fichas. No soportaría ver su reacción. En ese momento no deseaba encontrarme con su mirada. Intuitivamente Jesús se acercó a los peores archivos. Porqué tiene que leerlos todos?. Con tristeza en sus ojos, buscó mi mirada y yo bajé la cabeza de vergüenza, me llevé las manos al rostro y empecé a llorar de nuevo. Él, se acercó, puso sus manos en mis hombros. Pudo haber dicho muchas cosas, pero El no dijo una sola palabra. Allí estaba junto a mí, en silencio. Era el día en que Jesús guardó silencio y lloró conmigo. Volvió a los archivadores y, desde un lado del salón, empezó a abrirlos, uno por uno, y en cada tarjeta firmaba su nombre sobre el mío. !NO!!, le grité corriendo hacia él. Lo único que atiné a decir fue solo! No!, !No!, !No! cuando le arrebaté la ficha de su mano. Su nombre no tenía porque estar en esas fichas. No eran sus culpas!!, Eran las mías!!. Pero allí estaban, escritas en un rojo vivo. Su nombre cubrió el mío, escrito con su propia sangre. Tomó la ficha de mi mano, me miró con una sonrisa triste y siguió firmando las tarjetas. No entiendo cómo lo hizo tan rápido. Al siguiente instante lo vi cerrar el último archivo y venir a mi lado. Me miró con ternura a los ojos y me dijo: Consumado Es, Esta Terminado, Yo He Cargado Con Tu Vergüenza Y Culpa. En eso, salimos juntos del salón, Salón que aún permanece abierto. Por que todavía faltan más tarjetas que escribir. Aún no sé si fue un sueño, una visión, o una realidad Pero, de lo que si estoy convencido, es que la próxima vez que Jesús vuelva a ese salón, encontrará mas fichas de qué alegrarse, menos tiempo perdido y menos fichas vanas y vergonzosas. Gracias Jesús por haber hecho que esta reflexión llegara a mí |
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Cuando el maestro se hizo viejo y enfermó, los discípulos no dejaban de suplicarle que no muriera.
El maestro les dijo: - Si yo no me voy, ¿cómo podréis llegar a ver? - ¿Y qué es lo que no vemos mientras tú estás con nosotros? – preguntaron ellos. Pero el maestro no dijo ni una palabra. Cuando se acercaba el momento de su muerte, los discípulos le preguntaron: - ¿Qué es lo que vamos a ver cuando tú te hayas ido? Y el maestro, con una pícara mirada en los ojos, respondió: - Todo lo que he hecho ha sido sentarme a la orilla del río y daros agua. - Cuando yo me haya ido, confio en que sepáis ver el río. |
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- Maestro, tengo un problema con mi hijo
- Me trajo las notas del colegio, una alta calificación en dibujo y una pésima calificación en matemáticas. - ¿Qué harás? – dijo el maestro - ¡Lo pondré de inmediato a tomar clases particulares con un profesor de matemáticas! - Necio, ponlo de inmediato a tomar clases particulares con un profesor de dibujo. - Todos servimos para algo pero no todos servimos para lo mismo. |
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¿Por qué gritan?
Un día preguntó un sabio a sus amigos lo siguiente : -¿ Por qué la gente se grita cuando están enojados ? Los hombres pensaron unos momentos: - Porque perdemos la calma – dijo uno – por eso gritamos. - Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?, preguntó el sabio-. ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al sabio. Finalmente él explicó: - Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro, a través de esa gran distancia. Luego, el sabio preguntó: - ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. El sabio continuó: – Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuán cerca están dos personas cuando se aman. Luego, el sabio dijo: -Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso. |
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En la época que buscaba la iluminación, Marpa, que fue más tarde el maestro del gran Milarepa, se topó un día en un camino con un anciano encorvado bajo un pesado fardo.
De repente tuvo la intuición de que este anciano poseía la clave de su búsqueda espiritual. Le dijo a distancia: - Dime maestro .. ¿qué es la iluminación? El hombre se detuvo y, sin decir una palabra, depositó su saco en el suelo. Marpa, que miraba fija e intensamente al anciano, sacudió la cabeza: - Por fin he comprendido qué es la iluminación. - Gracias. - ¿Pero qué hay después? Por toda respuesta el anciano levantó su fardo, lo volvió a colocar sobre sus espaldas y reanudó su camino. |
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A un cojo, que sufre por tener una pierna más corta que la otra, un sabio le aconseja:
- Deja de odiar tu pierna corta - Identifícate con ella - Entonces, cesando de quejarte, sentirás con alegría que tu pierna larga es un regalo Microcuento de Alejandro Jodorowsky |
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Gracias por compartirlo. |
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