Hay veces que la soledad cala, pero de ir algun lugar o hacer algo que me gusta solo a quedarme en mi casa, sin duda que prefiero lo primero.

Al hilo de este mantra que se nos repite, per secula seculorum, sobre la desgracia que supone la soledad, yo preguntaría que es más desagradable, la propia soledad o la compañía de la gente.

Vale, admitamos que estar solo es terrible porque uno no puede compartir nada con los demás y no se puede sentir apoyado, pero ¿acaso no estamos solos por nuestra incapacidad manifiesta de poder relacionarnos?, ¿no es eso lo que nos perturba?.

Rodeados de gente la ansiedad se dispara, la inquietud nos ahoga, la insatisfacción nos mata y el dolor nos estremece. La compañía lleva aparejada la intranquilidad. La propia inercia de nuestra condición humana nos "obliga" a buscarla, a riesgo de aumentar ese sensación de malestar que tanto nos produce el no sabernos al margen de todo y de todos.

Resumiendo:No tenemos remedio.
Y...puestas asi las cosas, quizas lo mejor, sea tantear,que es lo que nos produce menos infelicidad.

Ansiedad, inquietud, insatisfacción, dolor, estremecerse, ahogarse son todas cosas que sientes cuando estás vivo. Pero te has olvidado del infinito, el único, el incomparable placer que se produce en cualquier ser humano cuando no se siente en la soledad más absoluta. Y es que alguna vez lo hemos sentido y sabemos que existe y ya no nos podemos engañar diciéndonos que es imposible o que no merece la pena. Compartir lo que sea, con quien sea, pero con satisfacción, con complicidad, uniendo mentes y almas, es la felicidad y existe, y estamos condenados a buscarla durante toda la vida por muchas dificultades que vayamos encontrando porque, simplemente, no hay otro camino.