![]() |
Re: Los mitos de la inmigración
Cita:
|
Bueno, el capital siempre ha buscado la manera de abaratar la mano de obra. Siguiendo un principio muy básico de economía de mercado para bajar el precio de algo se inunda de oferta.
El siglo pasado los empresarios "lograron" la liberación de la mujer, osea, ponerla a trabajar en sus fábricas, este siglo será el de la "globalización" y el fin de las fronteras. Algo, en sí mismo bueno, pero utilizado con fines perversos. |
El debate sobre la inmigración
Por Lorenzo Bernaldo de Quirós La Ilustración Liberal La inmigración se ha convertido en uno de los temas centrales de la agenda política del nuevo siglo. Por un lado, un gran número de países industrializados necesita importar mano de obra, con el fin de cubrir puestos de trabajo para los cuales no hay oferta doméstica (cualificada o no cualificada), y de financiar sus costosos sistemas de protección social. Por otro lado, en las sociedades desarrolladas, para algunos sectores de la opinión pública, los inmigrantes aparecen como una amenaza para las oportunidades de empleo de sus trabajadores menos cualificados, e incluso para la pervivencia de su cultura, de su identidad. Entre esos dos extremos se mueve el debate sobre la inmigración en Estados Unidos y, sobre todo, en Europa. En España, la discusión planteada alrededor de la Ley de Inmigración y Extranjería muestra la actualidad del tema. La cuestión central estriba en cómo es posible reconciliar la necesidad económica de importar capital humano, con las resistencias políticas y sociales planteadas a tal iniciativa. Por el momento, el ideal de una inmigración libre no es un objetivo alcanzable y debe ser atemperado por el realismo. En este artículo se va a realizar una somera exposición de algunos de los tópicos más relevantes sobre la inmigración. En primer lugar, se apuntarán algunas de las causas que impulsan la demanda de fuerza laboral extranjera en las sociedades desarrolladas; en segundo lugar, se formularán las principales consecuencias económicas de la inmigración y, finalmente, se realizará una serie de consideraciones sobre las grandes líneas que podrían orientar una política sensata de inmigración. Necesitamos inmigrantes Desde un punto de vista teórico, la libre circulación de personas es una manifestación de la libertad individual, de los ideales tradicionales del liberalismo. Durante el siglo XIX, en el hemisferio occidental, la libertad de inmigración era prácticamente total. Un ciudadano europeo podía moverse con total libertad desde Gibraltar hasta las fronteras de la Rusia zarista. En el Diecinueve, América recibió sesenta millones de inmigrantes, casi todos procedentes de la Vieja Europa. Hasta poco antes de la Gran Guerra (1914-18), no se establecieron cuotas ni restricciones importantes a los flujos externos de personas. Desde entonces, las políticas de inmigración de la mayoría de las economías avanzadas se hicieron cada vez más duras. En Europa, se practicó una estrategia más flexible desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta los años setenta, fecha a partir de la cual la emigración económica comenzó a restringirse de nuevo. En los ochenta y en los noventa, los países europeos han recibido flujos migratorios en buena parte ilegales y en buena parte políticos (refugiados) . Las medidas de control de esos flujos no han surtido demasiado efecto. Sólo en Europa entran entre 400.000 y medio millón de inmigrantes ilegales al año. La evolución demográfica de los estados de la Unión Europea es uno de los argumentos más poderosos a la hora de explicar la demanda de inmigrantes. En los inicios del siglo XXI, Europa es un área envejecida. Algunos datos ofrecidos por la División de Población de las Naciones Unidas ilustran este problema. Para mantener estable la población en edad de trabajar entre el 2000 y el 2050, dadas las actuales tasas de nacimientos y de muertes, Alemania deberá importar 487.000 inmigrantes/año, Francia 109.000 y la Unión Europea (UE) en su conjunto 1,6 millones. Las cifras resultan todavía más dramáticas si se tiene en cuenta la ratio trabajadores/pensionistas. Para estabilizar esta variable, Alemania ha de atraer 3,6 millones de inmigrantes/año, Francia 1,8 y la UE, 13,5. Esto significa que los estados de la Europa rica se verán obligados a incorporar a sus mercados laborales un creciente número de ciudadanos extracomunitarios. De lo contrario, pesará sobre las futuras generaciones de europeos una carga fiscal creciente, para cubrir los costes del Estado del Bienestar, que puede llegar a ser insoportable y puede frenar de modo drástico el crecimiento económico. La selección natural de la inmigración Por lo que se refiere a la oferta, una de las proposiciones clásicas en la literatura económica sobre la inmigración es que los ciudadanos que deciden emigrar son los "mejores" dentro de sus respectivos mercados laborales. Los estudios empíricos realizados muestran que los inmigrantes suelen ser más capaces, más agresivos, más emprendedores que los que deciden permanecer en su lugar de origen . Esta favorable autoselección de la oferta es más intensa cuanto mayores sean los costes de emigrar y los potenciales beneficios obtenidos de esa decisión, extremo que no se produce en el caso de los refugiados políticos y de la inmigración ilegal. El coste de emigrar incluye los derivados del transporte, de la búsqueda de empleo o de la instalación en una sociedad extraña, y también otros de índole no económica (adaptación a una nueva cultura). Por otra parte, los inmigrantes tienden a poseer características muy deseables desde el punto de vista económico. Comparados con los habitantes del estado anfitrión de su mismo sexo y edad, su actitud ante la actividad económica tiende a ser mucho más dinámica. En un reciente estudio se extraen las siguientes conclusiones para EE.UU., Canadá, Israel, Gran Bretaña y Australia, países con una dilatada experiencia en la importación de capital humano: Primera, su tasa de participación en la fuerza laboral es mayor que la de la población de los estados a los cuales emigran. Segunda, ahorran más porque son más jóvenes (la teoría del ciclo vital muestra que la gente ahorra durante su vida activa y consume cuando se retira). Tercera, suelen trabajar más duro. Y cuarta, presentan una mayor propensión a iniciar actividades empresariales y al autoempleo. Algunas mentiras sobre los inmigrantes Al mismo tiempo, los diversos trabajos empíricos realizados en distintos países arrojan tres resultados de suma trascendencia: los inmigrantes no cometen más delitos que la población nativa, sus niveles de paro no superan a los del resto de la población activa y (para bien o para mal) su tasa de fertilidad no es más alta. Así pues, la hipótesis según la cual altas tasas de inmigración implican una elevada criminalidad, un abultado desempleo y una explosión demográfica que puede cambiar radicalmente la composición de la población en los países receptores, no está apoyada por los hechos; es, simplemente, falsa. ¿Por qué unos países son más atractivos que otros para la inmigración? La respuesta a esta pregunta es muy compleja. Las economías que ofrecen mayores oportunidades de prosperar, un marco de libertad y un Estado de Derecho han sido tradicionalmente los destinos favoritos de los inmigrantes. Los EE.UU., Argentina o Australia en el siglo XIX son buenas muestras de ello. Sin embargo, muchas personas eligen dónde emigrar porque ya conocen a gente que vive allí. En estos casos, el inmigrante valora junto a las ventajas materiales que puede obtener, otros elementos que le ayudan a adoptar una determinada decisión. En los últimos tiempos, la posibilidad de beneficiarse de los programas asistenciales del país anfitrión se ha convertido en uno de los motores que impulsan los movimientos migratorios, sobre todo hacia Europa. La localización de la inmigración en ciertos estados europeos, por ejemplo Francia y Alemania, obedece en gran medida a las generosas prestaciones sociales ofrecidas a los inmigrantes, tanto si tienen trabajo, como si no lo tienen. Esto se traduce en un hecho: los inmigrantes toman de la sociedad anfitriona más de lo que aportan, lo que genera un clima hostil hacia ellos. El argumento político más poderoso contra los inmigrantes es que quitan puestos de trabajo a la población nativa y, por tanto, aumentan el desempleo. La lógica es simple: si el número de empleos es fijo y los extranjeros ocupan algunos trabajos, hay menos disponibles para los nativos. En teoría, el incremento de la oferta laboral producido por los flujos migratorios en algunos sectores, mercados o industrias puede tener "algún" impacto sobre los salarios y/o el empleo. Incluso es posible que en ellos se produzca una elevación temporal del paro hasta que la economía se ajuste. Sin embargo, los estudios realizados sobre esta cuestión muestran la inexistencia de más paro y salarios más bajos para los trabajadores domésticos, en los sitios en los cuales la participación de los inmigrantes en la fuerza laboral es mayor. Por añadidura, la inmigración contribuye de una forma significativa al progreso económico del país receptor. Los inmigrantes trabajan y producen bienes y servicios. Reciben una parte de los beneficios de esa actividad productiva a través de sus salarios, que utilizan para pagar su inmediato consumo, y también ahorran para consumir más tarde. La aportación de la inmigración a la economía anfitriona no se agota ahí. Los nativos se benefician también de los impuestos pagados por los trabajadores foráneos y del capital humano de los inmigrantes. El factor determinante del nivel de vida de un país es la productividad de las personas que producen bienes y servicios. Ésta viene determinada por la educación, por la cantidad de capital disponible, por la eficiencia con la cual se usa ese capital, por el progreso tecnológico y por la innovación. La presencia de esos dos últimos factores depende del conocimiento, del capital intelectual existente en una sociedad. A largo plazo, el impacto más importante de los inmigrantes sobre el progreso económico de un país es su contribución al "stock" de conocimientos disponible. La inmigración afecta a la productividad y a la tecnología al estimular a los trabajadores foráneos y a los domésticos a crear nuevas ideas que son una mezcla de las traídas por los inmigrantes y de las existentes en el país receptor. Al mismo tiempo, la afluencia de inmigrantes aumenta el tamaño del mercado, favorece la especialización productiva e impulsa al alza la productividad. La inmigración ilegal Hasta ahora, el análisis se ha centrado solamente en la inmigración legal. Ahora bien, la ilegal se ha convertido en una fuente de creciente preocupación. Aunque no existen datos precisos sobre esta realidad (aquí se han ofrecido algunos), los disponibles sugieren la presencia de un grave problema. Sin tener en cuenta sus implicaciones sociales, la inmigración ilegal erosiona el buen funcionamiento del sistema económico, que exige a quienes participan en él la aceptación de las mismas reglas del juego. Además, la tolerancia ante la inmigración ilegal induce a quienes aspiran a convertirse en inmigrantes legales a actuar de la misma forma. A pesar de todo, la lucha contra las entradas ilegales de mano de obra extranjera tiene elevados costes materiales e inmateriales y su eficiencia puede ser escasa. Como en el caso de la economía sumergida, la existencia de una elevada inmigración ilegal sugiere la presencia de un marco regulatorio inadecuado, que resulta incoherente con la necesidad de importar capital humano del exterior. En este sentido, lo más inteligente es reducir los costes de la legalidad, es decir, aumentar el abanico de opciones para ser un inmigrante legal. Esta medida no eliminaría las entradas ilegales pero sí las reduciría. El número total de inmigrantes que se desea legalmente admitir es el elemento clave de la política de inmigración. Si ninguno de los candidatos a entrar en un país tiene posibilidades de hacerlo, la única opción que le resta es hacerlo de manera ilegal. Si todos los inmigrantes pueden acceder legalmente al país deseado, la discusión carece de sentido. En Europa y, en concreto, en España la alternativa es clara: es necesario un aumento sustancial del número de inmigrantes existente en el país. En este contexto, una estrategia de inmigración selectiva ofrece muchas variantes: seleccionar a los inmigrantes por su nivel educativo, discriminar en beneficio de unos países y en perjuicio de otros, conceder la residencia a los estudiantes extranjeros que cursan sus estudios en el país anfitrión etc. Todas estas medidas inspiran y están incorporadas a la mayoría de las legislaciones sobre el tema. Sin embargo no parecen capaces de afectar de forma sensible al volumen de la inmigración ilegal. |
Hola a todos
... La Inmigracion es un tema que me parece complejo sin embargo dare unas opiniones personales Lo ideal seria que la inmigracion fuera legal... porque? porque seria la unica manera en que habria mutuo consentimiento y me imagino que al haber papeles se establece mas o menos que la persona que emigra se debe adecuar a las leyes de ese país. Ahora la inmigracion ilegal con todo respeto es una invasion(aunque de una persona necesitada economicamente...) pero sigue sinedo invasion. Este es un mundo competitivo y materialista y todos nos acoplamos a el o deberiamos, no es una hermandad juntada en una sola gran nacion (el mundo esta dividido geograficamente en paises) ... y ademas en ideologias, costumbres, mmmm definitivamente no es una hermandad. Sin embargo al ser este un mundo competitivo y materialista los inmigrantes van en busca de una vida mejor, porque quieren obtener mas bienes materiales del que pueden en su país de origen... es decir quieren darle lo necesario a su familia. Esto es comprensible sin embargo a veces como en el caso de Mexico y EU que son vecinos territoriales, existe rechazo hacia la cultura de ambos, prejuicios etc ( en muchas personas, no todas y no siempre racismo) :arrow: En este tipo de casos me pregunto si es lo mejor la inmigracion, pues poniendo el caso hipotetico de que a mi me desagrada la cultura de EU y soy mexicano ademas odio al gobierno acusandolo de ser el creador de la perdicion en el mundo (exagerando un poquito :lol: ) No creen que me veria hipocrita al inmigrar sin papeles engañando a la autoridad para servir al gobierno de ese país con mi trabajo. P :cry: Por eso pienso que es un tema muy complejo, porque tambien podria ser el caso de que yo como mexicano realmente tenga una necesidad de sacar a mi familia de la miseria ( que obviamente hay muchos casos en mexico) y lo unico que me importa es eso, ni los prejuicios, ni la cultura, etc, solo quiero trabajar. En este caso si que pareceria lo mas justo que si mi pais no me puede dar lo suficiente, lo intente en otro pais. Por eso no puedo rechazar la inmigracion (pricipalmente ilegal) puesto que depende de mi situacion economica. Bye espero que me den su opinion |
Cita:
¿No os parece muy fuerte que nosotros tengamos tiempo y recursos para estar discutiendo este tema a través de internet, con nuestros ordenadores, y que en este preciso instante haya gente que la está diñando de hambre o por falta de acceso a la sanidad? ¿Realmente vivimos con tanta estrechez como para afirmar que está amenazado nuestro modo de vida? ¿La culpa de que el trabajo esté cada vez peor es de los inmigrantes o de plutocracias ambiciosas y explotadoras, que nunca tienen suficientes beneficios, y que al hecho de no sacar el máximo ya lo llaman perder? ¿Realmente nos sentimos cómodos en un mundo donde un tipejo como Beckham le regala a su novia un consolador de dos millones de dólares, mientras otros no tienen donde caerse muertos? ¿Dónde estan entonces los que ven al culpable siempre en el mas débil, pero no tienen valor de señalar las aberraciones y abusos de los mas poderosos? Vivo en mi casa con un matrimonio boliviano. Son "ilegales". Ellos están aquí trabajando para sacar adelante a su hijo y poder tener una casa. Estamos muy enfadados con ellos por ser ilegales y estar aquí mandando dinero a Bolivia. Pero ni siquiera se nos ocurre pensar si ese dinero puede compararse al que están sacando nuestras multinacionales del gas y del petróleo en su país, Bolivia. NOSOTROS TAMBIEN ESTAMOS EN SUS PAÍSES, tratando de sacar el mayor partido de sus recursos, SIN QUE REDUNDE EN EL MEJORAMIENTO DE SUS PROPIAS NACIONES. ¿Cuanto tiempo mas podremos seguir manteniendo nuestra isla-fortaleza, alimentada con los recursos de los demás (como el combustible de sangre-petróleo de Irak), y tratando de que los demás no nos invadan? ¿Es tan irreprochable nuestro modo de vida y nuestra sociedad, que podemos identificar inmediatamente al culpable en los desgraciados que vienen en patera? Post Data: Pequeña nota-ejemplo ilustrativo a pie de página: Cita:
|
Cita:
Dices si no sería hipócrita emigrar ilegalmente a Estados Unidos engañando a su autoridad. Pero fíjate por ejemplo el modo en que U.S.A está arruinando a los agricultores de tu país con una inundación masiva de grano barato subvencionado, con el que tus compatriotas no pueden competir, y todo gracias al acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA). Están literalmente creando desiertos y pobreza donde antes había campos de cultivo. Es solo un ejemplo. Y es que resulta muy visible la entrada de espaldas-mojadas y cayucos, pero no son tan llamativos los chanchullos y negociazos de algunos depredadores, tras bambalinas y en la intimidad de despachos, o via telemática, internet, video-conferencia. Eso ni se nota. O por lo menos algunos no lo quieren ver. Saludos |
Si queremos que alargar lo inevitable:
Yo creo que el tema se podría atajar desde varios frentes: en primer lugar castigando severamente al empresario que contrate ilegalmente a inmigrantes sin papeles ya que perjudica tanto al inmigrante como a las luchas obreras que consiguieron que un trabajador español ganara un salario y unas condiciones laborales dignas. Segundo, fichando como delincuente a todo inmigrante que acceda ilegalmente a nuestro país y cerrarle las puertas si quiere volver a entrar en unos años. Tercero, endurecer la política de inmigración ya que toda Europa se queja de cómo la administramos. Y cuarto, premiar la natalidad a los ciudadanos españoles. Si no queremos alargar lo inevitable: Dejar las fronteras abiertas y acabar todos en la miseria. En unas décadas o cientos de años "puede" que resurgiera otro mundo de las cenizas. |
Nadie aquí ha demostrado que fuésemos a acabar todos en la miseria más rápido abriendo las puertas que manteniéndolas cerradas. Puede muy bien suceder lo contrario.
Lo ideal sería que no hubiera fronteras. |
Modo irónico on.
Si, las fronteras deben tener ciertas propiedades osmóticas. Deben permitir el paso de capitales pero no de personas. Y por supuesto en el sentido adecuado. Capitales desde los países esquilmados hacia los desarrollados, pero no de personas, excepto en el sentido también adecuado, de miserables de vuelta hacia sus países. Modo irónico off. Una observación curiosa: ¿Por qué se recordará tan a menudo la tasa de inmigrantes en las cárceles, pero no suele hacerse lo mismo con la tasa de esos mismos inmigrantes en los equipos de fútbol de primera división? ¿El orgullo patrio no se vé afectado cuando un deportista de piel oscura y un contexto sociocultural "inasimilable" marca un gol? ¿El gol es nuestro pero el que lo ha marcado no lo es? ¿Son Etoo, Ronaldinho, Ronaldo o Roberto Carlos de Madrid o Barcelona? Para lo bueno si... |
Ya se ha hablado aquí varias veces de cuestiones similares. Cada uno lo quiere todo para sí, y a los demás que les zurzan. Uno defiende sus intereses por encima de todo, con cualquier recurso, mientras cuando los demás se resisten a ser más explotados o avasallados, se invoca el relativismo moral y se acusa de carcas a los que creen en la justicia o el respeto. Y así nos va: no aprenderemos hasta que todos los tercermundistas se harten de verdad, empuñen sus hoces y vengan aquí a cortarnos los cojones. Será difícil que nos defendamos: nos tocan tres atacantes a cada uno.
|
La franja horaria es GMT +1. Ahora son las 23:46. |
Desarrollado por: vBulletin® Versión 3.8.11
Derechos de Autor ©2000 - 2025, Jelsoft Enterprises Ltd.