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Mi mundo ideal seria sin personas que te traicionen
ni te te hagan sentir que vos no vales nada.

Y con bon jovi al lado mio obvio!!! jajajaaj!!!!

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Parece ser que un sabio dijo que uno de los secretos de la felicidad es no esperar nada de la vida, lo que se podría también entender como no hacerse ilusiones con nada. Si no te ilusionas al fin y al cabo no tendrás que pasar por la a veces dura desilusión.

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En ocasiones me gustaria que el mundo fuera como en la pelicula "equilibrium" donde nadie siente nada... aunque en el fondo se que no me gustaria renunciar a todo sentimiento, pero cuando me siento muy mal, como hoy, es un buen lugar para pasar el dia =)

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Hola! Has visto la peli "a ciegas" Bueno, pues eso sería mi mundo perfecto. Es broma jeje. Mi mundo ideal es vivir en una isla desierta, comer cocos y bananas, y solo con mi familia.

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Un mundo perfecto sería aquel en el que no metería la pata constantemente, sabría relacionarme, podría tener una conversación tranquila, incluso alegre, sabría cuando se pueden hacer bromas y cuando no...es decir, sería completamente distinto a como soy.

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Yo ahora estoy en el mismo dilema que se plantea en esa película ¿Qué es mejor, no sentir nada o vivir angustiado por las emociones? Me explico, en su momento, deje la medicación, el "prozium" de la película y opté por sentir, en vez de vivir como un robot. Ahora me encuentro, años después, con la misma situación pero a la inversa ... La emociones, la ansiedad y el insomnio están acabando conmigo, me ahogan, no me permiten funcionar y están interfiriendo en mis relaciones con los demás ¿Qué hago? ¿Qué haríais vosotros?
¿Me engancho de nuevo a las pastillas o trato por otros medios de controlar la ansiedad? Admito sugerencias, porque ya pedí cita y estoy dándole vueltas a la cabeza sobre ir o no ir... sentir o no sentir ... ser o no ser, he aquí la cuestión ....

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bien dicho

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Hola Mopita, yo pasé por la misma situación.

Lo que has de hacer es lo siguiente: Si has dejado de tomar medicación y no sabes si tomarla, sigue así hasta que no puedas más y vayas de cabeza a por las pastillas. Sinó estarás siempre preguntandote que es mejor. Y una vez la tomes pues puedes hacer lo mismo.

Entre mis problemas tambien está el insomnio. Deje de tomar pastillas un buen tiempo y la experiencia fue muy mala, pero almenos me "conciencie" (siempre queda un poco de duda) de que tenia que tomar medicación para tener una vida normal.

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Hace poco, como un mes, tuve una probada de un mundo perfecto. Soy de la Ciudad de México, y como sabrán, prácticamente es aquí donde supuestamente hubo el brote inicial de la susodicha influenza. Cuando las autoridades "pararon" casi todas las actividades, ver la ciudad así de vacía, como pueblo fantasma, eso sí que me fascinó (considerando que diariamente tengo que salir, fue un regocijo ver una minoría de gente). Si toda esa gente que estaba a la vista hubieran sido l@s que valen la pena, l@s que saben lo que es sufrir y que valorarían de diferente forma a su prójimo y a todos los seres, con esos me quedaba. Una limpia, una purga de la humanidad. Quizá me escucho (me leo) agresivo, pero esa es la verdad, ésa fue una muestra de mi mundo perfecto, casi sin humanos y sus palabrerías absurdas, y sólo con algunos cuantos sobrevivientes que valieran la pena (es la parte que no se me cumplió y que sólo pude idealizar).

Saludos a todos por aquí.

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Yo me conformaria con un mundo en el que todos tuvieran esa moral que Fernando Pessoa en el Libro del desasosiego llama como "amabilidad de viaje", sin tanta figura autoritaria y fanatismos que te dicen lo que debes hacer:

“Así como lo sepamos o no, todos tenemos una metafísica, así también, ya lo queramos o no, todos tenemos una moral. Tengo una moral muy simple – no hacer a nadie ni mal ni bien. No hacer mal a nadie, porque no sólo reconozco en los demás el mismo derecho que juzgo me cabe de que no me molesten, sino que entiendo que bastan los males naturales como mal que debe haber en el mundo. Vivimos todos en este mundo, a bordo de un barco que ha zarpado de un puerto que desconocemos hacia un puerto que ignoramos; debemos tener los unos para con los otros una amabilidad de viajeros. No hacer el bien, porque no sé qué es el bien, ni si lo hago cuando creo que lo hago. ¿Acaso sé yo los males que desencadeno cuando doy limosna? ¿Acaso sé yo los males que provoco si educo o instruyo? En la duda me abstengo. Y creo, incluso, que auxiliar o aclarar es, en cierto modo, hacer el mal de intervenir en la vida ajena. La bondad es un capricho temperamental: no tenemos el derecho de convertir a los otros en víctimas de nuestros caprichos, aunque sean de humanidad o ternura. Los beneficios son cosas que se inflingen; por eso los abomino fríamente.”