Iniciado por duhkha
(Mensaje 233591)
Yo en parte comprendo la actitud de muchos que creen que es lamentable exponer nuestras intimidades a gente desconocida que seguramente no le va a importar nada nuestros problemas. En este foro es más difícil, pero en otros foros lo más probable es que muchos, no sólo no les importaría, sino que incluso podrían burlarse de lo que dijésemos.
Puede parecer desde luego una pérdida de respeto hacia uno mismo, pero ¿qué es esa pérdida de respeto? Simplemente se expone a otros algo que uno siente.
Los que padecemos ciertas fobias o timideces estamos y vivimos proyectados en los demás, lo que hace que nuestro estado sea un reflejo de lo que percibimos de los demás, vivimos emocionalmente del exterior.
Puede parecer paradójico que una actitud vital de miedo e introversión, de aislamiento, sea fruto de vivir demasiado pendiente de los demás; pero ese estar pendiente de los demás siempre, siempre, tiene como objetivo final, como enorme y omnipresente final estrechado del embudo existencial, el Yo, el uno mismo magnificado y sobredimiensionado. Así, extrañamente, somos seres egoístas incapaces de alejarnos de la órbita del ego, teniendonos siempre presentes, siempre en mente hagamos lo que hagamos, sintamos lo que sintamos, escuchemos lo que escuchemos; ahí estoy yo, teniéndome en cuenta para todo, tomándome a mí mismo como referencia de todo lo que capto. De este modo todo lo exterior nos afecta y condiciona. Y si le damos mayor importancia a lo negativo, a lo que nos da miedo, es porque cualquier hecho, cualquier objeto, que amenace al Yo, implica un riesgo de que ese Yo, nuestra propia conciencia, sea aniquilada, de que se le elimine, una especie de peligro de muerte más o menos intenso a cada momento. Y, nos guste o no, tendemos a la supervivencia como afán prioritario. ( Otra cuestión interesante sería hasta qué punto debería uno "olvidarse" de sí mismo, para empezar a disfrutar lo que le ofrece la vida, qué es lo que aporta de bueno esa extroversión, y también tener en cuenta que no es que la introversión sea rechazable o perjudicial como tal, sino el desajuste, el desequilibrio, el exceso de dicha introversión cuando notamos que vivimos atravesando un pasadizo existencial que de tan angosto nos provoca angustia y rozaduras )
Al ser tan sensibles y a la vez tan cohíbidos, los estados más superficiales que muestran los demás son los que más nos afectan y condicionan (no profundizamos, son ya los estímulos emocionales más superficiales en el otro suficientes para herirnos e iniciar la retirada afectiva). Y lo peor, a menudo prefiguramos, predecimos desde nuestro miedo cuál va a ser la opinión o el sentimiento que hacia nosotros van a sentir, lo que es un refuerzo del aislamiento emocional; evitamos posibles, repito, posibles disgustos mayores, a cambio de un continuo sentimiento de frustración y congoja hacia el exterior y el prójimo en concreto, siempre presente, pero controlable y soportable por carecer de imprevistos y sobresaltos.
Sin embargo creo que lo adecuado en una persona sin estos complejos y miedos es lo contrario; no vivir proyectado en los demás ( es decir, no ser, comportarse, pensar, sentir, etc, en función del binomio aprobación-desaprobación del otro), sino proyectar su interior emocional a los demás, y no ser receptivo únicamente a lo que nos vulnera y duele en una u otra forma, como una esponja que filtra lo bueno y deja pasar sólo lo malo, sino receptivo a la totalidad del prójimo y el mundo, con lo bueno y lo malo. Y ser receptivo hacia no implica dejarse condicionar por, desde luego. Los hay que viven irradiando su persona y los que viven absorbiendo las radiaciones de los demás. Todos en mayor o menor grado irradiamos y absorbemos por igual, desde luego, pero es cuando la diferencia es demasiado grande que se produce el desajuste, el desequilibrio fatal que provoca la fobia social, la timidez, el miedo en general al otro, a determinadas cosas, al mundo en general.
Así pues, no hay un valor objetivo de dignidad en exponer a otros nuestras penas y dolores, sino que en mi opinión lo único que existe es, ante todo, la apreciación propia y subjetiva de lo que significa mostrarnos al prójimo, confesarnos a él, y la apreciación propia y personal del prójimo al que nos confesamos. Si uno, siéndose sincero, se siente ruin, patético, humillado, por decir en un foro que es virgen, no tiene trabajo, ni amigos, ni tiene nada, tanto como si lo dice en persona, no sólo se sentirá así, sino que es muy probable que transmita a los demás ese estado y por cierta resonancia emocional sea el estado que los demás sientan hacia él. El problema o el alivio de un foro es que transmitir estados sólo a través de letras es muy complicado, más cuando la gente en general tiende a escribir 4 líneas.
Yo no sé qué espera la gente que podamos sentir hacia nadie si nos transmite una información tan básica a través de un medio tan limitado como la escritura con 2 líneas contadas y sin arriesgarse emocionalmente en lo que escribe; de ahí a que la mayoría de las veces se saque lo que se siente hacia alguien que escribe únicamente desde el que lee, es decir, se crea un estado afectivo emocional unidireccional, sin verdadera comunicación ni participación recíproca. No hay intercambio, no hay contacto. El que lee es el único que participa y el único que aporta sus propias emociones y afectos hacia el que escribe.
Por eso, si alguien cree que el que escribe ha faltado su dignidad y es patético, lo más probable es que ese sentimiento sea el que él sentiría si el mismo escribiera algo parecido, ya que al no haber comunicación, el lector se pone en el papel del que escribe sin más referencia emocional que la suya propia.
Sí, todo esto para decir que.... depende :-D, y que animarse a escribir los propios problemas en un foro para muchas personas ya supone un cambio de actitud, entre las que me incluyo.
Un saludo!
P.D.
Siempre lo digo, pero el ser humano viene a ser muy olvidadizo con lo que exculpa y suaviza la figura del prójimo y sirve como excusa para descargar en otros nuestras frustraciones, o sea que lo vuelvo a repetir.
Agrada a mi vanidad y orgullo propios el escribir esto, desde luego, pero no me acaba tampoco de gustar que al final resulte tan frío e impersonal, y por supuesto soy consciente, aunque me rechinen los dientes al admitirlo, que me he equivocado. Me gustaría que tomarais lo escrito como un saludable ejercicio de gimnasia mental, pero va a ser complicado cuando yo mismo lo he tomado como agradable auto halago :roll:
Sigo de algún modo sintiendo el vago presentimiento que todo nuestro problema es tan sencillo de asimilar, aceptar y así superar, como cuando se intuye de repente algo, en un chispazo de comprensión, y se exclama "¡ claro, era esto, pero si era tan sencillo...!
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